A la hora señalada... ¿La Argentina es el Far West?




Carta desde el ciberespacio número 214, del 11 de junio de 2009 
(rescatada por su vigencia en abril de 2014)

La Argentina , entre el "far west" y Fuenteovejuna...


Hola gente, amigos y no tan amigos. “Es como si el porvenir quedara en el pasado, gorditoflaquito….”, me dijo Patricia Paltrow anoche, o a la madrugada, no lo sé, cuando me llamó por teléfono nada menos que a las 4:33 am para contarme un sueño que acababa de tener, o más bien una pesadilla que la sobresaltó. Les aclaro que no me gusta que el teléfono suene en casa a esa hora, me asusta, imagino siempre que será una mala noticia, obvio, pero a veces ella me llama a cualquier hora desde su apartamento de Park Avenue porque no puede dormir, o porque se le ocurrió algo y me lo quiere contar en el oído, o porque me quiere seducir suavemente con su sonrisa, o porque tuvo el presentimiento que el Don Jones subirá o caerá al otro día y me lo quiera contar, o porque quiere que le traiga un vaso de coca cola y suele pedirlo de una manera que uno no puede decirle que no (aunque estamos a miles de millas de distancia y jugamos a la coca cola virtual), o porque necesita un abrazo, o porque me quiere abrazar y morder la oreja, o porque sí. Y aunque me altera un poco, en el fondo me gusta que lo haga, claro. Es como si pese a la distancia que nos separa entre Niúiork Niúiork y Buenos Aires, en realidad estuviéramos durmiendo en la misma cama, al este del paraíso, claro, y como ella no puede dormir, me despierta con su vocecita diciendo “flaquitogordito”, mujer al fin, y me cuenta qué le ocurre. Por supuesto, una vez que lo hizo, se queda dormida plácidamente (sin roncar, las mujeres como Paltrow jamás hacen esas cosas tan poco femeninas). Y yo me quedo despierto, desvelado. Ya lo saben. iúnou, como dice ella en su inglés trabado.

Anoche ocurrió exactamente eso. Paltrow soñó que yo era Gary Cooper y que trabajaba en una película que se llama “A la hora señalada” (High noon, en su título original), un clásico del far west en donde están los malos y los buenos, aunque al menos allí las diferencias son más claras, no hay tantos grises como en la realidad y los malos son muy malos y los buenos son muy buenos. “Gordito, ¿te acordás de la película? -me  preguntó, mientras yo trataba de despertarme y de entender qué le pasaba en el otro lado del teléfono-. Resulta que Gary Cooper, el sheriff de Hadleyville, se casa con Grace Kelly, y cuando se están yendo de noche de bodas al Sheraton de Pilar se enteran que el malo, malísimo, un asco, un insano mental que sólo piensa en vengarse de todos, y en el poder, y en ganar a cualquier precio, viene al pueblo con sus amigotes a buscar al sheriff Gary Cooper para hacerle Pum todas las veces que sea necesario”.  



Yo le aclaré que no soy Gary Cooper ni lo quiero ser, ni de lejos, pero ella no me escuchaba, seguía hablando febrilmente, ya se sabe, a veces las mujeres necesitan que las escuchemos, así que me acomodé mejor en la cama y escuché la historia de aquella película (versión Paltrow) que había visto hacía años, cuando era chico y soñaba que era James Bond, o el Llanero Solitario, o Superman, mis héroes de la infancia (desmiento totalmente haber soñado con ser Isidoro Cañones, el arquetipo del chanta argentino)…
“El pueblito del oeste era igualito a la Argentina modelo 2009, flaquito –siguió hablando Paltrow-. El Juez, cuando se entera que viene el hombre malo, sale corriendo, se ve que en lo que menos piensa es en la justicia. El ayudante del comisario (el mismísimo Lloyd Bridges cuando era adolescente) se ofrece a ayudar al sheriff, pero a condición que lo recomiende para un ascenso (‘digame agente, ¿no lo podríamos arreglar de alguna manera?’, parece decirle, como si fuera un argentino que acaba de cruzar la luz roja). Y las llamadas fuerzas vivas del pueblo Hadleyville (los empresarios de la UIA, los pymes y las pymas, los trabajadores, los desocupados, los jefes y jefas de hogar, los sindicalistas, el dueño del salón, el enterrador y a la vez barbero, el mejor amigo del hombre, los predicadores y predicadoras, el dueño del hotel del pueblo, los caballos y las caballas, los Tinellis y los payasos que se reían de los demás y se llenaban de rating aprovechando los bajos instintos de la gente, los perros y las perras, la millonaria del lugar, el fabricante de autos italianos, los pobres del conurbano que suelen cantar la vida por un choripán,  todos, toditos, empiezan a dejarlo solito a Gary Cooper, pobre Gary Cooper, flaquito, para peor tenía en mi sueño anteojitos y el pelo corto y era como vos, igual de cabezadura, hasta suspendió hasta nuevo aviso la luna de miel con Grace Kelly para enfrentarse solo, solito, con los malos de la película, eso es un hombre, joder con el tal Garicuper, deme dos”….




Paltrow seguía hablándome en la oreja, eran las 5:10 am y seguía allí, al otro lado del mundo, mientras me contaba lo parecida que le había parecido la película del viejo oeste (que había alquilado seguramente en el Blockbuster de la Fifth Ave. para verla antes de irse a dormir) a la situación actual de la Argentina…. “El pueblito aquel era igualito, beibi, la gente miraba para otro lado, nadie creía en nada, todos estaban tristes y asustados y atemorizados por la banda de tipitos que querían terminar con el sheriff para imponer un gran casino en Puerto Madero, una especie de capitalismo de Estado con amigotes para repartirse los bienes y los malos, para redistribuir la pobreza mientras se llenaban la boca hablando de lo buenos que eran y de redistribuir la riqueza entre los pobre, aclarando una y otra vez que sólo querían lo mejor para sus gobernados y gobernadas, votantes y votantas, todos y todas…”. 


Los personajes son ficticios y cualquier 
parecido con la realidad es pura coincidencia…

Era tarde, o temprano. Pensé que si me había llamado a las cuatro y media de la mañana para contarme una pesadilla era porque realmente estaba muy angustiada, pese a que esa mujercita tamaño small no tiene un pelo castaño, o rubio, junous, ni de tonta ni de miedosa, ya que  además de su Ph. D en Economía en Chicago tiene un doctorado en la Universidad del Sentido Común (USC). Miré el reloj y ví que eran más de las cinco am y ella seguía contándome su historia: “gordito -me dijo, casi como si estuviera abrazada a mí con alguno de sus camisones Victoria Secret-, el tren con el jefe de los hombres malos llegaba el 28 de junio a las doce, que era la famosa hora señalada, y a medida que pasaban los minutos todos iban dejándolo solo al pobrecito de Gary Cooper, que se había quedado en el pueblito aquel del Far West simplemente para cumplir con su deber, que era cuidar la ley y el orden, eso que los argentinos, ni los dirigentes ni los dirigidos, respetan. Y se la iba a bancar solito, él contra los malos y bigotudos, que iban por allí diciéndole a la gente que la inflación en el año sería menor al 5%, que la pobreza estaba bajando, que el desempleo no estaba subiendo, y que la economía incluso seguía creciendo, y que ellos no hablaban sino que hacían, y que estaba “tudo bem, tudo legal, pese a que lo único que percibía la gente era estancamiento con inflación, que no es otra cosa que la temida estanflación”.
Finalmente, la historia terminaba bien, o mal, y aunque no les voy a contar el final porque mi abuelita me enseñó que esas cosas no se hacen, lo que si me quedó claro es que aquella pequeña sociedad del Far West se parecía demasiado a la Argentina modelo 2009, con un oficialismo que miente y que se muestra capaz de hacer cualquier cosa con tal de permanecer en el poder porque se cree el único dueño de la verdad verdadera (y cuando digo cualquier cosa es cualquier cosa). Todo eso mientras la oposición aparece dividida, mientras los unos y los otros se acusan mutuamente confundiendo a los adversarios con los verdaderos enemigos…Jugando a la miseria humana en vez de tener sencillos actos de desprendimiento y grandeza.


Eran casi las seis de la mañana. Paltrow terminó de contarme la película, menos angustiada. Obviamente me mandó unos besos de los de ella y se quedó dormida justo en el momento en que hizo click y colgó el teléfono. Obviamente, como siempre ocurre, yo ya no pude dormirme más, así que encendí radio El Mundo y me puse a escuchar las noticias, que me sonaron peores que aquella clásica y moderna película del oeste. Allí terminé de entender la frase de Patricia, cuando me dijo que “es como si el porvenir quedara en el pasado”...


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Y de repente estamos en abril de 2014. A casi 5 años de haber publicado esta carta desde el ciberespacio. Todos discuten sobre los "linchamientos" de algunos argentinos desesperados, aquí y allá, que miran al Estado para que los cuide y no, no sólo no los cuida sino que los agrede, los anestesia, los ningunea, los ignora, los castiga con relatos falsos y una economía que no funciona, una larga lista que no hace falta continuar, para qué si todos la sufren cotidianamente. 

Pero la Argentina actual sigue siendo el Far West, como en el año 2009, cuando escribí esta Carta desde el Ciberespacio 2014. O quizá peor, ahora estamos como en un pueblito español del año 1619 que se llamaba "Fuenteovejuna", según la obra de teatro de Lope de Vega que muchos leíamos en el colegio, en Literatura, cuando éramos chicos y la educación funcionaba, también. 

Hay algo peor: el comisario Gary Cooper no vendrá a salvar a nuestro pueblo, como en aquella película High Noon. Y sin un comisario valiente, respetuoso, digno y equilibrado como Gary Cooper, y sin un Estado que nos cuide y cumpla sus funciones básicas, imponiendo la ley a todos por igual, el viaje al pasado podría llegar no hasta el Far West, sino más lejos, hasta aquella España de 1619 cuando la gente, desesperada ante las injusticias del Señor Comendador, terminó rebelándose de manera violenta.

http://es.wikipedia.org/wiki/Fuenteovejuna


Hace 400 años, cuando le preguntaron a cada habitante de aquel pueblito imaginado por Lope de Vega quién mató al Comendador, todos respondieron unánimamente, "¡Fuenteovejuna, señor!...". 
Nadie desea que la historia vuelva a repetirse, pero cuidado, los argentinos solemos repetir la historia una y otra vez. ¡Cuidado con esa mala mala costumbre que tenemos de viajar al pasado... De nuevo, la inquietante frase de Patricia Paltrow: para los argentinos, "el porvenir queda en el pasado". 

Un abrazo, y hasta la Victoria Secret.

El Hombre Electrónico
(Políticamente incorrecto)