Carta desde el ciberespacio número 192, del 9 de octubre de 2008

Dólar aquí y allá, soja, superávit gemelos, culpables y otras dudas globales
Simulaciones, confusiones y certezas
Hola gente, amigos y no tan amigos. Hoy es uno de esos días de con más incertidumbres que certidumbres, uno de esos días en que no conviene tomar decisiones trascendentes. La solución, me parece, es la que sugiere Patricia Paltrow, la única persona que conozco que está tranquila allí en la Calle de la Pared: ...“gordito, lo mejor que podemos hacer es meternos en la en la cama, prender el LCD gigante y mirar alguna película de amor bien hollywoodense, al estilo de “Realmente Amor” o “Alguien tiene que ceder”, de esas que te devuelvan la fe en la humanidad. Pero como vos estás allá y yo acá, no podemos, así que conformate con mirar el Canal Fashion TV y hablamos a cada ratito, total, aquí en el banquito todos gritan y hablan como si supieran lo que está pasando. ¿No conocés un experto en ataques de pánico para poder consultar?”, agregó, dijo jeje, la frase de moda, y me colgó por un rato desde su nuevo Iphone con el que se la pasa jugando en los tiempos muertos. Tenía razón, claro, como siempre, es “un día de esos” en que mirar los diarios puede ser insalubre, ni que decirles las páginas de Bloomberg y hasta las de CNN, todos están con ataque de euro-pesimismo global, como si hubieran estado comprados en euros porque esperaban la caída del imperio americano a la vuelta de la esquina, pobrecitos. Mientras tanto, el director gerente del FMI advirtió, constructivamente claro, que “estamos al borde de una recesión global”, como quien grita fuego en medio de Arabia Saudita, allí, justo adonde llenan los barriles de petróleo con, justamente, petróleo crudo o algún material más inflamable. En Clarín digital, a la derecha de su pantalla, había un titulito también para alegrarnos el día: “Doce enfermedades que el cambio climático puede potenciar”, decía en esta misma mañana, no muy lejos de las declaraciones del Strauss que no compone ni baila valses de su tío abuelo vienés. Qué lástima, por ahí lo hacía mejor que pronosticar obviedades que sólo profundizan la tendencia y angustian más a la gente común. En medio de tanta incertidumbre, ataques de pánico aquí y allá, angustias existenciales y materiales por todos lados, se me ocurrió que lo único que podía decirles en este segundo jueves de octubre es que hay unas pocas certidumbres de las que tomarse entre tantas malas noticias. Pero cuidado, panic attacks aquí y allá, confusiones, simulaciones, operaciones de prensa, doble sentidos y sinsentidos, nada es lo que parece cuando estamos en un medio de la tormenta, todo parece peor de lo que es en realidad, así que lo que nos queda es refugiarnos en esas pocas certidumbres, no dejarnos llevar por la manada, mantener la calma y esperar que el tiempo haga su trabajo, algo que suele hacer mejor que nosotros mismos. Las tormentas son así, pero pasan, siempre pasaron desde que el mundo es mundo, y la mejor manera de ganarle a las leyes de Murphy es ignorarlas o, como diría el sabio Winston Churchill, “me pasé la mitad de mi vida preocupándome por cosas que finalmente nunca ocurrieron”. No estoy promoviendo ignorar la realidad ni mucho menos, me conocen, eso lo dejo para Cricri y sus amigos, sino tomarnos el tiempo para analizar los hechos, asesorarse con los que saben, no dejarse llevar por las apariencias (una mujer vestida de sábana, o una sábana vestida de mujer, por ejemplo), recordar que lo esencial es invisible a los ojos y luego, con todos los datos, tomar las decisiones del caso. Y listo. “El resto, como dice la abuela de Paltrow en su fórmula número 7 para la felicidad, es saber que no todo depende de nosotros ni lo podemos manejar”. “Disfrutemos de lo que sí depende de nosotros”, agrega la ancianita sabia. Capítulo I, el mundo no fue ni será una porquería ya lo sé… Ante todo, hay que aceptar que esta crisis es global, como lo acaba de señalar con increíble brillantez y sagacidad, aunque con unos meses de atraso, el mismísimo Dominique Strauss-Khan, el “Ceo” del FMI. Para los optimistas domésticos que siguen sin preocuparse por el efecto Jazz, total, es un problema de “ellos”, la realidad les está haciendo ver que no existe el famoso desacople, ya que el mundo se ha achicado demasiado como para pretender que un país o una región esté blindada o aislada del resto del planeta “Vivir con lo nuestro”, la demagógica frase marketinera de Aldo Ferrer, es sólo eso, una frase marketinera que ignora desde la división internacional del trabajo, pasando por la teoría de la especialización y llegando hasta las ventajas innegables de la apertura económica y la interdependencia, en que uno más uno son siempre más que dos. Dicho de otra forma, vivir en un tupperware, en una burbuja, lejos del mundanal ruido, suena bonito, pero ni funciona ni es aconsejable por razones ni económicos ni sociales ni humanas. Uno se pierde demasiado de lo bueno de lo que ocurre en el mundo ante el temor –o la inseguridad- de depender e interactuar con el resto del planetita y no poder controlarlo todo, como quisiera mister K, vaya a saber por qué. Pero así como la crisis es global, también debemos saber que estamos muy lejos de una crisis como la de los años ’30, en donde todo lo que podía hacerse mal se hizo mal, porque las ideas e ideologías de entonces no daban para mucho más que eso. A casi 80 años de entonces los seres humanos –no todos, hay que aclararlo- hemos aprendido mucho de nosotros mismos y del mundo, y de las experiencias vividas. La teoría económica que sucedió a la crisis del 30 desarrolló, entre otras ideas, el entonces naciente keynesianismo (con sus políticas monetaria y fiscal para tiempos de recesión), así como la intervención y las regulaciones estatales para enfrentar las situaciones críticas de este estilo en donde se necesitan la ayuda estatal y las políticas anticíclicas para enfrentar estas situaciones de riesgo, sin por ello claudicar del funcionamiento del mercado (¿conocen alguien más pro-capitalista que Lord Keynes, de paso?). Y otras escuelas económicas desarrollaron innumerables buenas ideas sobre el origen de las expectativas racionales (y las irracionales, de paso) y sobre cómo enfrentarlas. Todo lo que viene haciéndose desde hace meses y meses en los Estados Unidos, y ahora se están sumando el resto de los países del mundo, tarde pero seguro, apuntando en la dirección de utilizar al Estado de manera pragmática y más allá de las ideologías para evitar, justamente, que la historia vuelva a repetirse y que se produzca otra crisis como la iniciada en 1929. Y eso sin renegar del american way, como se ironiza aquí. Por lo demás, un “detalle”: los Estados Unidos tienen la máquina de hacer dólares, con lo que hay un prestamista de última instancia y los problemas de insolvencia financiera focalizados e iliquidez por contagio hoy pueden enfrentarse, así como en los años ’30 no se podía. En estas últimas semanas, de hecho, la Europa “no muy unida”, así como otras naciones fuertes del mundo, están comprendiendo está lección y aplicando fórmulas parecidas a las aplicadas por los tan criticados EE.UU. (garantías de depósitos, por ejemplo, para ampliar las redes de seguridad). Resta decir que ahora viene la etapa de las reuniones conjuntas de todos estos países, como las que ocurrieran a fines de los años ’70 ante una anterior caída del dólar (en ese caso ante el marco alemán y otras monedas de resguardo). La concertación de políticas globales debiera ser ahora la herramienta global a aplicarse en esta crisis que ya es global, y de hecho día a día los países están tomando medidas de consenso en la misma dirección, como la reducción concertada de tasas de interés de los días pasados. Capítulo II, la Argentina no está blindada, al fin se dieron cuenta La primera certeza de la que habrá que cuidarse es que ahora viene el show de la simulación. Así como aquella mujer de la foto disfrazada de sábana (ver arriba) es una realidad que nos confunde, en ese caso una bella simulación estética para divertirse, queda claro que la estrategia del gobierno de Cristina De Kirchner será desde ahora, y ya lo es, otra simulación pero no tan agradable: echarle la culpa de todos pero todos toditos los problemas que vienen en la Argentina a la crisis económica-financiera global. Bingo. Y del agujero de ozono también. Y de las enfermedades ocasionadas por el cambio climático también. “Nosotros veníamos bárbaro, pero nos agarró el campo y desató la inflación, y nos agarró la crisis global y nos enfrió la economía, y nos agarró todo eso junto (inflación, desaceleración) y nos aumentó los índices de pobreza e indigencia. Qué injusticia el mundo, ¿vió doña Rosa?”, será el discurso del oficialismo, ya lo es, de hecho… Pero la pura realidad es que la economía argentina ya venía desacelerándose desde principios de este año, mucho antes que la crisis global apareciera en escena, cuando aún la soja estaba cerca de 600 dólares la tonelada en Chicago y el campo se defendía de un kirchnerismo prepotente que quería apropiarse la renta extraordinaria para aumentar su superávit fiscal, y así tener más recursos para comprar más conciencias. El gráfico del Estudio Broda demuestra lo que revelan hoy otros consultores también: que la economía comenzó a perder fuerza en el primer trimestre del año, antes de la crisis del campo, y esto se profundizó con la crisis del campo, y ahora se profundizará más con la crisis internacional. La razón para explicar esta desaceleración hay que buscarla en la misma política oficial, no en otro lado: inflación que en aquellos meses apuntaba a 25%-30% y generaba el ocultado aumento de los niveles de pobreza e indigencia, más un dólar que empezaba a retrasarse por la inflación y a encarecer al país, más la desinversión de estos años (disfrazada de inversiones públicas poco productivas y siempre demoradas), más las expectativas desmejorando y una economía que, sencillamente, no podía seguir “creciendo” al 8% o 9% anual porque estaba recalentada. “Uno no puede crecer a la velocidad que se le ocurre, sino a la que la estructura económica nos lo permite”, como suele decirlo Paltrow en aquellos momentos en que se pone seria, cosa que no ocurre demasiado seguido, usualmente cuando se empieza a quedar dormida y busca formas de hablar y distraerse para no roncar (aunque esto es un secreto, claro).
Fuente: Ciclo Estudio Broda, octubre 2008
La segunda certeza es que el precio de la soja estuvo inflado durante casi un año por la burbuja de los commodities iniciada el año pasado y que esto acaba de terminar en la medida que la soja cayó de 609 dólares en Chicago en julio pasado a bordear los 360 dólares para los últimos días. Con lo que una vez que explotó la burbuja inflada por la corrida de los mercados hacia el refugio de los commodities, es posible pensar que el precio actual no muestra aún una cotización que “tocó piso”, ante presagios que anticipan que habrá una demanda genuina mundial en caída pese a la inclusión de millones de chinitos e hindúes que ahora aplican a la sociedad de consumo, menos mal. Si esto es así, el precio de la soja seguirá ajustándose a la baja. ¿300 dólares la tonelada o menos? Junous, como dice Paltrow, pero ese ya es un nivel que, aunque mejor que en el pasado, pone en jaque la ecuación cambiaria del gobierno nacional y su política económica, no sólo por el saldo comercial (que en el año 2009 podría estar entre 6.000 millones de dólares máximo y 0, según los diversos cálculos y estimaciones de precios) sino por el costado fiscal que empieza a complicarse más y más en un momento en que el dilema que aparece a la vista es devaluar más, para compensar la caída de los commodities (arriesgándose a apurar la inflación), o no devaluar ni bajar las retenciones, con lo que se estaría en el peor de los mundos. (¿Servirá ubicarse en el famoso término medio de las tibiedades?). Esto es, los dos pilares del modelo, los superávit comercial y fiscal, están bajo la lupa. Y todo esto en momentos en que la demanda de dinero (la predilección de los argentinos de tener pesos o dólares) apunta al viejo deporte nacional (como lo llama Miguel Angel Broda) de ahorrar en dólares, por las dudas…
Estudio Federico Muñoz & Asociados
Fuente: Ciclo Estudio Broda, octubre 2008
Amigos y no tan amigos. El dilema del gobierno actual es el mismo que el sufrido años atrás, cuando la guerra de devaluaciones de los países emergentes iniciada con México y el efectoTequila y culminada con el efecto Caipirinha en Brasil generó que todos los países competidores de la Argentina hubieran devaluado sus monedas ante el avance del anterior superdólar en el mundo. Todos en el vecindario habían devaluado, menos la Argentina. En aquel momento, que hacía necesario salir de la convertibilidad por las buenas antes que el mercado saliera por las malas, se dudó, se postergó, se apostó a que la convertibilidad podría resistir o que los precios internacionales podrían recuperarse a tiempo. No ocurrió, y la convertibilidad cayó, por las malas, hacia principios de 2002, con la crisis que sobrevino después. En ese momento le echaron la culpa a Cavallo, ya que lo tenían a mano, pobre Mingo. Hoy por hoy los commodities están cayendo, el dólar se está revaluando y todo el vecindario está devaluando sus monedas con mayor o menor intensidad, menos la Argentina, que está jugando al gradualismo bajo el argumento que las reservas son, como en la convertibilidad, suficientes como para conducir una salida ordenada de la actual “convertibilidad implícita” cercana al 3 x 1. ¿Es posible una salida ordenada en este escenario internacional mientras Brasil, Chile, Uruguay y el resto del vecindario están dejando caer a sus monedas para defenderse, mantener su competitividad y como respuesta al super-dólarcito? No lo sé. Sólo que en esta sencilla pero emotiva ceremonia le deseamos a Martín Redrado la mejor de las suertes en su intento valeroso de tratar de salir ordenadamente de “su convertibilidad” sin que la demanda de dinero en contra le gane la apuesta. De corazón, Martín, que tengas suerte.
Econviews – Informe Semanal Miguel Kiguel
Para terminar, amigos y no tan amigos, el mundo se ha complicado severamente y hasta hoy mismo no muestra signos de revertir esta tendencia, pero esto es pánico, puro pánico, que cambiará cuando culmine la Era Bush (a quien ahora le echamos la culpa de todo lo que pasó en los últimos 300 años) y un nuevo presidente de los Estados Unidos sea capaz de cambiar las expectativas de negativas a positivas, lenta o rápidamente, desde la primera decisión o demorando unos semestres. Habrá recesión, claro, pero no será la crisis del ’30. ¿Mi opinión, en este momento tan inquietante? Que si ello ocurre la economía mundial vivirá un rebote del estilo de los que ha vivido la Argentina en sus propias crisis, de 2002 en adelante, sin ir más lejos. Y si esto ocurre, la recesión global durará unos pocos trimestres (empezando por el que transcurre en este momento), y luego veremos una lenta pero firme recuperación al estilo serio y desarrollado. El otro escenario, el de una repetición de la crisis del ’29, lo dejó para los apocalípticos y vendedores de pesimismo, que sueñan con una caída del imperio americano, sin darse cuenta que en el medio nos llevará puestos a todos. Les copio un poema sencillito, que siempre me gustó, viene bien para los momentos de pánico y para darle una perspectiva diferente a la vida….
Tormentas Habrá tormentas, hijo mío. Habrá tormentas. Y en cada tempestad tú creerás que estás solo enfrentando a los crueles vientos. Pero con el tiempo la ira y la furia menguarán, y cuando el cielo se despeje te encontrarás prendido de alguien a quien nunca hubieras conocido sino fuera por la tormenta. (de Margie De Merrell)
Con respecto a la Argentina, lamentablemente soy más pesimista, porque los fundamentos económicos, políticos e institucionales nos llevan a la zona de icebergs, y no sé si el capitán de la nave, que de barcos y economía no entiende ni J, podrá esquivarlos, mientras el coro de músicos del oficialismo sigue subestimando la actual situación interna y buscando culpables aquí o allá, por las dudas. Me voy a ver conversar con Paltrow, que debe seguir peleándose con el Don Jones, el Don Nasdaq y el Don S&P, entre otros. Por lo demás, le queda muy lindo cuando se la ve con el casco puesto.
Hasta la Victoria Secret. Un abrazo, abróchense los cinturones de seguridad, y los otros también. El Hombre Electrónico (políticamente incorrecto)