Carta desde el ciberespacio número 204, del 5 de marzo de 2009

Pieter Bruegel, la Torre de Babel
Shock financiero,económico y social
¿La primera crisis global?
Hola gente, amigos y no tan amigos. Como no es agradable dar malas noticias y cómo nuestro nivel de tolerancia a las mismas es cercano a cero en estos últimos tiempos, en febrero me dediqué a leer, descansar y reflexionar sobre lo que está pasando, socorro, exiliado en el ciberespacio y con algunas salidas homeopáticas a la llamada realidad, de la mano de Patricia Paltrow, que estuvo todo el mes visitando Buenos Aires, claro, se escapó del frío de Niúiork Niúiork y del frío de la Calle de la Pared (no es bueno que una banquera como ella esté sola en estos tiempos de cólera). Así que nos dedicamos a pasear por Buenos Aires, que en verano es una belleza sobre todo porque no hay mucha gente, ni mucho tránsito. El programa era sencillito: tomar helados de marrón glacé y chocolate blanco (ella tomaba de chocolate blanco y marrón glacé, para mostrar su independencia de criterio), hacer minuturismo por la zona norte (lo que podemos llamar “turismo de aventura” dada la inseguridad ambiente), ver muchas películas viejas y nuevas por la noche (no se pierdan Suite Ejecutiva en TCM , para comprender que los actuales discusiones en el mundo de los negocios son las mismas de hace 50 años), visitar amigos (preferentemente con pileta y jardín) para poder dedicarme a mi pasatiempo favorito que consiste en pasarle el limpiahojas a la piscina al atardecer (sea o no mía, me relaja) y caminar, caminar todo lo posible por las callecitas de Belgrano o Belgrano Erre, que tienen ese qué se yo, luego de la cena, demostrando que somos dos personas audaces. Y algunas otras cosas, claro, como nuestras conversaciones al amanecer sobre los grandes temas que nos preocupan, que son los mismos que les preocupan a ustedes, y cuidarnos en no confundir el sexo con el amor, uno de los males de nuestro tiempo. Pero ella ya se volvió a los iuesei, la llevé al erport la semana pasada y se volvió a la guerra, preocupada porque cuando vino las acciones de su banco se ubicaban en 10 dólares y cuando se fue estaban en 7 dólares, aunque si algo queda clara es la decisión del nuevo gobierno y de la Fed de no dejar caer a ninguno de los 19 grandes bancos, aunque estén muy estresados. Cuando nos despedimos, yo la abracé y ella me dio su habitual beso de RRII (las demostraciones de afecto las deja para cuando estamos solos en la madrugada). Y le dije mi frase habitual que copié del diario El País, “no te preocupes, el capitalismo tiene los siglos contados”, y ella me miró con sus ojos celestes caribe, riendo, y me retrucó que sí, que esta era, nada más ni nada menos, que la primera crisis global de la globalización (a ella le fascina jugar con las palabras). “Luego cuando llegue allí hablamos por skype y te explico, flaquito gordito”, dijo, como si me hubiera dicho “la próxima vez que vayamos a Volta probemos un helado de otro gusto”. Y se fue solita, como toda una mujer cosmo, por la gate 23, con su valijita con ruedas tan chiquita como ella (con su Vaio a cuestas y todo), finalmente vino al verano de Buenos Aires y sólo necesitó un poco de ropa, no mucha, total ella siempre usa mis bermudas de jean agujeradas y mis camisas blancas que le quedan tan bien. Obviamente, tenía una campera gruesa para cuando llegara a JKF y se subiera a un yellowcab manejado por algún barbudo enojado con la vida, al que le gustara tener la ventana abierta, para llevarla hasta su pisito de Park Avenue. Yo la miré irse y me pregunté lo mismo que todos nos preguntamos en estos días: “¿falta mucho para que la crisis llegue al piso, o esta crisis viene con subsuelo?”.

Capítulo I, crisis global, ¿qué crisis global? Ayer nomás el estudio Broda comenzó con su ciclo anual, como lo viene haciendo hace 22 años (una de las pocas “instituciones” estables que quedan en la Argentina) el primer miércoles de marzo de cada año. Estaba lleno de sus clientes, hombres de negocios, economistas, diplomáticos, los conocidos de siempre pero más. Ellos tampoco habían tomado demasiado sol este año (“es para cuidarse del sol, que viene muy fuerte, explican). Rosendo Fraga y Ricardo López Murphy hicieron sus disertaciones (la realidad política y la reflexión económica), en donde si algo quedó claro es que la estrategia de Barack Obama enfrenta mayores dificultades financieras, económicas, políticas y geopolíticas que las imaginadas inicialmente. La Obamanía se desinfló un poco, ante la magnitud de una crisis que empezó en los iuesei pero que se está potenciando en esta aldea global en donde nadie es inocente, hay que decirlo. Con respecto al capítulo argentino, ni hablar, para muchos la coalición kirchnerista cae en picada (“en el campo político se cree que ya no hay margen para Kirchner 2011 y que incluso el oficialismo puede perder las legislativas de 2009”, explicó Rosendo, aunque aclaró que “el ex presidente ha perdido la guerra., pero todavía puede ganar batallas”). Dicho crudamente, algunos peronistas no saben si ir o no ir al cementerio, y si entrarán o se quedarán afuera saludando a los pocos deudos. La experiencia indica que se quedarán afuera, como es la costumbre, pero algunos no se deciden y piensan que “todavía puede ser prematuro para la traición”. Pero todo aquello es irrelevante. Yo me había quedado pensando en aquella frase sobre la primera crisis global de la globalización que me deslizó Patricia así como al pasar, y Broda empezó como si ellos hubieran hablado un rato antes: con un cuadrito que decía más que mil palabras, revelando cómo ya en el IV trimestre del año pasado el mundo mostró un verdadero colapso en el nivel de actividad: no habló de un país, sino del mundo, claro, y si miran los datos en detalle (abajo) verán que asustan por dos razones. La primera, por la magnitud de la caída, y la segunda, porque se observa una sincronización en la caída y cómo la teoría del “desacople”, tan de moda el año pasado, sucumbió ante la realidad. Así, profundidad de la caída, la velocidad (acentuada porque estamos en un mundo online) y la sincronización de los hechos se están combinando para complicar el panorama y explicar porque el mundo está ante un problema diferente a los anteriores. “Esta crisis no es ni será algo parecido a la crisis del ’30, flaquito”, me decía Paltrow anoche, hablando por el skype. Yo le pregunté si será peor. “No -me respondió-, no debería ser peor, el mundo aprendió y está reaccionando globalmente para enfrentar la situación, encabezado por la visión global de los norteamericanos y los chinitos y sus decisiones concretas para ponerle un piso a la recesión. Que sea una crisis global no significa que sea peor, o más profunda, o más larga o más corta, sólo que será diferente, y el denominador común es que les pegará a todos, desde los euro-escleróticos de la UE hasta los europeos orientales, pasando por la paliza que están sufriendo países como Corea, Japón e incluso la Argentina (que sigue mirando para otro lado como si fuera a salvarse porque inventó la heterodoxia, jeje, inventariola)”. Eso me dijo, optimista, aunque tratando de observar los sucesos desde una perspectiva “cosmo” a lo que está ocurriendo en el planetita. Cuando me habla así, tengo que decirlo, me gustan aún más sus ojitos, y su mirada de “yo no fui” que es puro teatro para seducir, claro. Sabe hacerse la tontita como ninguna.

Fuente: Estudio Broda, ciclo económico marzo de 2009

Y justamente esta mañana, como si los bancos centrales le estuvieran dando la razón a Paltrow, y luego de los estímulos que planea China para su economía, trascendió que hasta el Banco Central Europea bajaría las tasas de interés de corto plazo a la tibia velocidad de Jean Claude Trichet (de 2% a 1,5% anual), mientras los ingleses iban a la ofensiva y las reducían hasta 0,5% anual, demostrando que por algo fueron los que inventaron el capitalismo salvaje. “Gordito –me dijo anoche en la cama, desde su Vaio hasta mi Dell, a 5000 millas de distancia, moroles-, lo que nadie se da cuenta aún es que estamos viviendo una época la humanidad nueva, diferente, y nos guste o no estamos globalizados, en las buenas y en las malas, en lo económico y en lo social, en las costumbres, en la comunicación instantánea, en las expectativas, en los hábitos, en las modas, y también en la forma de relacionarnos, hasta de amarnos o de odiarnos. De paso, ¿viste Babel de nuevo?”, volvió a preguntarme. Si la había visto, claro. Y luego de terminar de conversar con ella un rato más, y de hacer End con las compus, intenté con todos estos datos construir algunas certezas mínimas sobre lo que está ocurriendo. · La Argentina está sufriendo una crisis más profunda que lo esperado, porque acumula una serie de distorsiones en sus precios relativos que no ha resuelto a tiempo (dólar, tarifas, inflación de costos) y que la llevan a una estanflación en un mundo en deflación, con los famosos superávit gemelos en disminución acelerada. · En estos tiempos lo peor que uno puede hacer es engañarse, mentirse y mentir con las estadísticas. Sólo reconociendo a la realidad en vez de negarla se puede empezar a tomar medidas para evitar más efectos negativos. Y una vez que se acepta la realidad, habrá que tomar medidas desde una óptica menos ideológica y más objetiva, algo que no parece probable si se miran los comportamientos del pasado. · El recurso de echarle la culpa de todo lo que ocurre y ocurrirá a nivel doméstico a la crisis económico internacional es una excusa muy “oportuna” que el gobierno argentino está utilizando a todo o nada, pero que posiblemente no alcanzará para convencer a la gente. La crisis económica comenzó en la Argentina el año pasado, antes de la caída global y la gente lo percibe. Y el riesgo de perder totalmente la confianza, como le pasó al pastorcito, está a la vuelta de la esquina. · Los Estados Unidos no dejarán caer ningún banco más, y posiblemente ninguna gran empresa emblemática, y tienen claro que a diferencia de la crisis del ‘30 hay que usar a pleno la política monetaria y fiscal, y ya lo están haciendo. Los riesgos de una posterior inflación y de un endeudamiento fiscal inédito son exagerados. Los Estados Unidos tienen la máquina de hacer dólares, y de absorberlos cuando sea necesario. Y el actual endeudamiento fiscal se está tomando a tasas cercanas a 0%, lo que implica menores costos de cancelación futura que los que se creen. · El resto de los países están funcionando más y más sincronizadamente con esta estrategia y así como la crisis financiera y económica es global, la política económica empieza a tener también características globales. · El gran problema del mundo es de expectativas ferozmente negativas, con pánico y desconcierto ante una crisis inédita y desconocida. Los gurúes de todo el mundo, con sus pronósticos apocalípticos (dar malas noticias vende siempre más que dar buenas noticias), sólo alimentan estas expectativas negativas y llevan a un círculo vicioso hacia la caída que puede pronunciarse. Este es el gran riesgo: expectativas negativas que puedan profundizarse con comportamientos en manada. Como diría el rey de España, “¿por qué no te callas? Yo no sería contundente, no hay que callar a nadie nunca más, sólo hacerles un test de alcoholemia antes que se pongan a hacer pronósticos gratuitos por los medios. Capítulo II, Babel, ¿la primera película global? Armados con un rifle dos niños marroquíes salen a cazar chacales para asegurar el bienestar de su rebaño de cabras. En el desierto, los niños dan rienda suelta a sus travesuras, son niños como los que vemos por la calle en Buenos Aires, aunque hayan crecido de golpe y sin dirección ni responsabilidad alguna, que en vez de haber sido educados han sido deseducados –o no educados- por padres ausentes, también como muchos niños argentinos.

Entre otras cosas estos niños deciden probar el rifle, pero la bala va más lejos de lo que ellos imaginaron, haciendo colisionar en un instante las vidas de cuatro grupos de personas, separadas en tres continentes: una pareja de turistas estadounidenses que se hallan atrapados en medio de un accidente que escapa al control de todos; una adolescente japonesa sordomuda; el padre de la anterior, quien era el dueño original del rifle y se lo regala al marroquí, y una niñera mexicana que, sin medir las consecuencias cruza la frontera con los hijos de los turistas estadounidenses que estaban a su cargo, desencadenado otra historia en la que ella misma pierde todo lo que había logrado en años de vivir en los EE.UU. Ninguno de los grupos de personajes conocerán nunca. La película está basada en la Torre de Babel.
Imágenes de la primera “película global”, Babel, con Brad Pitt y Cate Blanchet
Amigos y no tan amigos, ¿qué tiene que ver todo esto con la crisis financiera y económica mundial? La palabra clave es interacción. Es como la historia de la mariposa que aletea en Pekín y desencadena un tifón en California. Es como el cambio climático, que tendrá que enfrentar y resolver todo el mundo porque ya no depende de que unos pocos países hagan buena letra. Afortunadamente, enfrentar el cambio climático está en la mismísima agenda del nuevo gobierno de los EE.UU. En este caso, el ejemplo es una simple bala perdida en las montañas de Marruecos, que provoca toda una serie de impactos sobre la vida de personas que viven en los Estados Unidos, en Japón y en el mismo desierto de aquel país desde donde partió la bala perdida. Y así como en estos años se habla livianamente de la globalización, ya sea criticándola o aclamándola, la realidad innegable es que estamos viviendo la primera crisis financiera, económica y posiblemente social de la globalización, que seguramente se resolverá cuando también a nivel global se revierta este pánico que cunde en todo el mundo y que será reemplazado por una nueva era de esperanzas y expectativas positivas, que se contagiarán al mundo a la misma rápida velocidad a la que hoy “viajan” estas expectativas irracionales, negativas, pesimistas, aterradoras. Y ese es el tema. Nuestros problemas (el amor, la educación de nuestros hijos, la economía, las relaciones humanas, el trabajo, los valores que defendemos) hoy son los problemas de todos. Como nunca, vale la frase trivial de “todo tiene que ver con todo”. Las decisiones que cada persona desea tomar hoy ya no dependen sólo de lo que ocurra en su pueblo, su ciudad, su región, su provincia, su país, sino de una dinámica compleja e interconectada de la que no se puede escapar, para bien o para mal. Esta es la parte negativa, pero tampoco podemos quedarnos con un pesimismo como el que revela esta película. ¿Porqué no ver las cosas positivas que tienen estos mismos hechos? Por ejemplo, un remedio o una invención para curar enfermedades inventado en Suiza, por ejemplo, que llegará más rápido a cualquier parte del mundo, o la posibilidad de que Paltrow y yo podamos comunicarnos y sostener una relación especial pese a vivir a 5000 kilómetros de distancia. O la belleza que significa para una personas con pocos recursos de conocer y comunicarse con otras personas que viven en las antípodas gracias a una computadora alquilada a un dólar la hora en cualquier cibercafé, y que jamás hubiera conocido tan sólo unas décadas atrás. O el avance productivo que significa para todo el mundo la especialización de las economías, que está haciendo realidad el mágico sueño de Adam Smith cuando imaginaba economías más abiertas y transparentes en un contexto de división internacional del trabajo en que cada país pueda especializarse en producir lo que hace mejor, y aumenta así la producción disponible para todos los consumidores el mundo. Lo que, de paso, termina con el paradigma de “vivir con lo nuestro”, que lleva a una mayor pobreza. Etcétera. La lista es larga y podemos hacerla entre todos. Alimentarla, hacerla crecer. Lo que está cayendo no es el capitalismo, lo que está terminando es una época de mayor aislamiento, de nacionalismos inútiles, de ideologías cerradas en sí mismas, y está comenzando otra época que, posiblemente, podrá ser mejor que la anterior, con mayor tolerancia y respeto a las ideas y a las personas, piensen como piensen. Asusta. Pero también genera la posibilidad de un mundo mejor y con mayores posibilidades para todos. Si uno mira hacia atrás, los seres humanos han enfrentado otros desafíos y los han resuelto creciendo, mejorando, innovando. Si uno mira al mundo desde el satélite de Google, descubre lo chiquito que es el planeta, y lo interconectado que está, cada día más, nos guste o no nos guste. A mi, claro, me encanta que sea así. La necesidad del hombre de trepar al cielo, de crecer, de llegar a más, viene desde la Torre de Babel, y llega hasta el deseo de construir las grandes torres modernas, incluso aunque algunas hayan sido arrasadas por gente que quería volver al pasado y la pequeñez. Lamento el largo de esta carta. En medio de tanta inquietud, incertidumbre, vulnerabilidad y temores aquí y allá al estilo del pensador Zigmunt Bauman con su “amor líquido”, me parece que es la hora de “achicar el pánico”, como decíamos cuando éramos tan jóvenes. Un abrazo y hasta la Victoria Secret. El Hombre Electrónico (políticamente incorrecto)