¿Quién pagará la fiesta?
Hola gente, amigos y no tan amigos. Por si quedaban dudas, ya se puede dar la respuesta sobre quien pagará los excesos que está cometiendo el gobierno nacional usando la tarjeta de plástico: nosotros y vosotros, nunca ellos. Y se puede decir cómo lo estamos pagando: con el odioso impuesto inflacionario sobre una presión fiscal insólitamente elevada, que le permite al gobierno seguir aumentando mes a mes sus niveles de recaudación fiscal nominal. Así cualquiera, como diría mi abuela, aunque en el esquema hay una trampita: la inflación desacelera a la economía, aumenta los niveles de pobreza e indigencia, retrasa la paridad cambiaria, frena potenciales inversiones de aquí y de afuera, aleja al país de los mercados de capitales para financiar los compromisos que vienen, minimiza la creación de empleo y, todo eso junto, espanta a los aterrorizados votantes. “Gordito –me dijo hace un rato Patricia Paltrow, un poco estresada porque el Don Jones sigue sin repuntar y los mercados hoy cayeron tipo paliza-…Mirá, podrán pagar cash al club de París pero eso no es una entrada a Roland Garrós ni al perdón del Juez Griessa, ni te asegura que los mercados financieros te vuelvan a comprar bonitos argentinos. Los muchachos de aquí no son tontos y saben que esta maniobra de Kricri es para evitar pasar por la auditoria del FMI, darse el gusto del tren bala y no terminar con la mentira del Indek. Conclusión, sigue la cosmética, cerraron los ojos y aceleraron el rumbo hasta que choquen con la famosa realidad. ¿Me entendés flaquito?”.
Eso fue todo, y me colgó, aunque antes de hacerlo bromeó un poquito: “Baby, ahora entre los demócratas se pondrá de moda ese jueguito llamado tiro al blanco”, se rió ella solita, y apretó End. ¿Se refería a Jorge Bush o a John McCain? Junous. me acababa de llamar por el celular para preguntarme cuál es el precio de la soja que hace que la Argentina entre en Game Over, Jaque Mate o como quieran llamarlo. Mi respuesta, que es de un amigo que sabe más que yo de estos números, fue “unos 400 dólares por tonelada en Chicago”, more o less, lo que disminuiría drásticamente el superávit comercial y la recaudación fiscal (con impuesto inflacionario y todo), afectando más y más a la famosa demanda de dinero (de pesos, claro). Pero bueno, siempre se le puede echar la culpa de todo a la crisis económica mundial y listo, inventarse alguna conspiración, quejarse que no te dejaron gobernar e irse ofendido a una islita en Venezuela.
Así que desayuné con el televisor encendido, pero como la realidad era muy dura (ahora seguramente vendrá retomar el control de los ferrocarriles, mal administrados por el famoso sector privado) cambié al Canal Fashion TV, ya saben que yo soy medio frívolo y me gusta empezar el día de buen humor.
Capítulo I, ya recuperamos los aviones para la soberanía nacional, ¿ahora Jaimito va por los trenes?
Mirando por TV las sesiones del Congreso (tanto en Diputados como en Senadores) en donde se aprobó por una mayoría cómoda la re-estatización de Aerolíneas Argentinas, Su Compañía, tuve un deja vú inesperado. Volvió a mi memoria aquel momento en que Adolfo Rodríguez Sáa declaró el default de la deuda pública de la Argentina, hacia fines de 2001 o principios de 2002. Los muchachos se levantaban de sus sillones y aplaudían por la travesura que estaban cometiendo y se felicitaban entre ellos, sin saber que aquel era un nuevo paso del país para alejarse del mundanal ruido. No era el primero, recuerdo que en aquel entonces tuve a su vez otro deja vú, esta vez en la plaza de Mayo, cuando Leopoldo Galtieri le declaraba la guerra a los ingleses (con la Otan incluida) con aquella memorable frase “si quieren venir que vengan”. Y vinieron, claro que vinieron. Etcétera. En este caso, vi a muchos legisladores del oficialismo, y de la oposición también, felicitándose por haber devuelto a Aerolíneas Argentinas, Su Compañía, al Estado, quien sin duda bajo la eficiente gestión de Ricardo Jaime, alias Jaimito, saneará la empresa destruida por los insensatos empresarios capitalistas españoles que la llevaron al borde mismo de la quiebra… Conclusión número uno: ahora los argentinos, nosotros y vosotros, pero no ellos, deberemos financiar a esta nueva-vieja empresa aérea (con muchos más pilotos que aviones), desde la desconocida deuda, estimada en unos 900 millones de dólares, más los nuevos gastos operativos, que se estiman en unos 45 millones de dólares adicionales por mes. Tengo un amigo economista al que no puedo mencionar, quien hizo una sencilla cuenta mientras estábamos en el Seven Eleven de San Isidro el otro día, con la calculadora de su simple teléfono celular (no necesitó ni una Palm ni un IPhone para pensar un poco). “Mirá –me dijo mientras se comía un alfajor de maicena-, si tomamos los datos conocidos que dicen que hay 9000 empleados en Aerolíneas, y a cada uno le pagamos un promedio generoso de 2.000 dólares por mes de sueldo y los mandamos a la casa a descansar (de tanto hacer huelga, claro) mientras se crea una nueva línea aérea privada que tome las rutas de AA y Austral, y que luego los absorba, el costo será de 18 millones de dólares por mes, bastante menos que los 45 millones que costará mantener desde ahora a Su Compañía (¿la de Jaimito?) y que pagaremos nosotros, todos nosotros, los contribuyentes cumplidores”. Yo calculé mentalmente y pensé que 45-18 era igual a 27, que será el costo mensual extra que los simpáticos legisladores repentinamente amantes de la soberanía y la patria nos harán pagar a los argentinos por el capricho de re-estatizar AA y Austral, olvidando que estas líneas fueron privatizadas justamente porque el Estado había demostrado que no era un buen empresario para administrar este tipo de emprendimientos. Lo recordé a Rodoflo Terragno, quien aún antes que llegara Carlos Menem al poder en 1989 y como miembro del gobierno de Raúl Alfonsín, estuvo a punto de privatizar Aerolíneas y transferirla a SAS, aunque toda la operación fracasó porque los radicales, también, eran estatistas (y parece que lo siguen siendo), y no estaban preparados para la idea de un Estado que se dedicara a regular y contralar bien y promover la competencia, pero no a administrar empresas con la plata de los contribuyentes, esto es, nosotros y vosotros, nunca ellos. Pero al mismo tiempo que se tramitaba esto en el Congreso, Kricri se desayunó con otro acto de soberanía nacional: arregló todo para pagarle la deuda al Club de París, al contado claro, nosotros cuando cumplimos lo hacemos a todo o nada. En estos días se ha debatido y escrito mucho sobre este tema y han quedado ya varias conclusiones, no los quiero aburrir, pero es claro que… · Se pagará al Club de París al contado para no tener que soportar una auditoría del FMI que, seguramente, se vería obligado al menos a pedir la regularización del Indek y que se establezca una política antiinflacionaria en serio, y no esta de ahora, que es de mentiritas. · Se tomó la decisión en el más alto nivel del gobierno, sin consultarle por ejemplo a Martín Redrado, Presidente del BCRA, quien en los hechos será quien firme la transferencia por los casi 7.000 millones de dólares, que saldrán de la posición de reservas de libre disponibilidad, que quedarán en un nivel de luz amarilla en momentos en que en los últimos meses se registró una salida de capitales desde la Argentina cercana a 10.000 millones de dólares, que no se observa totalmente en el nivel de las reservas internacionales porque buena parte de estos capitales salieron de los ingresos generados por el todavía elevado alto superávit comercial. ¿Y si baja la soja a 400 dólares en Chicago? ¿Y si se pulveriza el superávit comercial y persiste el goteo de salida de capitales que no se ha interrumpido? · La razón aducida para explicar que con esta movida la Argentina recuperará el crédito internacional y volverá al “club de países en serio” fue desmentida rápidamente por la realidad: el riesgo país no bajó como se esperaba y hoy había traspasado los 700 puntos (para arriba), lo que significa que la Argentina necesita bastante más que desembolsar “a lo macho” casi 7.000 millones de dólares para recuperar la confianza perdida en el mundo. La conclusión es sencillita: esta operación revela que el verdadero objetivo del gobierno es continuar profundizando, sin cambios substanciales, la actual “política económica”, por ponerle algún nombre. Y de paso daría luz verde a la concreción del famoso Tren Bala. Los países del Club de París no protestaron, claro, porqué iban a hacerlo, ni tampoco aplaudieron como los empresarios satélites del Poder que celebraron esta estrategia en el salón Blanco de la Casa Rosada, lo que revela, claramente, que el gobierno mantiene a rajatabla la soberanía nacional así como la cultura nacional (en Frankfurt, claro), mientras las distorsiones macro y microeconómicas siguen aumentando a niveles que, en algún momento, podrían ser de no retorno. Y hoy, otra vez sopa, apareció un misterioso “estallido social” alrededor del ferrocarril Sarmiento, aunque más pareció un estallido planificado que espontáneo, haciendo pensar a muchos que ahora el gobierno (que no pudo, ni supo y quizá tampoco quiso) ahora va por el contról estatal de los trenes, hoy por hoy concesionados en manos privadas.
Capítulo II, sube el dólar, bajan los commodities
Dejándose de lado los errores propios que comete una y otra vez el actual gobierno nacional (con reminiscencias de El Coyote, aquel animalito que nunca pudo alcanzar al correcaminos) y que en estos años estuvieron amortiguados por el espectacular clima económico internacional, ahora esto último está cambiando. La paliza de los mercados observada hoy en el mundo anticipa que no habrá desacople, que los emergentes también sufrirán esta crisis que ya castiga a los Estados Unidos, a Europa y a los países asiáticos desarrollados o no tanto. La baja del petróleo, que en otras circunstancias hubiera sido una gran noticia, fue leída por los mercados como un anticipo de más desaceleración-recesión en el mundo desarrollado, que empieza a transmitirse al grupo de países que integran el llamado “resto del mundo”.
Capítulo I, ya recuperamos los aviones para la soberanía nacional, ¿ahora Jaimito va por los trenes?
Mirando por TV las sesiones del Congreso (tanto en Diputados como en Senadores) en donde se aprobó por una mayoría cómoda la re-estatización de Aerolíneas Argentinas, Su Compañía, tuve un deja vú inesperado. Volvió a mi memoria aquel momento en que Adolfo Rodríguez Sáa declaró el default de la deuda pública de la Argentina, hacia fines de 2001 o principios de 2002. Los muchachos se levantaban de sus sillones y aplaudían por la travesura que estaban cometiendo y se felicitaban entre ellos, sin saber que aquel era un nuevo paso del país para alejarse del mundanal ruido. No era el primero, recuerdo que en aquel entonces tuve a su vez otro deja vú, esta vez en la plaza de Mayo, cuando Leopoldo Galtieri le declaraba la guerra a los ingleses (con la Otan incluida) con aquella memorable frase “si quieren venir que vengan”. Y vinieron, claro que vinieron. Etcétera. En este caso, vi a muchos legisladores del oficialismo, y de la oposición también, felicitándose por haber devuelto a Aerolíneas Argentinas, Su Compañía, al Estado, quien sin duda bajo la eficiente gestión de Ricardo Jaime, alias Jaimito, saneará la empresa destruida por los insensatos empresarios capitalistas españoles que la llevaron al borde mismo de la quiebra… Conclusión número uno: ahora los argentinos, nosotros y vosotros, pero no ellos, deberemos financiar a esta nueva-vieja empresa aérea (con muchos más pilotos que aviones), desde la desconocida deuda, estimada en unos 900 millones de dólares, más los nuevos gastos operativos, que se estiman en unos 45 millones de dólares adicionales por mes. Tengo un amigo economista al que no puedo mencionar, quien hizo una sencilla cuenta mientras estábamos en el Seven Eleven de San Isidro el otro día, con la calculadora de su simple teléfono celular (no necesitó ni una Palm ni un IPhone para pensar un poco). “Mirá –me dijo mientras se comía un alfajor de maicena-, si tomamos los datos conocidos que dicen que hay 9000 empleados en Aerolíneas, y a cada uno le pagamos un promedio generoso de 2.000 dólares por mes de sueldo y los mandamos a la casa a descansar (de tanto hacer huelga, claro) mientras se crea una nueva línea aérea privada que tome las rutas de AA y Austral, y que luego los absorba, el costo será de 18 millones de dólares por mes, bastante menos que los 45 millones que costará mantener desde ahora a Su Compañía (¿la de Jaimito?) y que pagaremos nosotros, todos nosotros, los contribuyentes cumplidores”. Yo calculé mentalmente y pensé que 45-18 era igual a 27, que será el costo mensual extra que los simpáticos legisladores repentinamente amantes de la soberanía y la patria nos harán pagar a los argentinos por el capricho de re-estatizar AA y Austral, olvidando que estas líneas fueron privatizadas justamente porque el Estado había demostrado que no era un buen empresario para administrar este tipo de emprendimientos. Lo recordé a Rodoflo Terragno, quien aún antes que llegara Carlos Menem al poder en 1989 y como miembro del gobierno de Raúl Alfonsín, estuvo a punto de privatizar Aerolíneas y transferirla a SAS, aunque toda la operación fracasó porque los radicales, también, eran estatistas (y parece que lo siguen siendo), y no estaban preparados para la idea de un Estado que se dedicara a regular y contralar bien y promover la competencia, pero no a administrar empresas con la plata de los contribuyentes, esto es, nosotros y vosotros, nunca ellos. Pero al mismo tiempo que se tramitaba esto en el Congreso, Kricri se desayunó con otro acto de soberanía nacional: arregló todo para pagarle la deuda al Club de París, al contado claro, nosotros cuando cumplimos lo hacemos a todo o nada. En estos días se ha debatido y escrito mucho sobre este tema y han quedado ya varias conclusiones, no los quiero aburrir, pero es claro que… · Se pagará al Club de París al contado para no tener que soportar una auditoría del FMI que, seguramente, se vería obligado al menos a pedir la regularización del Indek y que se establezca una política antiinflacionaria en serio, y no esta de ahora, que es de mentiritas. · Se tomó la decisión en el más alto nivel del gobierno, sin consultarle por ejemplo a Martín Redrado, Presidente del BCRA, quien en los hechos será quien firme la transferencia por los casi 7.000 millones de dólares, que saldrán de la posición de reservas de libre disponibilidad, que quedarán en un nivel de luz amarilla en momentos en que en los últimos meses se registró una salida de capitales desde la Argentina cercana a 10.000 millones de dólares, que no se observa totalmente en el nivel de las reservas internacionales porque buena parte de estos capitales salieron de los ingresos generados por el todavía elevado alto superávit comercial. ¿Y si baja la soja a 400 dólares en Chicago? ¿Y si se pulveriza el superávit comercial y persiste el goteo de salida de capitales que no se ha interrumpido? · La razón aducida para explicar que con esta movida la Argentina recuperará el crédito internacional y volverá al “club de países en serio” fue desmentida rápidamente por la realidad: el riesgo país no bajó como se esperaba y hoy había traspasado los 700 puntos (para arriba), lo que significa que la Argentina necesita bastante más que desembolsar “a lo macho” casi 7.000 millones de dólares para recuperar la confianza perdida en el mundo. La conclusión es sencillita: esta operación revela que el verdadero objetivo del gobierno es continuar profundizando, sin cambios substanciales, la actual “política económica”, por ponerle algún nombre. Y de paso daría luz verde a la concreción del famoso Tren Bala. Los países del Club de París no protestaron, claro, porqué iban a hacerlo, ni tampoco aplaudieron como los empresarios satélites del Poder que celebraron esta estrategia en el salón Blanco de la Casa Rosada, lo que revela, claramente, que el gobierno mantiene a rajatabla la soberanía nacional así como la cultura nacional (en Frankfurt, claro), mientras las distorsiones macro y microeconómicas siguen aumentando a niveles que, en algún momento, podrían ser de no retorno. Y hoy, otra vez sopa, apareció un misterioso “estallido social” alrededor del ferrocarril Sarmiento, aunque más pareció un estallido planificado que espontáneo, haciendo pensar a muchos que ahora el gobierno (que no pudo, ni supo y quizá tampoco quiso) ahora va por el contról estatal de los trenes, hoy por hoy concesionados en manos privadas.
Capítulo II, sube el dólar, bajan los commodities
Dejándose de lado los errores propios que comete una y otra vez el actual gobierno nacional (con reminiscencias de El Coyote, aquel animalito que nunca pudo alcanzar al correcaminos) y que en estos años estuvieron amortiguados por el espectacular clima económico internacional, ahora esto último está cambiando. La paliza de los mercados observada hoy en el mundo anticipa que no habrá desacople, que los emergentes también sufrirán esta crisis que ya castiga a los Estados Unidos, a Europa y a los países asiáticos desarrollados o no tanto. La baja del petróleo, que en otras circunstancias hubiera sido una gran noticia, fue leída por los mercados como un anticipo de más desaceleración-recesión en el mundo desarrollado, que empieza a transmitirse al grupo de países que integran el llamado “resto del mundo”.
al correcaminos o seguirá fracasando?
No parece que esto debiera asustar demasiado. Los ciclos económicos no habían muerto pese a los pronósticos de la nueva economía y a los intentos de creer que estos se podían minimizar manejando las tasas de interés de corto plazo, como lo hiciera el venerable Alan Greenspan, quien sin darse cuenta fabricó la burbuja inmobiliaria que ha explotado finalmente, mientras él jugaba a tratar de comprender su famosa “exuberancia irracional” y trataba de desentrañar el “conundrum” (¿rompecabezas?). Lastima que no le pidió consejo a su primo Woody Allen. Ocurre que en el mundo la oferta y la demanda siguen funcionando razonablemente bien, que los fundamentos de la mayoría de los países del mundo no muestran desequilibrios inquietantes y que el actual piloto Ben Bernanke (el nuevo titular de la Fed, que se pasó la vida estudiando la crisis del ’29 para que la historia no vuelva a repetirse) tiene un buen diagnóstico de los orígenes de la crisis financiera norteamericana, con lo que viene manejando el temporal bastante bien y evitando males mayores. Así que sufrirán los países que han hecho las cosas mal, más allá de los avatares y la gran volatilidad de estos días y una desaceleración de la economía internacional que ya está ocurriendo.
Y uno de los países que hizo las cosas soberanamente mal, en mi opinión, fue la Argentina, que nunca leyó las fábulas de la cigarra y la hormiga, o la vieja historia sobre las vacas gordas y las vacas flacas.
Epílogo, el gobierno sigue gastando a cuenta, mientras la soja le canta quiero vale cuatro
Amigos y no tan amigos. Somos soja-dependientes, mérito de la “política económica” oficial que afectó severamente la rentabilidad de las otras actividades agropecuarias. Los dos famosos superávit gemelos (el saldo comercial y el saldo fiscal) dependen de que la soja no caiga a menos de 400 dólares la tonelada, en Chicago. Hoy la soja se ubica en 470 dólares, more o less, y la pregunta del millón es si llegará a caer a esos 400 dólares, un 15% adicional. ¿Puede ocurrir eso? ¿Puede seguir fortaleciéndose el dólar en el mundo? Puede ocurrir, y ni hablar si los mercados se asustan y hay una sobre-reacción. Si ello ocurre, el superávit comercial caerá fuertemente. Y el superávit fiscal, también. Con estas tendencias posibles por delante, diría que probables, las decisiones tomadas por el gobierno en estos días (el Poder Ejecutivo y el Legislativo) de usar en exceso la tarjeta de plástico y hacerla “de goma” para subsidiar los desequilibrios crecientes, pagarle cash al Club de París (¿para recuperar el crédito o para salvar el Tren Bala?) y re-estatizar Aerolíneas Argentinas, Su Compañía) parecen cuando menos inconvenientes y riesgosas, ideologías aparte. Sobre todo en un país que tiene serios vencimientos de su deuda pública en 2009, y un dólar retrasado que podría sufrir fuertes presiones domésticas si, además de la inflación interna, se esta moneda sigue subiendo en el mundo.
La verdadera soberanía, así, no es ser independientes y vivir con lo nuestro hasta el punto de vivir en otro planeta, sino saber insertarse en un mundo interdependiente, serio y competitivo, respetando las reglas del juego y aprendiendo a negociar con adultez, respeto, firmeza (que no es prepotencia) e inteligencia. Sencillito, es la manera sana de relacionarse con los demás, en la vida, en la política, en todo.
Eso es todo por hoy, un abrazo, ajusten sus cinturones de seguridad, y los otros también.
Insostenible
¿Quien pagará esta fiesta?
Un abrazos y hasta la Victoria Secret.
(como diría el gatito de Nik)
El Hombre Electrónico
(políticamente incorrecto)
(políticamente incorrecto)
Tengo un par de observaciones, Daniel. No hace falta que la soja baje del rango 470/480 de hoy, suficiente con que se mantenga en ese rango 6 meses y vas a tener protestas masivas del campo nuevamente que ve cómo le siguen aumentando los costos internos y el yuyo no le compensa esos incrementos yendo al alza; así las cosas, los KK tendrán que abrir la caja y darles más subsidios o bién, lisa y llanamente, bajar las retenciones por menor rentabilidad. Y bién sabemos que los K tienen una urna en la cabeza y el año que viene hay elecciones, así que el gasto dudo que baje. Respecto al incremento de precios versus recaudación, vamos a tener los efectos de la curva de Tanzi (la recaudación empieza a correr de atrás a la recaudación por menor actividad económica derivada del enfriamiento, siendo que ya estamos en una fase inercial, a lo sumo no se dispara más producto del parate y frío en los bolsillos). Respecto a la revaluación del dólar, mi humilde teoría es que la política de EEUU no lo dejará llevar más de 1,30 contra el Euro; necesitan disminuir el déficit comercial y con los salvatajes actuales y los que se vienen, seguirán emitiendo. Creo que la revaluación es más fruto de la debilidad europea que la fortaleza americana. Además, qué sentido tendría que muchas firmas empiecen a pensar en volver a producir en EEUU si de golpe y rápidamente, les revalúan el dólar, no te parece? En cuanto a China, su bolsa viene derrapando feo desde sus máximos un año atrás -los chinos entraron como caballos a jugar a la bolsa, no tienen experiencia capitalista y el efecto pobreza se hará sentir- y con el enfriamiento de la economía, sus excedentes de producción que no puedan colocar en EEUU o Europa, los volcarán a los emergentes o bién, a su propio mercado.
ResponderEliminarHola, estoy aprendiendo a responder estos comentarios, con poco éxito. Ante todo, en lo posible te pido que te identifiques para saber con quien estoy hablando. Con respecto al precio de la soja, y de los commodities en general, es un muy buen punto el, tuyo, ya que es cierto que los costos siguieron aumentando y hoy un precio razonable para el productor podrías estar arriba de 400 dólares, y no por debajo, dependiendo de la explotación y su productividad.
ResponderEliminarCon respecto al dólar en el mundo, con la euroesclerosis y la recesión europea, y su pasividad para conciliar con EE.UU. una política común ára enfrentar la crisis, me parece que el dólar tiene para ganas más fortaleza, aunque no me atrevo a definir un valor. Pero no tengo dudas que volverá a 1,30 en los próximos meses, ya que el mercado lo cree así, más allá de los fundamentos.
Gracias por escribirme y tu comentario. Saludos,
Daniel