Carta desde el ciberespacio número 197, del 20 de noviembre de 2008

La restricción externa vuelve a la Argentina
¿Otra cajita feliz?
Hola gente, amigos y no tan amigos. Ya saben que soy un poco frívolo y cuando me despierto a la mañana enciendo el televisor y desayuno en la cama mirando el canal Fashion, de manera que el choque con la realidad venga un poco suavizado por los paisajes que siempre muestran allí (un día con Sofía Zámolo en Cartagena, u otro día con Araceli González salvando a las ballenas en el Caribe holandés, aunque ni sé si habrá, o hubo alguna vez, ballenas por allí). Tengo otros amigos que tienen otros sistemas para empezar el día: alguno de buen comer, por ejemplo, se desayuna mirando el canal Gourmet, de paso es un sistema virtual de hacer dieta. Otro, más productivo, se levanta y se va a caminar con su perrito por los jardines de su country. Lo cierto es que cada uno tiene sus formas de enfrentar un nuevo día en el paraíso. Patricia Paltrow se despierta a las seis y media de la mañana en su departamentito de 212 metros en Park Avenue (cuando supo que el código del área code de Niúiork Niúiork coincidía con los metros cuadrados, interpretó aquello como una serendipia afortunada que le enviaba el destino y lo compró sin dudar). Y lo primero que hace es decir en voz alta “buenos días con alegría gracias a Dios”, aunque no haya nadie presente. Lo segundo que hace es mirarse en el espejo que tiene en la mesa de luz para comprobar que está tan linda como el día anterior, no vaya a ser cosa. Lo tercero que hace, cuando yo no estoy de visita por allí, es levantar la tapa de su Sony Vaio que duerme en su cama king size y ver los grandes números de la economía mundial. Eso, en estos tiempos, es algo que me hace admirarla especialmente, hay que tener coraje para hacerlo en estos días, además de sus ojos azules y sus rulos siempre prolijos, casi como si no hubiera dormido. Los grandes números son el precio del petróleo, el cierre de los mercados asiáticos, la relación dólar/euro, la apertura del Dax y el FTSE en Europa, la tasa de 10 años de los T-Bonds y el precio de la soja en Chicago, argentina al fin aunque viva en el primer mundo.
El auto DeLorean usado en “Back to the future”: ¿se lo habrá comprado Néstor Kirchner para quedarse con las futuras jubilaciones de los argentinos y usarlos como política fiscal expansiva en el año 2009?
Esta mañana, cuando me desperté, ya había una foto que me enviaba Paltrow, pero no era de ella, sino del famoso auto de Back to the future, la película. “Gordito -me decía el texto del mail-, hoy es el robo del siglo, aunque lo que se roban no son activos presentes, para gastar ahora, sino que confiscan las futuras jubilaciones de millones de argentinos, unos 25.000 millones de dólares de stock más el flujo anual que dejan de su salario los trabajadores afiliados a las AFJPs para cuando sean ancianitos. Por eso el auto, ¿me entendés la metáfora, flaquito? Sin llamarlos a Sean Connery y mi amiga Zeta Jones para que hagan el trabajito”. Me costó un poco entenderla hasta que finalmente lo vi clarito y comprendí porqué los argentinos no salieron a protestar como los muchachos de la mesa en enlace del campo, que tenían algo concreto sobre qué quejarse. En aquel caso les estaban robando el presente con la famosa resolución 125 que les aumentaba los impuestos concretitos, mientras que en el caso de la destrucción del sistema previsional de capitalización y su “traslado” o confiscación a partir de aquí al Estado de sus fondos pasados, presentes y futuros, lo que están haciendo es “viajar al futuro” para robarse las jubilaciones de la gente que ahorraba para cuando ya no pudiera trabajar y debiera vivir de aquellos fondos acumulados por años y años. Nada por aquí, todo por allá, magia, hoy desaparecerán las AFJP con sus stocks y sus flujos y aparecerán las afejotapés, aunque las consecuencias los verán los argentinos en el incierto futuro de la Argentina, si es que existe el futuro ya que el mismísimo Tato Bores insistía en sus últimos años en que este país con forma de bife desaparecería del mapa, y sólo quedaría allí un gran agujero que los antropólogos del año 2499 tratarían de explicar. ¿Habrá exagerado mucho? Pero hay más noticias para este boletín. Una paradoja que me hizo ver Miguel Angel Broda hace un rato, cuando hablamos de otro tema y me envió un trabajo de un economista llamado Nicolás Magud, retitulado provisoriamente como “Argentine and the contractionary effects of expansionary policy”. El punto que sugiere el paper, publicado en “the journal of macroeconomics”, es sencillito, aunque posiblemente Néstor Kirchner, el actual ministro de Economía en las sombras de la Argentina, no lo haya comprendido en toda su inmensidad (si lo leyó, claro…): las políticas keynesianas son efectivas en la medida que se puedan financiar legítimamente, pero si el financiamiento es a costa de la destrucción de la confianza, o con una emisión monetaria excesiva, o tomando dinero del mercado que aumente la tasas de interés local, todo eso hará que la política, en vez de tener un efecto expansivo, tenga un efecto recesivo. Por si no les quedó claro: hay que tener financiamiento genuino para que una política keynesiana sea exitosa. Más o menos, eso es lo que sostiene el señor Magud, que parece conocer a nuestro país como si hubiera nacido aquí a la vuelta. ¿Será? Pero en su apasionado intento por ser más keynesiano que el mismo Lord Keynes y enfrentar lo que viene –que no es grato- con una política fiscal expansiva para el próximo año electoral, Mister K pensó en usar los fondos de las AFJPs para financiar esta nueva Cajita Feliz, aunque lo que podría haber logrado es destruir la confianza, quizá definitivamente -junto al mercado de capitales-, alejar las inversiones del sector privado para suplantarlas por inversiones de menor productividad del sector público, provocar una corrida contra el peso que luego reprimió con inusuales controles de cambios y generar otros efectos que ya comienzan a verse en una economía que ya está freezada pese al objetivo reactivador de la medida y su intento extremo por evitar un hipotético default el próximo año. Conclusión tentativa: quiso evitar la recesión y, como le ocurre muy seguido a los Kirchner con sus decisiones a las apuradas, desprolijas y más intuitivas que fundamentadas, podría lograr que la economía caiga el año que viene entre 1% y 3%, aunque claro, las estadísticas del Indek seguramente dirán que hay crecimiento económico, que está todo bien, como se dice ahora… Vale aclarar, aunque no quiero cansarlos, que si uno aumenta los impuestos para hacer política keynesiana, sólo está cambiando el dinero de lugar, y en vez de gastar o invertir el sector privado, lo hará el sector público, seguramente de mucho peor manera. Capítulo único, vuelve la restricción externa, por menos precios y más cabezadurismo Lo que sigue lo comenté varias veces en estas cartas. Hace tres o cuatro décadas, un ingeniero heterodoxo brillante que llegó a la Argentina luego de estar exilado, o preso, en Siberia, y que sabía mucho de economía de puro autodidacta y curioso que era, describió al menos tres problemas concretos de la Argentina, a la que describía como una “estructura productiva desequilibrada” (¿por no ir al psiquiatra?). Se llamaba Marcelo Diamand, fue un gran empresario electrónico y desarrolló una radio de muy largo alcance que fuera muy famosa en otros tiempos, llamada Tonomac Siete Mares. Imagino que la soledad y las largas distancias que sufrió cuando estuvo en Siberia lo hicieron idear aquel prodigio, que hoy fue superado por la globalización e Internet. Fue un gran amigo mío y el maestro de la mayoría de los economistas heterodoxos de mi generación. Describió la “economía pendular” (¿hace falta que explique qué significa?), la inflación cambiaria (¿hace falta que explique qué significa?) y la restricción externa. Esta última idea fue en realidad la consecuencia de los otros dos conceptos. ¿Qué es la restricción externa? Un fenómeno por el cual la economía se reactiva y crece sin ser todo lo competitiva, productiva y moderna que debiera ser, con lo cual las exportaciones no crecen todo lo que sería deseable, las importaciones crecen más que proporcionalmente que el Producto (PIB) y, antes que la economía llegue a lo que se llama la utilización plena de la capacidad instalada, el país ingresa en una crisis de balanza comercial que la lleva a devaluar su moneda (por las buenas o por las malas), lo que a su vez genera inflación (el la llamó “cambiaria” porque no se trataba de una clásica inflación de demanda), caída del poder adquisitivo, licuación de ingresos y gasto público y, obviamente, una rápida recesión de consecuencias políticas y sociales serias que lleva al país de una punta del péndulo al otro. Hay que aclarar que el hombre vivió en el escenario descripto por otro gran economista argentino, Raúl Prebisch, que describió el deterioro secular de los términos del intercambio para un país como la Argentina especializado en la producción de bienes agropecuarios. Por eso, ambos pensadores insistían tanto en que el destino del país no era el sector agropecuario productor de alimentos sino la industrialización, en tiempos en que las manufacturas eran caras y aún no se llamaban commodities, mientras que los productos agropecuarios eran relativamente baratos y la Argentina enfrentaba recurrentemente estos stop-go, estos ciclos de recuperación y estancamiento, con todos los efectos descriptos. En estos años pasados, el gobierno nacional se vanagloriaba de tener tres componentes macroeconómicos diferentes al viejo ciclo de la restricción externa: amplio superávit comercial, amplio superávit fiscal y la consecuencia de esos dos hechos, un nivel de reservas internacionales muy elevado, todo lo cual, supuestamente, blindaba al país contra posibles shocks externos como el que estamos sufriendo en la actualidad. Pocos hombres del gobierno, o ninguno, ocupados en otras cosas más importantes para ellos, imaginaron que el extraordinario viento de cola que disfrutó el país –y el mundo, en realidad- desde el año 2002 podría amainar, y menos darse vuelta. Ciertamente el ingreso de China e India al mercado con millones de nuevos consumidores aumentaron la demanda de productos primarios (incluso agropecuarios), desde el petróleo hasta la soja, desde lácteos a carnes vacunas, sin ir más lejos. Pero eso está ocurriendo ahora, pese a que China e India siguen estando (aunque ya crecen más despacio) y posiblemente el deterioro secular de los términos del intercambio que describía Prebisch esté hoy en tela de juicio, si se miran las tendencias de largo plazo.
Lo concreto es que la soja se cayó, bajó de precio, junto al barril de petróleo y tantos productos más que produce la Argentina. Hay que agregar, para aclarar las cosas, que la economía Argentina ya se estaba desacelerando desde el segundo semestre del año pasado, mucho antes que la crisis global se desencadenara, para que no pueda decirse que todo lo que ocurre y ocurrirá es por mera culpa de la crisis financiera internacional, una tendencia habitual del actual matrimonio presidencial de echarle la culpa de todo a los demás, estén adentro o afuera, y de alucinar con conspiraciones que no existen ni aquí y ni allá. La pregunta del millón es si por este cambio en la situación internacional el país está en condiciones de volver a sufrir una de las viejas restricciones externas como las descriptas por Marcelo Diamand para otro escenario. La respuesta es definitivamente sí. Algunos números… · El petróleo hoy costaba 50 dólares por barril contra 147 dólares que llegó a valer ayer nomás, hace apenas semanas. · El dólar, que en el mundo estaba cayendo contra todas las monedas, comenzó a revaluarse y hoy vale algo más de 20% contra el euro, lo que llevó al resto de las monedas del mundo a devaluarse en una tendencia más o menos parecida, según el caso. · La soja, el principal producto de exportación de la Argentina, llegó a valer 609,22 dólares el 3 de julio pasado, aunque hoy ronda 319 dólares, casi la mitad, y su tendencia es incierta porque la deflación no sólo ha llegado a los productos primarios sino a los industrializados, y ayer mismo el Departamento del Trabajo de los Estados Unidos (que hace las estadísticas sobre inflación, entre muchas otras) reveló que el CPI (los precios minoristas de los EE.UU.) cayeron 1% respecto ala mes anterior, aunque si se mira en detalle buena parte de esta caída se explica por la caída en rubros como combustibles y transportes, aunque los alimentos también están impactando. Con estos datos, las nuevas proyecciones de los economistas serios revelan que la Argentina está a un click de ingresar en una restricción creciente del sector externo. Por dos razones. Una, porque las exportaciones y las importaciones están cayendo y lo harán drásticamente en 2009. Dos, porque la falta de credibilidad generada por Néstor Kirchner y el Congreso Nacional con la confiscación de los fondos de las AFJP y su estatización, que apuntaba a tener fondos para mejorar el perfil fiscal del año próximo y quizá evitar un posible default, ha generado una corrida contra el peso que hace que los argentinos deseen, por las dudas, refugiarse, como siempre lo han hecho para defender su poder adquisitivo de su dinero, en dólares. Sólo un control de cambios desmesurado como el que pudo instrumentar Guillermo Moreno, el chico de los mandados de K, pudo aplacar esta tendencia, por ahora, claro. Porque la desconfianza es tal y la sensación de los argentinos que este gobierno es capaz de hacer cualquier cosa, que la batalla continúa. Más cifras… Para el consultor Federico Muñoz, el saldo comercial de 2009 se proyecta ya a 3.100 millones de dólares para el año 2009, un valor riesgoso y no sustentable si persiste la actual fuga de divisas generada por el mismo gobierno.
Fuente: Federico Muñoz & asociados
Para el hiperconsultor Miguel Angel Broda el escenario 2009 es bastante más moderado, aunque igualmente inquietante por la salida de divisas que desató la estatización de las AFJPs. En el mejor de los casos, habría un saldo comercial de entre 6.900 millones de dólares y 9.900 millones (con la soja en 330 dólares como promedio para todo el año próximo y el petróleo en 70 dólares el barril). Vale aclarar que la diferencia proyectada entre ambos valores se explica básicamente por una fuerte caída de las importaciones generada por el actual “parate” económico. Así, las exportaciones se ubicarían en 66.900 millones de dólares y las exportaciones entre 57.000 millones y 60.000 millones, muy por debajo de la proyección de Muñoz. Es que Broda anticipa un derrumbe de las importaciones generado por la feroz desaceleración económica, desatada por el efecto AFJP que, paradójicamente, atenuaría la caída del superávit comercial por estas menores importaciones. Una Victoria a lo Pirro, par decirlo elegantemente. Con todo, el Estudio Broda no descarta un escenario de peores precios internacionales de la soja y el petróleo, los precios clave en la economía. Así, con la soja en 300 dólares FOB la tonelada y el petróleo en 60 dólares el barril, un escenario no muy lejano al actual, las exportaciones perderían 3.000 millones de dólares adicionales, con lo que si se combinan con importaciones por 60.000 millones, se llega al peor escenario: un superávit comercial de sólo 3.900 millones, ya no muy diferente al proyectado por Muñoz y otros consultores. ¿Otra vez sopa? Hace unas semanas, de hecho, el economista Mario Brodersohn (de Econométrica), se refirió muy concretamente al retorno de la restricción externa a la Argentina. En su trabajo señaló que el problema argentino para 2009 no será la falta de pesos (que estos días desvelaba por la suba de tasas) sino de dólares, ante las fuertes demandas de los diferentes rubros de la balanza de pagos, en un escenario en que señaló que “en el 2009 desaparece por completo el superávit comercial externo, que en el 2008 seria de 14.600 millones de dólares, debido a la caída en los precios internacionales de los productos de exportación. Para obtener los dólares el gobierno tiene dos alternativas: conseguir que le presten dólares, o utilizar los pesos sobrantes para comprarle al Banco Central los dólares necesarios, lo cual implica reducir las reservas internacionales”. Les recomiendo el artículo completo, que está en http://www.econometrica.com.ar/ Amigos y no tan amigos. La crisis argentina comenzó en el segundo semestre del año pasado, aunque no encontrarán en el Indek estadísticas serias que confirmen esta afirmación en la que coinciden la mayoría de los economistas y consultoras. Ahora, llegó la crisis internacional, se acabó el viento de cola y el país no parece preparado para el temporal. O peor, está haciendo todo lo posible para complicar aún más las cosas. Como dice la abuela de Paltrow en su ley número 4, “si quieres que alguien te quiera, dale su libertad”, que como lo dice Pato no es otra cosa que si quieres aumentar el consumo y la inversión, déjalo ser”… Mientras el matrimonio presidencial se dispondrá desde mañana mismo a utilizar los fondos de las AFJPs para un nuevo plan Cajita Feliz para alegrar a los chicos en el 2009 -sin percibir que una medida keynesiana fuera de contexto puede ser contractiva-, vale recordar que en la cajita de Pandora lo que quedó en el fondo fue la esperanza, lo último que se pierde, claro. Un abrazo, ajusten su cinturón de seguridad, si manejan no tomen, si toman no manejen. Y hasta la Victoria Secret. El Hombre Electrónico (políticamente incorrecto)

Carta desde el ciberespacio número 196, del 13 de noviembre de 2008

¿Las Islas Maldivas desaparecerán?

Más esfuerzos para comprender el enigma argentino

Rompecabezas para armar

“No había regresado a la Argentina desde mi partida, desde mi huída espantada, no por lo que estaba pasando, sino por la sensación de que nunca dejaría de pasar.” Enrique Szewach en “Historia de un suicidio” Hola gente, amigos y no tan amigos. Mientras el Indek dice que apenas hay inflación (0,4% en octubre, contra 1,2% que le dio a Fiel), mientras la Presidenta Cristina De Kirchner asegura con gran seguridad que no hay ni mayores despidos ni desempleo ni más pobres que antes, mientras el Presidente Néstor Kirchner (¿la presidencia es un bien ganancial?) se fue a Chile al Foro Anual del Progresismo (aquí viene la sonrisa del perrito Patán, ¿se acuerdan?), mientras el gran diario argentino publica grandes avisos de una o dos páginas con grandes ofertas de grandes cadenas de supermercados y grandes negocios de electrodomésticos ofreciendo grandes descuentos, anticipándose a las obvias menores ventas, mientras uno circula por Buenos Aires y los balcones de la ciudad muestran grandes carteles de venta o alquiler y una desacostumbrada cantidad de autos con cartelitos de “vendo” en la luneta trasera, mientras filas de taxis van por la derecha, vacíos, claro, mientras C5N y muchos otros comunicadores le echan la culpa de todo lo que funciona mal de este lado de la General Paz a Mauricio Macri y más allá de la General Paz a la crisis financiera planetaria, mientras Guillermo Moreno intenta ganarle su pulseada a los mercados a través de meter miedo, amenazas y prepotencia (todo sea por no gastar más reservas, cuyas ventas masivas e inútiles de las semanas anteriores sólo sirvieron para alimentar más desconfianza), mientras en el Congreso muchos senadores de la Nación se aprestan a aprobar la confiscación de los ahorros para el futuro de quienes eligieron, reeligieron y re-reeligieron desde 1994 el sistema de capitalización y las polémicas AFJP (confirmando que el Poder Legislativo ha vuelto a ser una mera escribanía que da fe de que hace lo que le dicen que hagan), mientras todo esto ocurre en Macondo, algunos hombres lúcidos de la Argentina intentaban, intentan y seguirán intentando pensar, entender y explicarle a otros argentinos qué le ocurre a este país que para muchos (entre ellos el célebre pensador Tato Bores) podría desaparecer del mapa como las mismísimas islas Maldivas, aunque ellas desaparecerán por un factor climático, mientras que Die Argentinien von Tato por puro mérito propio. Y mientras todo esto ocurre, también, la televisión sigue mostrando programas xxx a las 22 horas en los canales abiertos, disfrazados de arte y de un espectáculo para toda la familia. Hablo de Tinelli, claro, que tranquilamente podría haber hecho una versión nacional de pobrísimo nivel de “Bajos Instintos”, the film. El resto de los canales de aire, en un alarde de creatividad pasmosa y penosa, repiten por las dudas lo ocurrido la noche anterior en el programa de Tinelli, claro, en el horario de protección al menor, por si algún niño de 10 a 15 años se lo perdió (¿para eso sí son mayores de edad?)…
Tinelli XXX
Y mientras todo esto ocurre, los argentinos, la famosa mayoría silenciosa que sólo se expresa por las encuestas, están al borde de un ataque de nervios, con síntomas claros de depresión, desgano, enojo contenido y anomia social, confirmando que lo que está pasando es, al menos por ahora, una feroz implosión cuyas consecuencias suelen ser viejas y nuevas enfermedades de origen psicosocial. Capítulo único sobre suicidios “implícitos”, sistemas de normas y creencias y comportamientos chantas “Gordito, ¿las islas Maldivas son argentinas?” –me preguntó Patricia Paltrow desde la calle de la pared, seguramente abrigada por la época, aunque por siempre fashion con unas medias de lana de colores alegres y una pollerita voladora combinada con alguno de aquellos colores, y descalza, claro, que es su manera de andar por la vida y por su buró, ya no tan impecable desde que los bancos de inversión dejaron de ser bancos de inversión y empiezan a ser una división más de los grandes bancos comerciales-. Yo le pregunté por qué, aunque me veía venir su humorada. “porque también van a desaparecer del mapa, flaquito, así que te pido de nuevo, y si querés te lo pido de rodillas, que te vengas a Niúiork Niúiork ahora que tengo cama nueva. Prometo hacerte sopita de pollo tan rica como la que te hace Lucy (la señora que hace años trabaja en casa) y otras cosas más, dale flaquito gordito, no quiero enviudar sin habernos casado, dale, porfi, porfi, te juro que me porto mal, muy mal, tanto que ni te vas a dar cuenta en qué momento te ocurrió eso”. Yo le expliqué que no quería irme de la Argentina, este histórico suicidio “implícito” parecido al que describe el “divertido” libro de mi gran amigo Enrique Tato Szewach. “No quiero irme de aquí, Pato, quiero estar el día en que los Kirchner abandonen el poder, más por culpa de sus propios errores tras errores que por los aciertos de una oposición que se la pasa peleándose por el sillón de Rivadavia casi esquina Balcarce y haciéndole el juego a Néstor, que lo que mejor hace es dividir, antes que multiplicar”. Y seguí hablando solo, porque ella me había colgado el celular porque esta conversación ocurrió ayer a la tarde, una hora antes del cierre de los mercados, en el momento exacto en que pasaron de rojo rabioso a verde rabioso sin que hubiera ni una buena noticia a la vista: “…también quiero estar aquí para ver el día que Feiman, Rozín y Domán, los trillizos de oro, empiecen a dejar de ser tan oficialistas, porque huelen el cambio de mando, y eso será todo un indicador líder que se acerca el principio del fin. Y quiero estar aquí cuando los argentinos se cansen de bailar, soñar, patinar y nadar por un sueño y cambien de canal. Eso quiero verlo, si es que ocurre, claro”. Fue allí que me di cuenta que Paltrow me había dejado colgado, como siempre, porque el Don Jones, el Don Nasdaq, el standarandpurs y hasta los eteefes habían empezado a volar por contagio, en una de estas montañas rusas a que se han acostumbrado los mercados en los últimos meses. ¿Se habría ido a comprar o a vender?, me pregunté, sabiendo que más tarde me lo contaría como si fuera una novela de amor que termina bien. Yo seguí con los tres libros que estaba leyendo al mismo tiempo, no para ser más culto sino de puro ansioso. Uno era el de Enrique SZ (EWZ, le digo yo, que es la marca de un ETF emergente muy exitoso), “Historia de un suicidio”, una novela de suspenso en donde una mujer se suicida (¿cansada de ser argentina?, ¿porque no soporta más ser argentina?, ¿por amor al país?, ¿por amor a un hombre?, ¿porque se cansó que la atiendan los muchachos del call center de Telecom-Personal por un trámite?). Su hermano viene desde el exterior a ocuparse de los penosos “trámites” de esos casos, y allí comienza a tratar de comprender las causas de la triste historia que también lo involucra, pese a que ya no vive en el país hace años y años (justamente porque no soportó el “argentine way” y las crisis recurrentes). A partir de esta sencillita y triste historia, EWZ realiza una reflexión sobre los argentinos pendulares y sus ideas económicas, sociales y hasta políticas que ya ni en Europa se consiguen, como serán de viejas, antiguas, ancianas, superadas y anacrónicas. El otro libro es uno que publicó mi gran amigo Carlos Tato Mira a fines del año pasado, creo, llamado “Así somos y así nos va”, que ya no es una novela sino un ensayo sobre esta sociedad anónima, bastante chanta y especial que conformamos los simpáticos argentinos, tan especial que llevó a decir al premio Nobel Simón Kuznets –hace décadas, vale aclararlo- su famosa frase-enigma que ni él mismo pudo responder: “Existen cuatro clase de naciones; países desarrollados, países en desarrollo, Japón y la Argentina. El Japón constituye una categoría aparte porque a pesar de no tener recursos naturales alcanzó altos niveles de ingreso per cápita; la Argentina está en otra categoría porque a pesar de tener todos los recursos naturales no se desarrolló”… Ello alimentó, también, el famoso enigma argentino sobre “porqué somos como somos” que utiliza Carlos Mira como parte del título de su libro, que describe de manera excelente el “estilo argentino” de ser y de comportarnos, un poco chantas, un poco genios, bastante soberbios y autistas, creyéndonos siempre los dueños de la verdad (así empezamos nuestras oraciones, muchas veces…” la verdad es que….”), siempre incomprendidos porque tenemos la autoestima tan alta que diera lugar a aquella definición de ganar plata comprando a un argentino por lo que vale, para venderlo por lo que cree que vale, claro, si se consigue a alguien que quiera comprarlo. Con el riesgo país a 1800 puntos no parece fácil. Y menos que ahora Ecuador entró en default. En el centro de la idea de Mira se encuentra la misma existencia de un sistema de premios y castigos invertidos, en donde se premia a los vagos y mal entretenidos y se castiga a los que se esfuerzan cotidianamente y se comportan de acuerdo a principios que la mayoría sostiene pero no cumple, lo que le permite hacer un retrato casi perfecto del chanta argentino, hacer hasta comparaciones internacionales, desarrollar una teoría de la culpa (de los otros, claro, si nosotros somos perfectos) y hasta bucear en las religiones y su relación con el progreso y el desarrollo económico. Hay momentos en que parece que hablara de Néstor y Cristina Kirchner, los presidentes gananciales, pero no, es más profundo, habla también de todos nosotros, o de buena parte de los argentinos. Y una frase de este libro me lleva directamente al tercer libro en cuestión: “después de ser colonos de España, lo somos de nuestros gobiernos patrios”… Es que el tercer libro lo presentó esta misma semana en la Biblioteca Nacional mi gran amigo Luis Tato Rappoport. Se trata de un largo ensayo que contiene una larga revisión histórica de nuestros países, de la Europa de las monarquías y los reyes, y de las diversas conquistas y colonizaciones ocurridas en América desde entonces, de acuerdo a las características que tenían aquellos reyes europeos y de la diferente impronta que estos reinados llevaron, trasladaron, contagiaron o provocaron desde la misma génesis del nuevo continente en las nuevas o viejas sociedades (según sea el caso) que se asentaron en América. Luisito, así lo llamamos los amigos vaya uno a saber porqué, empieza su libro en la tapa, con dos definiciones fuertes: la ilustración es una pintura de René Magritte de 1938 que se llama, no casualmente porque aquí ya nadie cree en las casualidades, “la Memoria”, quizá porque el autor hace el enorme esfuerzo de recordarnos lo que todos queremos olvidar (hace 4 años que viene con este proyecto faraónico de reconstrucción, mientras se despachaba con otros menores). La otra definición es el mismo título de su trabajo: “Intolerancia y Transgresión”, y nuevamente aquí uno podría pensar que está hablando del matrimonio ganancial (los increíbles Kirchner), pero no, no sólo habla de ellos, sino que realiza una larga mirada histórica que desmenuza porqué los Estados Unidos son como son (protestantes al fin), porque Brasil es como es (desde la misma época que el imperio portugués se asentó, o asiló, en aquel territorio) y porqué los pueblos “colonizados” por España son como son, en la medida que todas sus instituciones fueron “exportadas” a las colonias americanas, mientras se la pasaban buscando El Dorado y desarrollaban las Leyes de Indias, que dieran a su vez a luz a aquella frase tan conocida que dice “acato pero no cumplo”, que pareciera estar detrás mismo del título de este libro, ya que desde allí hasta la intolerancia y la transgresión hay un viaje muy corto, demasiado lineal, tan lineal que hasta alguien que desconoce la existencia misma del inconsciente (cualquier chanta que anda por ahí) debería poder comprender, sino fuera que prefiere no saber, no recordar, no aprender, y seguir así por la vida, entre prepotente y psicópata disfrazado de transgresor idealista que hace un culto de vivir fuera de la ley. Y aquí viene un paréntesis. Luisito empieza su libro explicando que “intolerancia y transgresión” es un intento de entender a la Argentina y a Hispanoamérica”. Pero en estos días yo me preguntaba qué tiene que ver la Argentina caprichosa en que vivimos con los otros países del vecindario, con el pujante Chile por ejemplo, o con los pacíficos y respetuosos uruguayos. O con las supuestas pequeñas repúblicas “bananeras” de Centroamérica, o con la gran payasada del Emperador Hugo Chávez y su hipócrita revolución bolivariana, o yendo al otro extremo, con el México casi socio comercial de los Estados Unidos, Investment Grade y todo, hasta que me llegó un video de youtube que muchos de ustedes habrán visto a través de los diarios, sobre un mexicano quejándose sobre cómo son los mexicanos como sociedad, que hasta podría ser un primo hermano del mismísimo Carlos Tato Mira por sus visión de aquel país picante que parece tan diferente a la Argentina y termina resultando en muchas facetas tan parecido… http://www.youtube.com/user/leonz28. La respuesta está en el libro, aunque la idea es clara: somos hijos de la misma conquista llamada colonización, que ha tenido cosas buenas y cosas malas, particularidades, geografías diferentes, climas y hasta distancias, y diferentes dotaciones de recursos. A nosotros nos tocaron climas variados, paisajes y riquezas increíbles, pero Dios para compensar le al país a los argentinos, como dice el viejo chiste. ¿Explicará esto todas las diferencias entre nuestros países? No lo sé, no me siento capaz de dar una respuesta a este interrogante, pero cuando miré el video mexicano y terminé de verlo dije “oia, cómo nos parecemos, pese a nuestras diferencias”. Los parecidos los define Rappoport en su libro: un sistema de normas y creencias directamente importado desde España hace varios siglos y que parecen dotar a todo el vecindario hispanoamericano de un patrón bastante parecido de comportamientos. Y las diferencias, los éxitos y los fracasos, los avances y los retrocesos, vienen de las diferentes circunstancias que le tocaron especialmente a cada país de esta gran película de aventuras cuyos protagonistas somos nosotros, que hacemos de malos y de buenos al mismo tiempo… Aquí vienen tres aclaraciones finales. La primera, que yo no soy un crítico literario y esos párrafos no pretenden hacer nada por el estilo, sino sólo reflexionar sobre el enorme esfuerzo que están haciendo muchos argentinos por comprender qué nos pasa, para tratar de ser mejores como personas y como sociedad poniéndonos un espejo delante nuestro, ya que el argentine way está claramente en el límite mismo y atravesamos lo que yo llamaría “la crisis de las crisis”, luego de algo más de tres décadas (sin ir más lejos) en que recurrentemente hemos enfrentado nada menos que cuatro (sí, leyó bien, 4) tsunamis económicos, políticos y sociales que dejaron muchos heridos, infartados o con otras enfermedades aparentemente individuales, amnésicos, agotados, líderes mesiánicos, anómicos y anémicos, psicópatas sociales y, lamentablemente, muertos en vida, o suicidas “implícitos”, siguiendo la definición de EWZ. La segunda aclaración es que conozco a muchos argentinos (ni que decir uruguayos, chilenos, peruanos, venezolanos y tantos más) que son serios, que tiene principios y viven de acuerdo a ellos, que sufren por todo lo que le ocurre a nuestro país, gente mansa que se siente impotente y enferma de vivir así, en un país en donde casi siempre ganan los perdedores y pierden los ganadores, los mejores, los más capacitados, los más idóneos. La tercera aclaración es que estos tres libros, escritos por tres personas diferentes con vidas diferentes, han llegado por distintos caminos a unas conclusiones muy parecidas: estamos mal, pero vamos mal… Los tres hombres que son protagonistas de la carta desde el ciberespacio de hoy (dos son economistas, uno es abogado) merecen mi respeto. Mientras muchos se acuestan mirando a Tinelli, ellos le dedicaron pedazos de su tiempo a hacer las preguntas que debemos hacernos para empezar a crecer como sociedad, para dejar la adolescencia de una vez. Aunque no son tres, si lo incluimos a Tato Bores, son cuatro. Tan sólo por el esfuerzo que realizaron. Y porque hay gente que se defiende de la angustia que genera vivir en este tiempo y en esta Argentina pensando, creciendo, aprendiendo, recordando, investigando, creando, haciendo algo para ayudar a los demás a ser mejores personas, que es lo único que nos va a salvar de esta locura colectiva en que estamos metidos, no sólo por culpa de los Kirchner, ya que a lo largo de nuestra historia hemos generado demasiados líderes e iluminados, intolerantes y transgresores. Y porque el viejo recurso de echarle la culpa a los otros no va más, como imagino que lo diría Carlos Mira.
Die Argentinien Von Tato (Tato Bores antropólogo, investigando cómo fue que desapareció la Argentina en el año 2400 y pico…
Me voy a cenar y hablar con Paltrow, aunque hoy necesito, como todos, un abrazo para compartir, porque la noche está estrellada y ella no está conmigo, sino en Niúiork Niúiork. Cosas de la globalización. Les dejo una canción de una película de Fassbinder que les gustará y que descubrí en youtube… http://www.youtube.com/watch?v=ZggV1HUhqKw Un abrazo, ajusten su cinturón de seguridad, si manejan no tomen, si toman no manejen. Y hasta la Victoria Secret. El Hombre Electrónico (políticamente incorrecto)

Carta desde el ciberespacio número 195, del 6 de noviembre de 2008

Barack Obama
Cristina Fernández De Kirchner Democracia formal versus democracia real
Contracara

Hola gente, amigos y no tan amigos. “Estamos en el horno”, como lo dice la frase que últimamente se puso de moda en la Argentina. Primero la usaban los adolescentes y luego comenzó a popularizarse, y aunque trato de imaginar cuál será la razón de su utilización masiva y cuál es el sentido mismo que está detrás de esta misma metáfora (que no parece referirse al calor), me resulta especialmente desagradable, imaginen porqué. Pero no quiero deprimirlos más, ya bastante lo están solitos, sin mi ayuda, lo sé, lo percibo, lo siento, lo he escuchado en estos días a mí alrededor en conversaciones con gente de todo tipo y nivel, gente pujante, gente luchadora, gente inteligente, gente digna, gente incluso indiferente, todos, todos se ven desolados, tristes, impotentes, como si en vez de una explosión a la que estamos acostumbrados los argentinos cada equis años se hubiera producido en el país una feroz implosión silenciosa que nos dejó atónitos, desarmados, incrédulos, desesperanzados y, duele decirlo, casi derrotados. Casi. Pero no del todo. Por eso, a mi me gusta más usar otra frase que es más poética, me gusta decir que estamos “solos en la madrugada”, será mi edad, será la nostalgia por aquella bella película española, seré que soy un optimista empedernido (aunque no suelo negar las señales de la realidad, el típico defecto de los optimistas) incluso en los peores momentos, aunque sea de madrugada y todo a mi alrededor se muestre absolutamente oscuro y desalentador. Será que es una frase menos agresiva, menos “perdedora”, más poética, más profunda. Será que no habla del clima ni del calor interno, ni de una actitud perdedora, ni de la impotencia, sino de la mismísima desolación que estamos sintiendo más y más argentinos a medida que se desencadenan hechos que nunca imaginamos que podrían ocurrirle a un país como la Argentina, ni a nosotros. Y no hablo de la elevada temperatura de estos días, ni de la crisis económica internacional que lentamente, con los sube y bajas obvios, empieza a llegar al fondo, aunque todavía no se note. De hecho, el mundo empieza a estar mejor desde que el martes los Estados Unidos, ese asombroso laboratorio de las cosas nuevas, dio a luz una nueva época que aún tampoco alcanzamos a vislumbrar en todo su significado. ¿Caída del imperio americano? Jeje, permitan que me sonría, se trata de un país que crece aunque esté en recesión, que se renueva a sí mismo cada día, que hace de la crisis una nueva oportunidad, el país que mejor ejemplifica el concepto de destrucción creadora. Ocurre que la madrugada es en sí misma un momento del día que finalmente termina siendo prometedor, porque preanuncia que comienza otro día, otro despertar, otra oportunidad. Sí, luego de la madrugada, allí nomás, viene el amanecer. Por eso me gusta más esa frase que aquella tan de moda de “estamos en el horno”, derrotista si las hay, conformista, perdedora, pasiva. Esto me lo enseñó Patricia Paltrow hace varios años, ante un momento triste e igualmente desolador por otras razones. “Flaquito –me dijo, abrazándome entonces-, amanece que no es poco”, y con ese comentario sencillo me dio una lección de esperanza inesperada (jugando con las palabras), ella, la supuestamente frívola y fashion mujer cosmo a la que sólo parecen importarle las sandalias de Prüne, los jeans viejos desflecados, tener los pies siempre impecables (no vaya a ser cosa que los necesite para algo) y la última colección de Victoria Secret para seducir y ser la más deseada. Y claro, las cotizaciones del Don Jones, su Mercedes nuevo y las flores que compra casi religiosamente todos los días para su departamento de Park Avenue adonde me quiere arrastrar para sacarme de esta Argentina que últimamente duele demasiado. Lo concreto es que, en apariencia, sólo en apariencia, los Kirchner se están recuperando, y renaciendo de las cenizas provocadas por el incendio que el mismo Néstor Kirchner provocara con sus actitudes prepotentes, aunque siempre disfrazadas de su amor por los queridos hermanos y hermanas desposeídos, latinoamericanos y blablabla… Pero no hay que confundirse. Es una apariencia, es otra Victoria a lo Pirro más grande que la anterior Derrota a lo Pirro, ya que van ganando a fuerza de más prepotencia entre los propios y los ajenos, y eso nunca se sostiene, de hecho los índices de popularidad confiables y una simple observación del estado de ánimo de la sociedad revelan que el descrédito del matrimonio presidencial ha aumentado hasta niveles épicos, y la confianza que despiertan sigue en caída libre. Y cada cosa que hacen los acerca un poco más a su triste y solitario final, para terminar la frase con unas palabras que ellos ni siquiera podrán apreciar en toda su dolorosa belleza. Así, sólo pueden enfrentar la crisis que enfrentan –y que disfrazan con pura cosmética) prohibiéndola por decreto, controlando todo más y más hasta que ya no puedan ni controlar a los controladores, que sin duda se les descontrolarán tarde o temprano. Para terminar con las frases, por ahora, no olviden que “oscuramente fuerte es la vida”, para recordar el título de un libro que leí hace unos años. Capítulo I, una democracia real y para admirar El martes estuve en los Estados Unidos por unas horas. Era el tradicional evento de las elecciones, que organiza la embajada en el Club Americano. Estaban todos, los unos y los otros, los partidarios de Obama y lo de McCain, aunque el clima era de alegría no importaba quien ganara. Era como la celebración de un rito, como el día de Acción de Gracias o las navidades que vemos siempre en las películas de Chevy Chase. Era la celebración de una democracia en serio, no de mentiritas como la democracia argentina, que sólo se maquilla para parecer lo que no es.

Chicago, 4 de noviembre de 2008, un millón de personas lo esperan a Obama, sin pretender ni un choripán a cambio

Por supuesto la comida era la que debía ser ante una tradición así. Hamburguesas, hot dogs, pollo con esa salsa que no sé como se llama, pizza con el auténtico pepperoni, cocacolas y el infaltable pochoclo, mientras todos seguían por televisión, allí mismo, la evolución del conteo de votos. Mientras eso ocurría en la sucursal temporaria de los EE.UU. en Buenos Aires, mientras elegían a sus Presidente como lo hacen desde hace mucho más de un siglo un 6 de noviembre de cada cuatro años, puntualmente, mientras con la misma sonrisa los funcionarios de la embajada saludaban a sus invitados con una sonrisa y una broma inocente manifestando su buen humor, entraban y salían personajes que se hicieron de un rato para ir a saludar y compartir la celebración, como si aquello se tratara de un parto y estuviera naciendo un bebé. Y algo de eso había, de hecho, aunque no venía de París, sino que lo fabricaban solitos entre los estadounidenses de todos los colores y orígenes (los que votan y los que se abstienen de participar, otra forma de votar), pensaran lo que pensaran, liberales y conservadores, todos tolerantes, todos respetuosos de las idea de los demás, todos sin ofenderse si alguien pensaba algo diferente o llegaba vestido de manera ridícula. Todos, allí, tenían su lugar y eran bienvenidos si venían en son de paz, como luego lo destacara el mismo Barack Obama en su discurso de la madrugada, cuando estuvo claro que había ganado ante más de un millón de personas que lo habían esperado pacientemente en el parque del milenio, allí en Chicago. Demás está decir que tuve un ataque de envidia de la sana porque eso era una democracia en serio, que no se manifiesta solamente en las formas y cada cuatro años, votando, sino todos los días, con tolerancia, respeto por quienes piensan diferente, instituciones y poderes que funcionan y que no tratan de imponerse unas sobre otras. Pluralismo, que le dicen. Luego me fui, me volví al mundo subdesarrollado, sólo me bastó tomar el ascensor, bajar, salir de allí caminando por la calle Viamonte, y ver las discretas medidas de seguridad ante tanta envidia y tanto resentimiento que genera el “imperio americano” en nuestras sociedades subdesarrolladas, con bastante gente que ha crecido engañada, creyendo que el malestar nuestro se relaciona con el bienestar de ellos, una forma muy “cómoda” de no dejar nuestra adolescencia, una forma de no crecer de una vez y de no hacernos cargo de nuestro propio destino. Una manera de echarle la culpa de lo malo que nos pasa al resto del mundo, una costumbre muy kirchnerista por lo demás, aunque muy arraigada en la clase política que hoy, justamente, está votando un alevoso ataque a la propiedad privada y a las decisiones individuales al eliminar el sistema mixto de jubilaciones y destruir a las AFJP y, algo mucho más importante, nuestro derecho a elegir cómo queremos vivir. Y se dicen democratas… Y se llenan la boca hablando de respeto a las minorías y hasta felicitándolo a Obama. Capítulo II, una democracia formal que se parece demasiado a una dictadura del kirchnetariado Fue bastante rápido pasar del mundo desarrollado al subdesarrollo pleno. Sólo subirme al auto, arrancar, hacer unas cuadras y ver los carromatos de los pobres cartoneros que han sido convencidos que lo suyo es un trabajo verdadero, y no lo que realmente es, una ocupación indigna de revisar la basura y arriesgar la salud de ellos y sus hijos, “actividad laboral” que ahora hasta quiere “legalizarse”, institucionalizarse, como para aplicar nuestra vieja frase que dice “si hay miseria que no se note”. Mientras manejaba hacia mi casa, los seguros cerrados, las ventanas cerradas, en el silencio, atento y como siempre un poco inseguro mirando por todos los espejitos, mientras pensaba como nos gusta engañarnos a nosotros mismos y que nos engañen (¿será por eso que Guillermo Moreno tiene tanto éxito en hacernos fracasar?), sonó el celular, una de la mañana, era Paltrow desde su casa en Niúiork, Niúiork, en su cama, haciendo control de calidad, mientras seguramente comía pochoclo y miraba en su pantalla gigante todo lo que estaba ocurriendo en los Usas en aquel día tan particular. “Flaquito, hay mucho silencio –dijo-, seguro que estás yendo a tu casa en el auto. ¿Te aburriste del americanuai o no soportaste el ataque de envidia? ¿O comiste dos hot dog recargados, con tres cocacolas que no deberías tomar?” Yo sonreí, pensando cómo me conoce esa mujer que está a 5000 millas o más de distancia y parecía estar en el asiento de al lado tomándome la mano. Pero ella siguió hablando, ni me dejó responder: “Baibi, me acabo de romper un diente comiendo pochoclo, me duele, ¿no venís a consolarme? Necesito que vayas al dragstor a comprarme algo para el dolor”. Yo me reí, aunque realmente me hubiera gustado estar allí sino fuera que vivo aquí y que quiero ver en vivo y en directo el día después de mañana, cuando los K se vayan, más por mérito de sus propios errores que por un esfuerzo heroico de la oposición dividida, que está muy ocupada hablando mal del opositor de al lado en vez de advertir quien es el real oponente, en vez de olvidar sus diferencias y sus miserias para formar una Mesa de Enlace en serio y ponerse al frente de la amargura y desolación que sienten 9 de cada 10 argentinos que no usan jabón lux ni se sienten representados por nadie y se sienten solos en la madrugada. Pero Paltrow siguió hablando, igual, a veces suele no escuchar las respuestas mías a sus preguntas, casi como si fuera mi mujer. “Mirá, gordito flaquito, mientras espero que termine de ganar Barack y diga su discurso fundacional en Chicago ante millones de blancos, negros, amarillos, rojos, los siux que quedaron y los latinos chevere que en vez de envidiar al imperio se vinieron a construir su propio sueño americano, y hasta los yuppies que esperan que Obama les devolverá el trabajo en la calle de la Pared, me puse a buscar en el diccionario la palabra dictadura, ¿querés que te la lea?” Claro, le dije yo, sino me lo iba a leer igual y además me gusta escuchar a esa mujer dinamita disparando palabras y besos con la misma facilidad: “Dictadura –me leyó-: gobierno que, bajo condiciones excepcionales, prescinde de una parte, mayor o menor, del ordenamiento jurídico para ejercer la autoridad en un país”.

La Argentina, ¿Una democracia real o una dictadura disimulada con cosmética?
Ah, es una explicación para que la entienda cualquiera -le dije, irónico, algo que no le gustó, Obvio- con eso no se convence a nadie que Mister K es un dictador que, además, detenta un poder para el que no fue elegido, mientras se viste de camaleón y simula ser el primer demócrata y respetador argentino. Fijate que dice en dictador…”, le repregunté. “ya lo había buscado flaquito; en la época moderna, es la persona que se arroga o recibe todos los poderes políticos extraordinarios y los ejerce sin limitación jurídica. ¿Eso no lo define a Néstor? Seguro que en su casa manda él y como su casa es Olivos, y desde Olivos se gobierna el país, por carácter transitivo él gobierna el país sin que nadie lo haya votado para hacerlo”. Yo pensé que el pochoclo le estaba haciendo mal a rulitos Paltrow. “Pato, en todo caso, más que un caso de dictador con eso tenemos aquí es un caso de machismo extremo. Es Cricri la que lo deja gobernar, la que le prestó o le regaló o le alquiló el bastón de mando”. “Ay hommos electrónicus, mejor seguí manejando, a ver si chocas y cuando te hacen el control de alcoholemia descubren que te tomaste tres cocacolas de las que te prohibió el médico. Cuando llegues a casa y estés en la camita llamame por skype, yo voy a tomarme un Tylenol Fuerte y lo sigo esperando a Obama, al menos él se va a dar cuenta en dos segundos que lo que hay en la Argentina es una dictadura del kirchnetariado”. Y me colgó el celular, claro, es lo que me hace siempre esa mujer, típico de las viejas ricas que ahorran hasta con los pulsos del celular. Pero mientras seguía yendo rápido por una avenida del Libertador casi vacía, pensé con dolor que ella tenía razón, que esto se parece cada día más a una dictadura dendeveras. La justicia hace lo que él quiere. Los medios de comunicación no muestran las manifestaciones de la gente y manipulan a los televidentes de manera vergonzosa para quienes dicen ser periodistas. Las estadísticas del Indek son todas mentirosas y no sabemos si adonde estamos parados, aunque lo intuimos, claro, y sólo vemos venir más pobreza, más desempleo, menos crecimiento, menos superávits gemelos, mientras Cricri, la vocera oficial de Néstor, dice sin inmutarse todo lo contrario. Hasta las reservas internacionales del BCRA empiezan a ser un dibujo más. Hasta el poder legislativo vota a libro cerrado lo que les dicen, un poco por obsecuentes, otro poco para no quedarse sin trabajo y otro poco porque en el fondo piensan como K y les encantaría que todo, todo, lo maneje el Estado. Y Guillermo Moreno, que ya se debe creer un prócer porque es el genio que lo controla todo, ahora también maneja el precio del dólar con su amable estilo “yo soy el que grita más fuerte”, mientras los empresarios se callan, se siguen callando, creyendo que por ellos no vendrán. Se ve que no leyeron el poema de Brecht. Con todo, pensé que esta vez Paltrow en parte se equivoca: en la Argentina no hay una dictadura del todo: muchos argentinos, aunque no lo admitirán, en el fondo piensan como los Kirchner y por eso los dejan hacer, dejan que los engañen con las estadísticas y con sus semiverdades, sea por comodidad, por bolsillismo, porque envidian y odian a los Estados Unidos, porque sueñan con un papá Estado que les resuelva la vida, porque se sienten un poco Maradona. Así que la responsabilidad es compartida. Y siguen soñando con la ley del menor esfuerzo, y avalando premios y castigos invertidos. Aunque cuando se de vuelta el péndulo esos mismos argentinos pensarán todo lo contrario y se irán a Miami o a Buzios a sentirse ciudadanos del mundo. Así que llegué a casa, subí, me metí en la cama, encendí CNN (hasta que a algún kirchnerista creativo se le ocurra sugerirle a los canales de cable que la eliminen de la grilla, claro para seguir viviendo con lo nuestro), y me puse a hojear el libro de Luis Rappoport que se presenta la semana que viene en la Biblioteca Nacional. Pero claro, ni con eso pude evadirme de la realidad: el argumento era el mismo: se llama “Intolerancia y transgresión “ y lo que intenta es explicar porqué somos como somos y porqué estamos como estamos desde una visión que analiza la evolución iberoamericana desde la conquista, que por alguna razón se llamó “colonización” (la cosmética como se ve viene de lejos). Que es lo que nos sigue ocurriendo, de hecho.
Eso es todo por hoy, recuerden cuando se sientan solos en la madrugada que al ratito llega el amanecer. Siempre. Ocurrió en España, hasta el franquismo tuvo su triste y solitario final y se cayó, solito, como el muro de Berlín, apenas hubo que empujarlo con un soplido. Un abrazo, ajusten su cinturón de seguridad, si manejan no tomen, si toman no manejen. Y hasta la Victoria Secret. El Hombre Electrónico (políticamente incorrecto)

Carta desde el ciberespacio número 194, del 30 de octubre de 2008

Mientras los Kirchner trituran la confianza con sus “tácticas geniales”…

¿La Argentina está dormida?

Hola gente, amigos y no tan amigos. A 25 años del retorno de la democracia, muchos (cada día más) se preguntan si lo que vivimos hoy los argentinos es una verdadera democracia como la imaginada por nosotros hace un cuarto de siglo, una democracia genuina, pluralista, tolerante, esclava de sus leyes, con la separación de poderes pautada en la Constitución Nacional, con las instituciones funcionando a pleno, en donde votar no sea una mera costumbre de compromiso, casi formal, cada dos años, sino un meditado y activo ejercicio de una sociedad que respeta y se respeta, que toma a la libertad de pensamiento como un estilo de vida para desarrollarse como personas y como nación. La respuesta “no es positiva” (esa frase tan de moda), todo lo contrario. Como lo sugiere mi amigo Luis Rappoport en el libro que presentará la semana próxima en la Biblioteca Nacional, estamos en un país en que la intolerancia y la transgresión son quienes nos gobiernan realmente, por razones que vienen desde muy lejos y se enlazan con nuestra misma historia como sociedad y como nación, con nuestro sistemas de normas y creencias “dados vuelta” y promoviendo que siempre ganen los perdedores y que los premios y los castigos, finalmente, terminen funcionando también al revés, estimulando a los perdedores y sacando del juego a los ganadores. ¿Será por esas cosas, y otras, que en la Argentina estamos lejos, demasiado lejos, de una democracia real, y demasiado cerca de una democracia formal? Lo concreto es que la “administración” de este consorcio llamado “la Argentina”, no funciona como lo dicen las reglas. Los elegidos (o quienes ocupan el Poder más por viveza que por inteligencia), no gobiernan pensando en los demás, sino sólo en ellos y en auto-perpetuarse en el poder, utilizando cualquier tipo de reglas, sean legitimas o no, estén dentro o fuera de la ley. Mientras, quienes podrían competir con los actuales gobernantes para sucederlos y gobernar mejor están desarticulados, demasiado ocupados en competir sobre cuál es el mejor, enroscados en rencillas ideológicas casi infantiles, desbandados, poco capaces de trabajar en equipo, con escasa grandeza, con escasa creatividad y con escaso coraje para convertirse alguna vez en los estadistas que se sueñan a sí mismos, discutiendo entre ellos, desunidos, claro, mientras quienes nos gobiernan se ocupan desprolija pero efectivamente de dividirlos aún más para reinar. ¿Volverán a caer en la trampa como en las elecciones pasadas, o Elisa Carrió, en la delantera, o algún otro, será capaz esta vez de sumar antes que restar junto a Mauricio Macri y a los siempre tibios radicales, orgullosos (no sé porqué) de doblarse pero no de romperse, como si estar en misa y en procesión fuera un mérito. Por esas cosas, también, metidos en medio de todo esto, esperando que alguien tome la delantera y los convoque, es que la Argentina está dormida, que los argentinos parecen vencidos, atontados, y no han reaccionado ante el feroz ataque a sus derechos generado por Cricri de Kirchner, que es “como si” fuera la Presidenta, aunque todos sabemos que no lo es, y que el verdadero Presidente de la Argentina sigue siendo su ganancial marido. Y su pequeño grupo de hombres grises que sólo saben repetir la frase que mejor conocen, que no es otra que “Sí, Néstor”. Capítulo I, culmina la era Bush, ¿Obama recuperará la confianza perdida por los Usas? Patricia Paltrow decidió en estos días, de puro cabezadura, que la crisis de los mercados ya había tocado fondo, mujer cosmo al fin. Ya saben que es de esas personas que suelen hacer que las cosas ocurran sin esperar los informes de Research de los muchachos del MIT o de Harvard, que suelen equivocarse por su manía en la híper-especialización que no los deja ver el bosque, sólo el arbolito. Y ya comenzó a aconsejar comprar stocks y bonos de países serios, de empresas serias, de bancos serios (demás está decir que la Argentina no está en esa agenda). Y quizá tenga razón, hace dos o tres días que los mercados parecen haber quebrado la racha bajista y están subiendo quizá a una velocidad demasiado veloz e inquietante, que hace preguntarse a “los entendidos” sino será una dosis más de incertidumbre y volatilidad, y que en cualquier momento volverá una nueva montaña rusa. Junous, aunque esta vez el giro parece un poco más consistente. Por las dudas, un llamado a la solidaridad: que Alan Greenspan no abra la boca para decir que se siente culpable ni nada de eso. Ni que Stiglitz presagie así nomás más de 20% de desempleo en el horizonte para su país. Los mercados son como las mujeres, hay que tratarlas con cariño, con respeto, con sinceridad, con transparencia, y hay que hacerlas sentir deseadas porque es lo que más desean, en vez de desalentarlas una y otra vez con la mala onda exagerada, que parece prevalecer en este mundo en que el juego es ver “quién pronostica un Apocalipsis más grande”…. Le hice este comentario a Paltrow, que sigue con el casco puesto en la Calle de la Pared y se tomó a esta crisis como una batalla personal ante quienes pronostican este Apocalipsis del imperio americano a la vuelta de la esquina, y sostienen irresponsablemente que el dólar está en el final de sus días de gloria (Cricri, sin ir más lejos), y que el efecto Jazz y toda esa pavada preanuncian el principio del fin, sin darse cuenta que esto nos llevaría puestos a todos por unos cuantos años, incluso a los mismos pronosticadores de estas plagas, que caerían en primer lugar, claro está, tan distraídos que están, buscando culpables para sus propios desaciertos. Ella se rió con aquella sonrisa segura y alegre: “Ay, gordito, ¿no entendés que el dólar es la moneda más fuerte porque se corresponde con el país más moderno y competitivo y pujante, que el euro está hecho percha como sus dueños, que el yuan está triste qué tendrá el yuan, y que el yen idem, como si les hubiera dado fiebre amarilla? ¿No la escuchaste a Diana (Mondino) cuando fui el otro día a Baires a darte un beso, y fuimos a su home a visitarlos? Ese día que estaba también Ernesto el importante. ¿No te acordás, o estabas tan ocupado comiendo las madalenas de Proust tan ricas que no escuchaste nada, bombón? Allí, cuando Diana dijo que en los últimos años a Dobleiú lo usaron para echarle la culpa de todo lo ocurrido en los últimos siglos, como al mismísimo Carlos en la Argentina. Y que la ventaja de eso es que el día que Dobleiú se vaya con la frente marchita, pobre hombre, con lo que le tocó vivir en su presidencia, esa misma mala onda se esfumará y se irá con él, ya que la gente quiere creer que es el culpable de todo, jeje”.
¿Barack Obama tendrá la lucidez de refundar desde el martes mismo la confianza de los EE.UU. en los EE.UU.?
Esto ocurrió hace un rato, hablábamos por skype con webcam y ella estaba radiante, con unos jeans sencillitos y suavemente ajustados para atender clientes azorados por los millones perdidos, y con su sonrisa plan B, con una blusita entre esmeralda y turquesa, escotada a propósito para levantarles el animal spirit a sus clientes, ya lo saben, en los negocios y la guerra todo vale. Siguió hablándome divertida mientras el Don Jones, el Don S&P y el Don Nasdaq subían amablemente:… “Mirá flaquito con pancita, el martes a la noche termina la era Bush, y empieza la era Obama. Si el hombre tiene la inteligencia y la lucidez (y yo creo que sí la tiene) de mandarse con un discurso fundacional a lo Kennedy como aquel que hizo Mister John-Jack cuando asumió en 1961, con su frase "And so, my fellow Americans, ask not what your country can do for you… ask what you can do for your country”, y si además sigue con una frase a lo Luther King (“I have a dream"), entonces recreará la confianza perdida, y la gente volverá a creer, mientras la Fed y el Tesoro siguen trabajando unidos haciendo todo lo necesario para que la crisis del ’29 no se repita. Y te digo que no se repetirá, gordito, y que los pronosticadores que venden pesimismo se callarán la boca por unas décadas más. Y que esta primaverita de los mercados de estos días se convertirá en un veranito. Y que el 0,3% de caída del PIB para el tercer trimestre no llegará mucho más lejos en los próximos dos trimestres, con lo que todo volverá pum para arriba, sin prisa pero sin pausa, al estilo de las recuperaciones argentinas”. Yo la escuché y pensé que eso era demasiado optimismo si uno mira los débiles indicadores de la economía real, aunque sin dejar de admirar su fuerza interior ante la adversidad y de reconocer su intuición, además de sus ojitos celestes, claro, y pensé que quizá tuviera razón. Y entonces agregó su frase final, antes de apretar End en su mini Vaio: “pero la Argentina no tendrá una primaverita, sino una edad del hielo, corazón flaquito gordito chuik, yo te doy asilo en mi dormitorio de Park Avenue, claro”. Y se fue a seguir con su honorable trabajo de hacer que el ahorro se convierta en inversión, y la inversión en crecimiento económico, ese rol de los mercados de capitales tan subestimado y criticado en este país del sur que sigue pensando en el sector financiero como el malo de la película, mala palabra, culpable de todo, casi como si hubieran resucitado de la mismísima Inquisición y, aunque se hacen los progres, siguen viendo “agio y especulación” por todos lados, como los culpables de todo lo malo que ocurre. Capítulo II, por aquí siguen ganando los perdedores Sin estadísticas creíbles (salvo por los esfuerzos heroicos que hace el sector privado para suplir esta grave insuficiencia) sobre inflación, sobre mediciones de actividad económica, sobre consumo de servicios públicos, sobre pobreza e indigencia, sobre empleo, sobre cuentas fiscales, y ahora hasta con la duda sobre cuáles son las verdaderas reservas internacionales del Banco Central, los argentinos siguen navegando sin instrumentos, en una nave conducida por un curandero con aires de economista keynesiano y un grupo de copilotos que lo único que saben es obedecer y remar hacía adonde les dice Bwana, el jefe de la tribu de los Dunga. Por eso, entre otras cosas, los argentinos están rayados, nada peor que la incertidumbre para alimentar la angustia, y para generar más desconfianza (¿más todavía?).
Por aquí la simulación y la cosmética continúan, y estamos todos rayados, de arriba abajo
Lo ocurrido desde que se presentó el proyecto de estatización-confiscación compulsiva de los AFJotaPes hasta aquí es que se logró, como ha sido usual en estos cinco años, el efecto opuesto al buscado. Esto en un país sin financiamiento externo (y no por culpa de la crisis financiera internacional, como se le dice a la gente, que no tiene porqué entender de estas cosas). En un país que además revela un bajo nivel de inversión privada, y que ahora figura como “tachado” tanto en el FMI como en la FED para aplicar a un mega rescate como los que están de moda ahora, la actual movida oficial –luego de preguntarle a los verdaderos interesados hace menos de un año si querían seguir en las AFJP o si preferían dunga dunga- ha sido esta “estrategia genial del general Coyote”, que ha logrado que los dólares que empezaban a volver ante la incertidumbre mundial dejaran de hacerlo, provocando un feroz cambio en la demanda de dinero y una nueva elección de los ahorristas argentinos (chicos, medianos y grandes) por el dólar, generando una corrida acentuada por las devaluaciones de las monedas de todos los países del mundo respecto al dólar, esa moneda “que se va a caer en cualquier momento”, jeje, caeriola, como decíamos de chicos. Vale aclarar que la gente defiende sus ahorros, su poder adquisitivo, su salario, esto no es una conspiración de la Cía. Amigos y no tan amigos, algunas de las estadísticas que puntualmente utilizaban estas cartas desde el ciberespacio empiezan a generar reparos, sobre todo cuando la base de datos sobre las que se construyen provienen de fuentes oficiales, que ya son poco confiables, por no decir falsas, poco veraces o directamente mentirosas, y sólo para consumo de los funcionarios que siguen creyendo que están en Disneylandia y que su oficina atiende en “Alicia en el país de las Maravillas”. Afortunadamente quedan consultores privados –que no son pocos- que le encuentran la vuelta, por ejemplo Rogelio Frigerio y su estudio Economía y Regiones, quien en su última Newsletter publicó un cuadrito muy mono que demuestra –por si quedaban dudas- que el gobierno se quedó sin “caja” para financiarse a través de las retenciones al campo (algo que era previsible hasta para los nenes de salita azul), con lo que queda claro que el verdadero motivo (¿o se dice móvil del delito?) del cambio de las AFJP privadas a AFJotaPes estatales no es otra cosa que reemplazar un financiamiento por otro, de cara a las elecciones de 2009, que están más cerca de lo que parecen.
Un hecho adicional es que éste gobierno está focalizando su presión fiscal, sus críticas y sus estrategias en castigar una y otra vez a los sectores más competitivos y modernos de la Argentina. El campo, por ejemplo, el sector de mayor productividad de la Argentina. O ahora con las AFJP, cuyos afiliados cotizantes (entre 3 y 4 millones de personas) trabajan en los sectores más nuevos y modernos de la Argentina (desde servicios hasta bancos, desde industrias hasta transportes) y, además de haber optado por permanecer en las AFJP hace menos de un año, se encuentran en el sector blanco, formal y competitivo de la economía argentina. Son los tradicionalmente llamados los “sectores ganadores”, los más pujantes, los de alta productividad, los que suben el promedio general de producción, de salarios, de educación, de capacitación. ¿Será casualidad? ¿Qué país crece castigando a los sectores más pujantes? ¿Porqué aplicar premios y castigos invertidos para que en el país ganen los perdedores? ¿Será un sistema de selección darwiniana invertido, como el que parece asolar a la dirigencia política y la democracia argentina? Junous, como dice Paltrow. Esto, y otros hechos, es lo que está desalentado a la gente hasta niveles alarmantes, es lo que hacen pensar que los argentinos están dormidos, atontados, aterrados, agotados, fragmentados, inseguros, hasta desilusionados y hasta solos en la madrugada. De hecho, lo están. Esta es la gran pregunta actual, amigos y no tan amigos: ¿los argentinos están dormidos?, ¿atontados? ¿Ya no les interesa ni siquiera protestar porque sienten que han perdido la batalla, que ya les hicieron dunga dunga (perdón por la metáfora, es prohibida para menores de 16 años) pese a haber elegido todo lo contrario a lo que el Gobierno democrático que dice representarlos acaba de decidir para ellos? ¿Ya no creen en nada? ¿O están esperando que aparezca una Mesa de Enlace como la que surgió en el campo, en la que se junte toda la oposición, para que represente su angustia y sus intereses y los defienda? Por ahora, esa Mesa de Enlace no aparece, aunque sería bienvenida porque los argentinos, muchos argentinos, se sienten casi desnudos, y con la sensación que el grosero chiste del jefe de la tribu, cuando dice “sí, pero primero dunga dunga”, se les pueda convertir en una dolorosa realidad.
Amigos y no tan amigos, es posible que esta metáfora no les guste. Pero en estos días, como nunca, los argentinos parecen haber descubierto que el gobierno que dice que los representa, no lo está haciendo, y más aún, que son capaces de hacer cualquier cosa para permanecer en el poder. Es una verdadera lástima, cuando se cumplen 25 años de una democracia que más que recuperada por nosotros nos fue regalada por las ideas de otro hombre “providencial” como lo fuera Leopoldo Galtieri, que también soñaba quedarse en el poder por muchos años, hasta que perdió aquella dolorosa guerra. Un abrazo, ajusten su cinturón de seguridad, si manejan no tomen, si toman no manejen. Y hasta la Victoria Secret. El Hombre Electrónico (políticamente incorrecto)

Carta desde el ciberespacio número 193, del 23 de octubre de 2008

Bonnie & Clyde y su banda
Se profundiza el “modelo” oficial de apropiación estatal que asfixia al sector privado Vivir con lo nuestro…
Hola gente, amigos y no tan amigos, aunque cada día los amigos son más, y los no tan amigos son menos, y para mejor se van quedando solos, se pelean entre ellos y se pasan facturas y “yotelodijes”, demostrando una vez más que aquella frase casi religiosa (“uno siempre cosecha lo que sembró, más tarde o más temprano”) funciona tanto aquí como allá, tanto en el capitalismo como en la edad media y desde que el mundo es mundo, creasé o no. O dicho de otra manera, y pese a lo que quiera demostrar mi primo Woody Allen quizá para justificar sus propios errores y horrores morales desde Match Point en adelante, la justicia llega siempre, de una u otra forma. Sólo hay que sentarse a esperar mirando el canal Fashion TV. Pero no es un día para hacer filosofía. Les cuento que a Patricia Paltrow finalmente le llegó el estresaso (¿se escribirá así?) luego de sobrellevar meses de crisis de los mercados. Le duele la garganta, apenas puede hablar, tose, se le congestionan sus grandes ojos fijos y se le pone roja toda la cara, y cuando habla parece Marlene Dietrich, o suena como un resabio ronco de aquella vieja canción de Lily Marlene. De mujer fashion y seductora pasó a pajarito mojado y sólo toma te con limón y, aunque no lo crean, cuando estamos hablando por celular, skype con webcam, o directamente con el viejo sistema de teléfono de línea, uno no sabe si se está por poner a llorar o se está riendo, o peor, las dos cosas a la vez. En cualquier momento me subo a un avión y me voy a cuidarla a su departamentito de Park Avenue, pobre, no es lo mismo que nos traigan el te a la cama que ir hasta la cocina y poner agua con un sobrecito de algo en el microondas, total el petróleo cayó de 147 dólares débiles a 68 dólares fuertes, y eso, más la caída del turismo, ya empieza a hacer bajar el precio de los aviones, los pasajes ya no vuelan, las azafatas sonríen y tratan mejor a los viajeros y los airports no están colmados de jóvenes yuppies y musicos de rock yendo a dar recitales a los países emergentes, todos sentados en el piso porque se agotaron los sillones, jugando con sus lap top hasta que les dure la batería porque, tampoco, hay demasiados enchufes para recargarlas en los airports. Pero cuando la escucho y la veo a Paltrow no me gusta nada, me genera un no se qué de ternura ver que no es la superwooman que vende su imagen, sino una mujercita cualquiera diciendo achús a cada rato. Y eso que no es de los grandes perdedores de la Calle de la Pared, o del Muro, o como quieran llamarla, todo lo contrario, su viejo sistema cabezadura de no seguir a la manada funcionó, “Obvio flaquito”, como me dice desde la pantallita de la Vaio cuando no está estornudando. Y eso que no está, como muchos amigos y no tan amigos, ni muy comprada ni muy vendida, ni muy pedaleada ni con mucho aire a pagar a fin de mes. Y eso que seguramente su situación económica es hoy posiblemente igual a la de un año atrás, o sea excelente (en medio de gente que perdió 20 por ciento, 30 por ciento o más de sus activos), pese a que su banquito dejó de ser de inversión y ahora será una división más de un monumental banco comercial con miles de sucursales y Ateemes por todos los Usas, hasta el punto que los muchachos del gobierno les dijeron “cuidado muchachos, que no pueden tener más de 10% del total de depósitos del sistema” (sí, 10% en los EEUU). Capítulo único, no llores por mi Argentina Pero Paltrow no se estresó y le bajaron las defensas por no tomar Actimel ni por la crisis de los mercados del mundo ni mucho menos, si en los últimos tiempos ganó como nunca porque la gente que se dedica al Don Jones lo único que hace es comprar o vender y ella vive de eso, ni tampoco porque le preocupe quedarse sin trabajo, ya que eso no ocurrirá, ni tampoco le interesa demasiado que ello ocurra porque su futuro no depende, qué suerte, del repentinamente maravilloso Sistema Solidario y Redistributivo de Reparto de la Argentina, una nueva remake de sexo explícito y perverso de “vivir con lo nuestro” que inventaron unos pocos argentinos en el Poder, que siguen hablando de democracia, pluralismo, legitimidad, tolerancia y respeto, mientras hacen todo lo contrario.
Más simulaciones y cosmética,
para sostener el paradigma oficial de “vivir con lo nuestro”
No, nada de eso, el dolor de garganta le empezó cuando Kricri decidió, a principios de esta semana, echarle toda la culpa por la feroz crisis argentina (crisis que se está desencadenando sin prisa pero sin pausa) y por el supuesto fracaso de las AFJPes (¿no era que estábamos blindados?) a la crisis financiera y económica mundial, y se las cargó al hombro para robar-incautar-apropiar-estatizar-confiscar-expropiar (elija la palabra que le guste más, todas significan un ataque explícito a la propiedad privada) las tenencias de millones de argentinos que desde 1994 en adelante ahorraban en el Sistema de Capitalización, mes a mes, poquito a poco, mientras el Gobierno Nacional manipulaba las estadísticas del Indek, mentía con la inflación y hacía caer el precio de los bonitos (entre 50% y 60% del total de las tenencias) de manera brutal. Hasta un niño lo entiende: los que destruyeron a las AFJPes (más allá de sus errores y sus tibiedades a la hora de defender a sus clientes, más allá de las comisiones horrorosas) fueron los mismos funcionarios de este gobierno, que pulverizó el precio de los bonos (empezando por los ajustables por CER), destruyó la credibilidad y llevó al riesgo país hasta rozar los 2000 puntos, que es la contratara de la pulverización de los precios. Claro, ahora le echan la culpa a la crisis mundial, fácil, si total ellos creen que la gente es idiota y no entiende, si total el futuro queda adelante y ellos sólo miran para atrás. Allí fue cuando se me embronquitizó la mujer de los ojitos azules y las bermudas agujereadas, siempre alegre, seductora y a veces enloquecedoramente querible, tanto cuando se viste como cuando se desviste. “Gordito –me dijo ayer, cuando ya se sentía muy mal- en estos días escuché teorías económicas, explicaciones sobre el agujero fiscal que se viene y cómo todo esto no es más que una maniobra para financiar al sector público, justificaciones macroeconómicas de costo-beneficio (achís), análisis inteligentes y no tanto, cifras que mostraban con lujo de detalles la autopsia del cuerpo violado (achús, achús), justificaciones de todo tipo de los chupamedias K sobre esta nueva genial estrategia de su jefe Bwana (doble achús), también ministro de Economía y Presidente Ganancial”. Pato respiró un rato, se pasó femeninamente un pañuelo por su nariz y siguió… “Baibi, lo verdaderamente grave de todo esto no son las implicancias económicas ni financieras, que serán gravísimas, ni siquiera las connotaciones legales o políticas, flaquito. Nada de nada (achús). Lo realmente grave es que un gobierno, en un nuevo abuso de poder, acaba de meterle la mano en el bolsillo (para ser educados) a millones de argentinos usando una excusa insostenible para robarles-confiscarles-expropiarles de un plumazo los ahorros, sus ahorros, que iban acumulando para su vejez, pocos o muchos, pero bajo el sistema que ellos habían vuelto a elegir mayoritariamente tan sólo unos meses atrás”…. Este tipo Amado Vudú (Freud, ayudanos) va a ser el más odiado de la Argentina, le faltó decir. Y entonces ella comenzó a larga distancia, aunque parecía estar al lado mío, una secuencia de estornudos que le duró cinco minutos, nada menos, en los que ya no pudo hablar más. Hay que agregar que es muy raro que Paltrow no hable por más de tres minutos y diga algo dulce, o amargo, algo siempre políticamente incorrecto, o una pavada infantil, o una ironía que funciona como una sierra eléctrica. O una frase ingeniosa que me hace reír durante dos horas, mínimo, y lamentarme como siempre que ella y yo vivamos a unas 5000 millas de distancia o más y tengamos un simple y complicado romance globalizado porque cada uno está anclado, por diferentes motivos, en su lugar en el mundo. Amigos y no tan amigos, esta carta no será muy larga, porque todas las argumentaciones y explicaciones económicas, legales, judiciales y políticas sobre lo ocurrido son superadas por el simple hecho que un gobierno nuevamente le está metiendo la mano en el bolsillo a muchísimos trabajadores activos para quedarse con sus ahorros para cuando sean pasivos, utilizando diversas excusas insostenibles, infantiles y culposas. Todo o casi todo ya fue dicho en estos días por gente más inteligente que yo y mucho más informada. También se dijeron muchas pavadas y frivolidades. Lo concreto, y lo verdaderamente grave, es que el Gobierno de Cristina De Kirchner está concretando ahora un hecho parecido (¿más grave, menos grave?) de apropiación del dinero de la gente, como el ocurrido a principios del año 2002 (sobre los ahorros, sueldos y el dinero transaccional). La historia comenzó unos meses antes cuando Domingo Cavallo intentó frenar una corrida financiera sistémica comenzada incluso antes que él asumiera como ministro de Fernando De la Rúa (con el consenso y beneplácito de buena parte de los argentinos, hoy desmemoriados, claro). Aquello se dio en llamar al principio “El Corralito”, y culminó semanas después -cuando él ya no era ministro de Economía- en una corrida al dólar con devaluación, combinada con la pesificación asimétrica que aprovechó la existencia del corralito y lo convirtió en el llamado Corralón, que licuó entonces las tenencias de dinero de millones de personas, además de reducirles el poder adquisitivo de sus ingresos. Vale aclarar que en aquel entonces, también, había serios problemas fiscales que llevaron a Adolfo Rodríguez Sáa a declarar un aplaudido y alegre default a principios del año 2002. Pero hay una diferencia: aquello fue un ataque implícito al bolsillo de la gente debido a las efectos de un sinceramiento de las variables económicas (pésimamente instrumentado, por lo demás), mientras hoy se trata de una confiscación o apropiación lisa y llana, directa y explícita, de dineros que tienen dueños concretos con nombre y apellido y grupo sanguíneo y todo, que, simplemente, venían siendo administrados (bien, regular o mal) por las AFJPes. Aquello fue una devaluación pésimamente gestionada montada en medio de un escenario de corrida cambiaria, default y una posterior pesificación que modificó de manera discrecional los efectos mismos de la devaluación. En los hechos también se le metió la mano en el bolsillo de la gente, como ocurre usualmente en toda devaluación en países que, como la Argentina, generan un impacto sobre los precios y el poder adqusitivo. Pero no hubo un explícito ataque a la propiedad privada como si lo hay en esta ocasión. Este es el punto, esto es lo verdaderamente grave, más allá de las explicaciones técnicas, las excusas declamados y los razones reales, que siguen debatiéndose sobre si esto fue peor o mucho peor que aquello, con o sin anestesia. Unos puntitos más…. · Los afiliados a las AFJP (ahora rebautizadas irónicamente por la creatividad popular como Administradoras de Fondos de la Juventud Peronista) tuvieron hace pocos meses la oportunidad (brindada por el mismo gobierno, paradójicamente) de volver a elegir qué sistema de jubilación preferían, y más de 70% eligió por el sistema privado. · Las tenencias de los bonos públicos de las AFJP, tenencias que son de la gente (¿ya lo dije?) y que las AFJP sólo administran, fueron pulverizadas en este último año y medio, pero no por la crisis internacional y la caída de las bolsas en el mundo, sino por el feroz rebrote inflacionario combinado con un falseamiento (subestimación) de los índices de inflación que afectaron el valor real mismo de los bonos ajustables por los índices de precios (CER), y ello traccionó a su vez a la baja al resto de las tenencias otros bonos públicos de los afiliados al sistema de capitalización. · Otra parte de las tenencias de los afiliados a las AFJP se invertía en fideicomisos cuyos fondos se derivaban directamente a promover el consumo interno de bienes durables (como los artículos para el hogar), así como para financiar al mercado de capitales y promover la oferta de otro tipo de créditdos, incluyéndose aquí acciones compradas en importantes empresas privadas. Así, la AFJP proveían liquidez al mercado y fueron un sustento de la recuperación económica de los últimos años. · Si algo le faltaba a la Argentina para perder la poca confianza internacional que le quedaba, fue el ataque al bolsillo particular de los argentinos que se está instrumentando bajo los argumentos de las AFJP malas y una crisis mundial malísima, qué excusas idiotas y de poco sustento. Queda claro que el Sistema de Reparto y Redistribución del Ingreso (como lo llamaría dulcemente Kricri) ser verá seriamente afectado por estos cambios profundos, que en el corto plazo traerán alivio pero que en el mediano y largo plazo complicarán aún más las cuentas previsionales. Etcétera. Pero como dice Paltrow, entre estornudo y estornudo, “lo verdaderamente grave flaquito es el ataque explícito a la propiedad privada más elemental (y no hablo de pisos en Libertador ni casas en San Isidro, sino de los ahorros para cuando los argentinos hoy jóvenes y no tan jóvenes sean viejitos y ya no puedan trabajar, de los simples derechos de cada persona a elegir su destino, ¿me entendés gordito flaquito achús?”. Ese es el punto central de todo este debate que irá creciendo en los próximos días. Porque revela que este gobierno, para los que no lo sabían aún, es capaz de hacer cualquier cosa que lo sostenga políticamente en el futuro, y de esconder sus errores y horrores de política económica detrás de algún culpable que esté de turno. La confianza de los argentinos en este gobierno, hoy, está herida de muerte, aunque no salgan a la calle a protestar y por ahora mascullen su impotencia. Eso es lo que éste gobierno no llegó a imaginar, pese a que tienen tanta imaginación para idear cómo mantenerse en el poder, su único objetivo más allá de lo declamado.
¿Volverán los cacerolazos, o la gente espera
que la oposición se despierte de la siesta?
Amigos y no tan amigos. ¿Volverán los cacerolazos o los argentinos están tan golpeados, desilusionados e impotentes que ya ni fuerza tienen de protestar? ¿La oposición se pondrá las pilas, tendrán un poco de grandeza, dejarán de jugar a las escondidas y a criticarse unos a otros y armarán una Mesa de Enlace 2 para encabezar una protesta que todos esperan y que sin duda la gente apoyará? Junous, como dice Paltrow, que ahora se acostó porque ya es tarde, con sus bermudas de jean y alguna de mis camisas blancas, brrrrrrrrr, pobre. Achús. Para terminar, un video con la opinión de Juan Domingo Perón sobre los sistemas previsionales estatales: http://www.youtube.com/watch?v=Dhp2t3k4ouA. Un abrazo, hasta la Victoria Secret. Ajusten sus cinturones de seguridad, y los otros también. El Hombre Electrónico (políticamente incorrecto)