Ni Macri es de derecha ni Scioli es progresista...


    Balotaje: la opción es crecer o repetir la historia y seguir cayendo...


La herencia maldita

El populismo se quedó con poco pueblo

El metrobús venció  la lucha de clases

Populismo: tendencia política 
que dice defender los derechos del pueblo


Hola gente, amigos y no tan amigos. Hace unas semanas caminaba con Patricia Paltrow por Nueva York, del brazo, feliz, y ahora estoy de nuevo en Buenos Aires, bastante menos feliz pese a que el romance continúa, aunque sea a la distancia. Estaba en los EEUU de visita, y ese día fui a buscarla a la salida del trabajo en el banquito donde se dedica a comprar y vender bonitos y stocks, para tomarnos el bus 51 hasta el Central Park y disfrutar allí de uno de los últimos días lindos de un otoño que empezaba a irse. Ya saben que en NY es casi imposible andar en auto, y menos en esos taxis con tipos desorbitados que conducen mientras hablan por teléfono en un incomprensible idioma y se pelean con todos. Ni hablar de estacionar, aunque uno sea un discapacitado del amor. Allí la moda es caminar estilo Sex and the City. Además, como Paltrow es una vieja rica (y amarreta, por lo tanto) le gusta andar en bus para poder mirarnos a los ojos, ir de la mano y disfrutar de cada lugar de la gran manzana, tocándonos aquí y allá. Yo tenía las mejores intenciones: buscar uno de los puentes famosos de las películas, en donde se han abrazado y se seguirán abrazando tantas parejas hollywoodenses, para declararle mi amor sólido, algo que ya no se usa en el siglo XXI de los tiempos líquidos. ¿Qué mejor lugar que el Central Park para jugar ese juego, en uno de los puentes? Pero cuando caminábamos por la City ella me tomó del brazo y me llevó a la calle de la Pared haciéndose la distraída y empezó a jugar con su IPhone 7 ó 9 ó 15, junous, de los que aquí no se consiguen. Y se dedicó a sacarme fotos como si no fuéramos turistas japoneses, chinos o coreanos, sino sólo dos extraños amantes que acaban de reencontrarse y no pueden creer lo que ven y sienten, y desean capturar el momento para guardarlo en la carpeta de sus memorias o su alma, nunca en un pendrive para archivarlo luego en una carpeta de la PC o la Tablet.  
Y allí lo hizo, me sacó la foto que me faltaba...


Hombre Electrónico en la Calle de la Pared, según Paltrow


Una hora después estábamos en Central Park, arriba de un puente de los de las películas de amor, y ella se llevó los anteojos oscuros hasta sus rulos morochos, o rubios (ya saben que uno nunca conocerá el verdadero color del cabello de una mujer), todo para que le vea sus ojos de colores y dejara de mirarle su camisa blanca tan desabotonada como siempre. Me miró con una intensidad de película francesa y volvió hablar con su español siempre entremezclado con alguna palabra trabada bien americana, nada de decir badinformation ni esas cosas tilingas o grasas de quien quiere demostrar que sabe algo que no sabe ni aprenderá nunca porque se siente por encima de todos y todas... Luego nos sentamos en el césped del parque central, como de picnic, con una coca cola descafeinada compartida y todo, y ella casi se sacó su sandalia derecha de Gucci para dejar que su pie jugara distraídamente conmigo, con una gracia de película sueca, boca abajo, claro. Tenía una pollerita negra sencillita como es ella, que escondía a esa banquera que puede ser tan dura como cualquier banquero suizo que te mata suavemente con una sonrisa. Me miró y habló... 

- Gordito, tengo que decirte algo... Si gana Macri decidí que me voy a Buenos Aires a vivir con vos, yo del lado derecho de la cama, Obvio, y no sólo eso, sino que en la última reunión del board decidimos reabrir una sucursal de nuestro banquito en Buenos Aires, ya que prevemos que allí habrá lluvia de dólares, de corto y de largo plazo, de golondrinas y de águilas, de empresas del SPY, del DIA y del QQQ que no se la quieren perder y quieren hacer la gran Ted Turner para irse a pescar truchas a la Patagonia... 
"Claro flaquito -agregó, mientras su pie jugaba con la sandalia chatita de Gucci, la pollera se le subía un poco y la camisa blanca volvía a abrirse sin querer queriendo-, eso si Mauricio enfrenta la herencia maldita que construyeron los K en la década ganada, logra domar el caballo salvaje que le deja la Princesa Frozen (aquella que no podía dominar sus poderes ni abrir su corazón) y consigue que la Argentina se baje del barrilete cósmico donde vive y vuelva al planeta tierra, para hacer las cosas que hacen los países normales y respetar desde la Plaza de Mayo hasta la Constitución...
La miré. Como siempre me había ganado de mano. No habló más. Me había dejado con la boca abierta con su declaración en cadena nacional. Y por las dudas aprovechó, me besó y me metió su lengua en la boca, para sellar el pacto a la americana. Yo alcancé a preguntarle porqué haría una locura así cuando nuestras lenguas dejaron de jugar, pero sólo dijo con tristeza que lo va a extrañar a Obama, aunque no lo soportaría a Trump ni a cualquier otro republicano populista y fanático del Tea Party. 
Y dijo algo más que me conmovió: insistió que quería probar cómo era comprometerse por el resto de su vida con el amor y dormir cucharita hasta que alguien nos diga Game Over. Esa fue su última declaración por cadena nacional. Luego, disfrutamos del silencio de mirarnos. Estaba todo dicho.

I - La herencia maldita que CriCri le deja a Mauricio

En estos días, en Cambiemos, el frente con Mauricio Macri (PRO), Ernesto Sanz (UCR), Elisa Carrió (Coalición Cívica), Patricia Bullrich (Unión por Todos) y otros aliados, se debatió si debía sincerarse la herencia económica, social, política y judicial, o más bien el campo minado que el kirchnerismo le deja como "regalo" al gobierno que ganará las próximas elecciones. Fue un debate difícil. Por un lado, se hicieron listas con las principales minas antipersonales que quedaron regadas aquí o allá, para que estallen en cualquier momento y en cualquier lugar después que asuma el próximo presidente constitucional. 
Para eso, Kiciloff y el BCRA trabajan día y noche junto a la Princesa Frozen en fortalecer a cualquier precio el cepo cambiario, para evitar hasta el 10 de diciembre a la noche una corrida cambiaria típica de una Argentina que suele usar al dólar como ancla cambiaria para controlar, por las malas, a la alta inflación provocada por ellos mismos, incapaces de imponer una política cambiaria y fiscal prudentes para evitar, justamente, los excesos demagógicos del recurrente populismo argentino. 



Populismo a la argentina: clientes/votantes, se buscan


Dejan así sembradas las semillas de una nueva escapada de proporciones en el dólar, los precios y las tarifas de los servicios públicos y privados, aunque ello le cueste al país chocar otra vez con la misma piedra, por culpa de la receta de siempre: excesiva emisión de moneda, endeudamiento y/o gasto público para financiar subsidios para comprar votantes/clientes, en un escenario de cero reservas internacionales. La historia vuelve a repetirse como en el tango, como en el Rodrigazo, como con la tablita de Martinez de Hoz, como en los finales de Alfonsín, como en el triste y solitario final de la Convertibilidad, y como ahora, otra vez sopa. Y ahora viene el mismo tango, "La historia vuelve a repetirse", con el mismo amor, la misma lluvia. Otra tormenta perfecta. 

La jugada es sencilla y perversa: que esta herencia maldita le explote al próximo gobierno, de manera de poder compararlo con la fallida y dolorosa experiencia en que terminó la Alianza UCR/FrePaSo en el año 2001. Y el final del juego termina con una frase de la Abuelita Cristina: "vieron, yo se los dije: eran unos inútiles". Le faltará decir que no se atrevían a doblar la apuesta, ni al vamos por todo del kirchnerismo. 

Pero el debate avanzó y vamos aprendiendo, con dolor. Se estima que cerca del 60% de los argentinos quieren votar por quien les ofrezca la posibilidad de crecer de una vez, para estudiar, trabajar y esforzarse en serio, para enfrentar así la intolerable situación en que queda otra vez la sociedad argentina, luego de estos años de democracia formal y de una apropiación del Estado por el Gobierno, para comprar o alquilar voluntades a través de un populismo clientelista que hizo creer a no pocos argentinos que la magia existe, que el Estado les puede resolver todos sus problemas en 18 cuotas o con asistencialismo, y que tienen derecho a que así ocurra porque somos un país rico y generoso. 
Como lo decía el humorista Fontanarrosa, el mundo ha vivido equivocado, nosotros no, claro está..
Pero para crecer y poder cambiar hay que superar la suma de todos los miedos publicitadas en estas semanas (el famoso "Macri es peor que Magnetto, Abel Albino y Adolfo Hitler juntos"). Así, en esta polémica interna del Frente Cambiemos sobre si sincerar o no la herencia maldita, se llegó a la conclusión que se corre el riesgo de atemorizar aún más a los votantes indecisos, debido a la campaña violenta y sucia que desató el oficialismo para imponer la creencia que a Macri le gusta cenar comiendo niños envueltos que le preparan sus amigos del Opus Dei, financiados por Magnetto, la CIA y los ya famosos grupos concentrados del Poder (aunque seguramente no se referían a Cristóbal López, Lázaro Baéz y otros desconocidos de siempre)

Es posible que tengan razón, y además, quien mejor sabe lo que está ocurriendo hoy en la Argentina es cada ama de casa que va al supermercado, cada argentino que transita por la ciudad o el país, cada persona que enciende la televisión, escucha la radio o simplemente trata de seguir con su vida a pesar de sobrevivir en un país que no funciona. Hay gente que se engaña y gente que no lo hace, y contra eso a veces hay que esperar que el tiempo haga su trabajo.  
La lista provisoria de la herencia maldita, o el inventario, es conocida, demasiado larga... Frívolos y grouchomarxistas, abstenerse...
  • Un déficit fiscal cercano a 8 puntos del PBI, con el agravante que la presión fiscal  se encuentra en cerca de 44% del mismo y no hay margen para aumentar nuevos impuestos, por más creatividad que se tenga.
  • Reservas internacionales reales (dólares disponibles y propios en el BCRA) que tienen fecha de vencimiento no más allá del 10 de diciembre próximo, sino antes, esto es, cuando debe asumir el próximo gobierno.  
  • Una situación social caracterizada por un desempleo rondando el 10% sin contabilizar los planes de asistencia social a quienes no estudian ni trabajan, y con niveles de pobreza cercanos a 30%. 
  • Una sociedad que a lo largo de estos años ha llegado a creer que la magia existe y que un país puede vivir sin trabajar ni producir, aunque sí consumir comprando en 18 cuotas que se pagan en parte con la inflación. ¿Y las leyes de la oferta y la demanda, ese invento neoliberal que supuestamente usan sin problemas, y con beneficios, los casi 200 países serios del mundo, sin tanta ideología pasada de moda? (incluídos los chinos, claro). 

El mundo ha vivido equivocado, suele pensar Kiciloff
  • Un festival de Bonos (en pesos) con una deuda pública que se triplicaría en el año 2016 respecto a 2015. 
  • Un festival de Bonos en dólares que en 2016 deberá incluir un arreglo con los holdouts y un nivel de vencimiento de intereses bastante mayor al de 2015. 
  • Un exceso de pesos emitidos y a emitirse para financiar el Gasto Público desmadrado por compromisos inelásticos del Estado (jubilaciones, planes sociales, tarifas de servicios públicos...). 
  • Una dotación de empleados públicos multiplicada en los últimos meses con la creación en todos los niveles de puestos de dudosa necesidad para incluir a los amigo del actual oficialismo, esos que en el barrio llamamos ñoquis.
  • Un comercio exterior fuertemente deteriorado, con exportaciones que cayeron unos u$s 20.000 millones respecto a pocos años atrás, mientras las importaciones son "pisadas", retenidas, frenadas, por la falta de divisas para financiarlas y pagarlas, lo que tiene un grave efecto sobre la capacidad productiva por la falta de insumos esenciales y en muchos casos críticos, lo cual explica que la actual recesión no se origina en una demanda desbocada (e inflacionaria) sino en una oferta trabada por la incapacidad de producir sin estos insumos críticos, equipos durables, tecnologías o bienes terminados que el país no produce. 
  • Una inflación que acumula distorsiones de precios relativos graves (dólar y tarifas atrasadas, una puja distributiva en ascenso), con las presiones sociales que ello implica.
  • Un fuerte retraso cambiario tan grave como el de los últimos tiempos de la convertibilidad, o el que terminara en la explosión del Rodrigazo, que llevó a una confrontación dramática entre los dos peronismos, que a su vez culminó en el llamado proceso de reorganización nacional.
  • Un país que navega sin instrumentos ya que el kirchnerismo rompió el termómetro para falsear las estadísticas nacionales.


¿La elección es entre izquierda y derecha? 
¿O la realidad es más complicada que las viejas ideologías en blanco y negro?


II - El relato y la falta de estadísticas, otra herencia maldita

Amigos y no tan amigos, la inflación se acerca a 30% anual, quizá algo menos, pero no lo sabemos con certeza porque el Indec (el antes prestigioso organismo que tenía la función de elaborar buena parte de las estadísticas nacionales) fue destruido sistemáticamente por un gobierno que necesitaba esconder la realidad, de manera de inventarse un relato a su imagen y semejanza que pudiera "vender" buenas noticias económicas y sociales, y poner debajo de la alfombra las malas noticias, las que contradecían sus objetivos o su simple ideología. 
Muchos técnicos del Indec fueron echados, callados, silenciados, esmerilados, perseguidos. Y el país se quedó sin estadísticas serias y confiables que revelaran la situación real de la nación, lo que puede parecer un detalle menor dentro de los anteriores puntos de esta herencia maldita que deja y escondió el kirchnerismo. Pero no lo es. Un país sin estadísticas confiables es como un barco o un avión que navegan o vuelan sin instrumentos. El piloto no sabe si está volando a 2300 metros de altitud en medio de las nubes y está por estrellarse con la ciudad de Bogotá o está a 10.000 metros de altura pero ingresando en una tormenta perfecta. El capitán del barco no sabe en una noche oscura si lo que viene por delante es un iceberg y terminará como el Titánic, o si se acerca a otro barco que está varado, sin iluminación, al que terminará chocando poniendo en peligro la vida de cientos o miles de personas. Y un ministro de Economía, al no saber la magnitud de la inflación, del desempleo, de los niveles de pobreza e indigencia (que en la Argentina ya ni siquiera se elaboran hace unos años), o la velocidad a la que están creciendo -o cayendo- variables cruciales como la producción, las inversiones o el comercio exterior, no puede diseñar e instrumentar políticas de expansión o de contracción, de crecimiento o de estabilización, lo que pone en sus desinformadas manos las vidas de millones de habitantes. Si un médico hace una mala práxis se le mueren un paciente. Si uno ministro d Economía, o un Presidente, se equivocan, puede llevar a la riqueza o la pobreza, a la salud o la enfermedad, a miles o millones de personas. 
Tanto es así que en la Argentina de la falsa inflación que declara el Indek desde el año 2007, todas las cifras oficiales derivadas o construidas en base a los indicadores de precios son falsas, o equivocadas, y no dan a quienes deben tomar decisiones datos reales sobre la situación económica. ¿La cantidad de pobres en la Argentina es del 5% o del 30%? Claramente no es lo mismo, ni lo son las medidas que deben tomarse para enfrentar esto. 
Pero no sólo el Indek ha cambiado, engañado, mentido, ocultado a las estadísticas oficiales. El BCRA, que tiene la obligación de informar periódicamente sobre variables clave como el nivel de las reservas internacionales, en los últimos tiempos se ha dedicado al mismo "juego", con el resultado que hoy los consultores privados deben realizar estimaciones difíciles y riesgosas sobre cuál es el nivel de reservas internacionales que existen en la entidad monetaria, así como no hay información precisa sobre los niveles de emisión monetaria, base monetaria o deuda pública, en pesos y en dólares, sin ir más lejos. 
No se trata de un tema menor. 


III - Una devaluación del peso que ya se produjo...


En estos días la nueva polémica ya no es si debe salirse del cepo cambiario que ancló el dólar hace unos años como un sustituto ineficaz de una política anti-inflacionaria seria (controlar el gasto público, el déficit fiscal y la emisión monetaria descontrolada), sino si debe salirse mediante una política rápida ante la inocultable insuficiencia de reservas internacionales o si puede aplicarse el gradualismo. Será uno de los temas álgidos del próximo debate entre los dos candidatos presidenciales, Daniel Scioli y Mauricio Macri. Mientras tanto, lo concreto es que la devaluación de la moneda ya ocurrió, ha venido ocurriendo en todos estos años empujada por una inflación que crecía sin freno mientras la paridad cambiaria estaba anclada (clavada, reprimida) como un sucedáneo inepto de una política anti-inflacionaria como la que aplican la gran mayoría de los países del mundo, en que la inflación hoy ha dejado de ser el gran problema económico del pasado. 
Lo cierto es que el país, el gobierno que se va, ya devaluó la moneda, el peso, y en niveles muy elevados que corroen el poder adquisitivo del los sectores de ingresos fijos (los más humildes). ¿Cómo lo hizo? Sencillo: utilizando la máquina de fabricar billetes de manera descontrolada. El resultado es claro: los argentinos viven una lluvia de pesos y los billetes nuevos de 100 pesos (los Evita) están supliendo a los billetes viejos (los Roca). Los cajeros automáticos no alcanzan. Las billeteras no alcanzan para tantos billetes sin valor, hasta el punto que quienes se manejan dentro de la corrupción ya no cuentan el dinero, sino que lo pesan, como fuera popularizado por la televisión. Los depósitos en el banco para hacer un pago llevan largos trámites mientras los cajeros no dan abasto para contar billetes de 100 pesos que ya casi no tienen valor. Y en esa devaluación del peso, se acentúa y acelera peligrosamente la puja distributiva precios-salarios, mientras el poder adquisitivo y el valor del dinero se licúan mes a mes recordando a los argentinos de más de 35 años la angustia de la alta inflación y un temido retorno de la hiperinflación. 
Pero cuidado, de ocurrir una nueva escalada inflacionaria esta no se desatará por culpa del próximo gobierno, sino por un sinceramiento necesario del valor del dólar y de las tarifas de servicios públicos, con todas sus efectos secundarios. Lo que ya se ha devaluado es el peso, y sólo resta un sinceramiento doloroso del resto de las variables y los precios relativos. Este es el costo quizá más desestabilizador de la herencia maldita que le deja el kirchnerismo al próximo gobierno, gane quien gane, hay que decirlo. 
Si llegara a haber un ajuste, que lo habrá tanto si gana Scioli como si gana Macri, no será responsabilidad del próximo gobierno sino del que se va, que deja el campo minado con esta herencia. Y nada asegura que un sinceramiento y una política económica que lleve a normalizar el país y lo convierta en un país más serio debiera necesariamente ser negativo, como lo sugiere la campaña sucia, negativa y agresiva que lleva adelante el des-gobierno actual, con sus alertas culposas de un próximo ajuste que generaría, supuestamente, el ganador de las próximas elecciones. De nuevo: la devaluación ya ocurrió, y sólo falta el sinceramiento, esto es, salir del cepo para comenzar a normalizar la economía argentina para que vuelva a funcionar y salga del actual letargo.   

El peso argentino ya se devaluó vía inflación...




Y otra vez el dólar se está ajustando a la devaluación de nuestra moneda...



III - De la corrupción, ni hablar...


"Flaquitogordito -me dijo Paltrow aquel día mientras descansábamos amorosamente en el Central Park y hacíamos planes para el futuro-, tengo una idea, aunque no sé si será tarde: exportar a la Argentina máquinas destructoras de documentos, papeles, boletas para las elecciones, estafas varias y otras pruebas que, por lo que se sabe, están funcionando a pleno en los diversos ministerios poblados por los pocos funcionarios que quedan en el gobierno nacional. Ese es su trabajo principal hoy por hoy. Debe ser un gran negocio vender estas maquinitas para cada repartición del Estado y no pocas empresas del sector privado. Pero de eso mejor ni hablar. Mejor abrazame desde la cabeza a los pies -terminó de decirme, y no supe si estaba triste o alegre, chispita o simplemente azorada de la decisión que estábamos tomando. 

La miré un poco escéptico como la mayoría de los argentinos cuando hablan de estas cosas. Miré a mi alrededor, los puentes, los árboles, la gente paseando tranquilamente o corriendo para hacer deporte, y más lejos los edificios de Niúyork Niúyork.... Me di cuenta que ella vivía en un país en donde quien miente, poco o mucho, quien esconde, quien no cumple con los mandamientos, con la ley, con las reglas del juego, no es perdonado, sino severamente castigado. Y en ese momento le tomé la mano, la ayudé a levantarse y estuve tentado a decirle que no volviera a vivir a la Argentina, que se se quedara en su banquito de la Calle de la Pared. Pero sus ojos de colores, su dulzura, su fuerza, su belleza extravagante que hizo morir de amor a muchos admiradores de aquí y de allá me hicieron un egoísta, y me callé la boca. 


La última tecnología de la Argentina, la destructora de documentos


Eso es todo por hoy, amigos y no tan amigos, ya estoy otra vez en Buenos Aires y espero que gane Macri por la más egoísta de las razones: para que Patricia Paltrow vuelva a vivir a la Argentina, del lado derecho de mi cama, para mayores datos. 

Un abrazo y hasta la Victoria Secret. 

El Hombre Electrónico
Políticamente Incorrecto
@h_electronico (Twitter)
http://elhombreelectronico.blogspot.com.