¿Quien pagará la fiesta? (Carta del Ciberespacio 187, del 11/9/2008)



Club de París, más re-estatizaciones, festival de subsidios…
¿Quién pagará la fiesta?

Hola gente, amigos y no tan amigos. Por si quedaban dudas, ya se puede dar la respuesta sobre quien pagará los excesos que está cometiendo el gobierno nacional usando la tarjeta de plástico: nosotros y vosotros, nunca ellos. Y se puede decir cómo lo estamos pagando: con el odioso impuesto inflacionario sobre una presión fiscal insólitamente elevada, que le permite al gobierno seguir aumentando mes a mes sus niveles de recaudación fiscal nominal. Así cualquiera, como diría mi abuela, aunque en el esquema hay una trampita: la inflación desacelera a la economía, aumenta los niveles de pobreza e indigencia, retrasa la paridad cambiaria, frena potenciales inversiones de aquí y de afuera, aleja al país de los mercados de capitales para financiar los compromisos que vienen, minimiza la creación de empleo y, todo eso junto, espanta a los aterrorizados votantes. “Gordito –me dijo hace un rato Patricia Paltrow, un poco estresada porque el Don Jones sigue sin repuntar y los mercados hoy cayeron tipo paliza-…Mirá, podrán pagar cash al club de París pero eso no es una entrada a Roland Garrós ni al perdón del Juez Griessa, ni te asegura que los mercados financieros te vuelvan a comprar bonitos argentinos. Los muchachos de aquí no son tontos y saben que esta maniobra de Kricri es para evitar pasar por la auditoria del FMI, darse el gusto del tren bala y no terminar con la mentira del Indek. Conclusión, sigue la cosmética, cerraron los ojos y aceleraron el rumbo hasta que choquen con la famosa realidad. ¿Me entendés flaquito?”. Eso fue todo, y me colgó, aunque antes de hacerlo bromeó un poquito: “Baby, ahora entre los demócratas se pondrá de moda ese jueguito llamado tiro al blanco”, se rió ella solita, y apretó End. ¿Se refería a Jorge Bush o a John McCain? Junous. me acababa de llamar por el celular para preguntarme cuál es el precio de la soja que hace que la Argentina entre en Game Over, Jaque Mate o como quieran llamarlo. Mi respuesta, que es de un amigo que sabe más que yo de estos números, fue “unos 400 dólares por tonelada en Chicago”, more o less, lo que disminuiría drásticamente el superávit comercial y la recaudación fiscal (con impuesto inflacionario y todo), afectando más y más a la famosa demanda de dinero (de pesos, claro). Pero bueno, siempre se le puede echar la culpa de todo a la crisis económica mundial y listo, inventarse alguna conspiración, quejarse que no te dejaron gobernar e irse ofendido a una islita en Venezuela. Así que desayuné con el televisor encendido, pero como la realidad era muy dura (ahora seguramente vendrá retomar el control de los ferrocarriles, mal administrados por el famoso sector privado) cambié al Canal Fashion TV, ya saben que yo soy medio frívolo y me gusta empezar el día de buen humor.

Capítulo I, ya recuperamos los aviones para la soberanía nacional, ¿ahora Jaimito va por los trenes?  
Mirando por TV las sesiones del Congreso (tanto en Diputados como en Senadores) en donde se aprobó por una mayoría cómoda la re-estatización de Aerolíneas Argentinas, Su Compañía, tuve un deja vú inesperado. Volvió a mi memoria aquel momento en que Adolfo Rodríguez Sáa declaró el default de la deuda pública de la Argentina, hacia fines de 2001 o principios de 2002. Los muchachos se levantaban de sus sillones y aplaudían por la travesura que estaban cometiendo y se felicitaban entre ellos, sin saber que aquel era un nuevo paso del país para alejarse del mundanal ruido. No era el primero, recuerdo que en aquel entonces tuve a su vez otro deja vú, esta vez en la plaza de Mayo, cuando Leopoldo Galtieri le declaraba la guerra a los ingleses (con la Otan incluida) con aquella memorable frase “si quieren venir que vengan”. Y vinieron, claro que vinieron. Etcétera. En este caso, vi a muchos legisladores del oficialismo, y de la oposición también, felicitándose por haber devuelto a Aerolíneas Argentinas, Su Compañía, al Estado, quien sin duda bajo la eficiente gestión de Ricardo Jaime, alias Jaimito, saneará la empresa destruida por los insensatos empresarios capitalistas españoles que la llevaron al borde mismo de la quiebra… Conclusión número uno: ahora los argentinos, nosotros y vosotros, pero no ellos, deberemos financiar a esta nueva-vieja empresa aérea (con muchos más pilotos que aviones), desde la desconocida deuda, estimada en unos 900 millones de dólares, más los nuevos gastos operativos, que se estiman en unos 45 millones de dólares adicionales por mes. Tengo un amigo economista al que no puedo mencionar, quien hizo una sencilla cuenta mientras estábamos en el Seven Eleven de San Isidro el otro día, con la calculadora de su simple teléfono celular (no necesitó ni una Palm ni un IPhone para pensar un poco). “Mirá –me dijo mientras se comía un alfajor de maicena-, si tomamos los datos conocidos que dicen que hay 9000 empleados en Aerolíneas, y a cada uno le pagamos un promedio generoso de 2.000 dólares por mes de sueldo y los mandamos a la casa a descansar (de tanto hacer huelga, claro) mientras se crea una nueva línea aérea privada que tome las rutas de AA y Austral, y que luego los absorba, el costo será de 18 millones de dólares por mes, bastante menos que los 45 millones que costará mantener desde ahora a Su Compañía (¿la de Jaimito?) y que pagaremos nosotros, todos nosotros, los contribuyentes cumplidores”. Yo calculé mentalmente y pensé que 45-18 era igual a 27, que será el costo mensual extra que los simpáticos legisladores repentinamente amantes de la soberanía y la patria nos harán pagar a los argentinos por el capricho de re-estatizar AA y Austral, olvidando que estas líneas fueron privatizadas justamente porque el Estado había demostrado que no era un buen empresario para administrar este tipo de emprendimientos. Lo recordé a Rodoflo Terragno, quien aún antes que llegara Carlos Menem al poder en 1989 y como miembro del gobierno de Raúl Alfonsín, estuvo a punto de privatizar Aerolíneas y transferirla a SAS, aunque toda la operación fracasó porque los radicales, también, eran estatistas (y parece que lo siguen siendo), y no estaban preparados para la idea de un Estado que se dedicara a regular y contralar bien y promover la competencia, pero no a administrar empresas con la plata de los contribuyentes, esto es, nosotros y vosotros, nunca ellos. Pero al mismo tiempo que se tramitaba esto en el Congreso, Kricri se desayunó con otro acto de soberanía nacional: arregló todo para pagarle la deuda al Club de París, al contado claro, nosotros cuando cumplimos lo hacemos a todo o nada. En estos días se ha debatido y escrito mucho sobre este tema y han quedado ya varias conclusiones, no los quiero aburrir, pero es claro que… · Se pagará al Club de París al contado para no tener que soportar una auditoría del FMI que, seguramente, se vería obligado al menos a pedir la regularización del Indek y que se establezca una política antiinflacionaria en serio, y no esta de ahora, que es de mentiritas. · Se tomó la decisión en el más alto nivel del gobierno, sin consultarle por ejemplo a Martín Redrado, Presidente del BCRA, quien en los hechos será quien firme la transferencia por los casi 7.000 millones de dólares, que saldrán de la posición de reservas de libre disponibilidad, que quedarán en un nivel de luz amarilla en momentos en que en los últimos meses se registró una salida de capitales desde la Argentina cercana a 10.000 millones de dólares, que no se observa totalmente en el nivel de las reservas internacionales porque buena parte de estos capitales salieron de los ingresos generados por el todavía elevado alto superávit comercial. ¿Y si baja la soja a 400 dólares en Chicago? ¿Y si se pulveriza el superávit comercial y persiste el goteo de salida de capitales que no se ha interrumpido? · La razón aducida para explicar que con esta movida la Argentina recuperará el crédito internacional y volverá al “club de países en serio” fue desmentida rápidamente por la realidad: el riesgo país no bajó como se esperaba y hoy había traspasado los 700 puntos (para arriba), lo que significa que la Argentina necesita bastante más que desembolsar “a lo macho” casi 7.000 millones de dólares para recuperar la confianza perdida en el mundo. La conclusión es sencillita: esta operación revela que el verdadero objetivo del gobierno es continuar profundizando, sin cambios substanciales, la actual “política económica”, por ponerle algún nombre. Y de paso daría luz verde a la concreción del famoso Tren Bala. Los países del Club de París no protestaron, claro, porqué iban a hacerlo, ni tampoco aplaudieron como los empresarios satélites del Poder que celebraron esta estrategia en el salón Blanco de la Casa Rosada, lo que revela, claramente, que el gobierno mantiene a rajatabla la soberanía nacional así como la cultura nacional (en Frankfurt, claro), mientras las distorsiones macro y microeconómicas siguen aumentando a niveles que, en algún momento, podrían ser de no retorno. Y hoy, otra vez sopa, apareció un misterioso “estallido social” alrededor del ferrocarril Sarmiento, aunque más pareció un estallido planificado que espontáneo, haciendo pensar a muchos que ahora el gobierno (que no pudo, ni supo y quizá tampoco quiso) ahora va por el contról estatal de los trenes, hoy por hoy concesionados en manos privadas.

Capítulo II, sube el dólar, bajan los commodities 

Dejándose de lado los errores propios que comete una y otra vez el actual gobierno nacional (con reminiscencias de El Coyote, aquel animalito que nunca pudo alcanzar al correcaminos) y que en estos años estuvieron amortiguados por el espectacular clima económico internacional, ahora esto último está cambiando. La paliza de los mercados observada hoy en el mundo anticipa que no habrá desacople, que los emergentes también sufrirán esta crisis que ya castiga a los Estados Unidos, a Europa y a los países asiáticos desarrollados o no tanto. La baja del petróleo, que en otras circunstancias hubiera sido una gran noticia, fue leída por los mercados como un anticipo de más desaceleración-recesión en el mundo desarrollado, que empieza a transmitirse al grupo de países que integran el llamado “resto del mundo”.

¿Alcanzará alguna vez Coyote Kirchner
al correcaminos o seguirá fracasando?

No parece que esto debiera asustar demasiado. Los ciclos económicos no habían muerto pese a los pronósticos de la nueva economía y a los intentos de creer que estos se podían minimizar manejando las tasas de interés de corto plazo, como lo hiciera el venerable Alan Greenspan, quien sin darse cuenta fabricó la burbuja inmobiliaria que ha explotado finalmente, mientras él jugaba a tratar de comprender su famosa “exuberancia irracional” y trataba de desentrañar el “conundrum” (¿rompecabezas?). Lastima que no le pidió consejo a su primo Woody Allen. Ocurre que en el mundo la oferta y la demanda siguen funcionando razonablemente bien, que los fundamentos de la mayoría de los países del mundo no muestran desequilibrios inquietantes y que el actual piloto Ben Bernanke (el nuevo titular de la Fed, que se pasó la vida estudiando la crisis del ’29 para que la historia no vuelva a repetirse) tiene un buen diagnóstico de los orígenes de la crisis financiera norteamericana, con lo que viene manejando el temporal bastante bien y evitando males mayores. Así que sufrirán los países que han hecho las cosas mal, más allá de los avatares y la gran volatilidad de estos días y una desaceleración de la economía internacional que ya está ocurriendo. Y uno de los países que hizo las cosas soberanamente mal, en mi opinión, fue la Argentina, que nunca leyó las fábulas de la cigarra y la hormiga, o la vieja historia sobre las vacas gordas y las vacas flacas.

Fuente: Ciclo Económico Estudio Broda, septiembre 2008


Ayer nomás Miguel Angel Broda, en el ciclo mensual de su Estudio, observaba que el dólar en la Argentina, calculado con las estimaciones serias sobre el IPC y relacionado con los países del área dólar, ya está en niveles muy parecidos a los de la convertibilidad por razones internas y externas que seguirán discutiéndose por años. Pero observaba algo más: que el dólar real multilateral no está tan mal (calculado en también en relación a estimaciones serias sobre la inflación argentina). Los datos del Estudio Broda nos sirven para tratar de proyectar lo que vendrá, que es lo que definirá los escenarios que se avecinan. Hasta aquí todo bien y la ecuación internacional todavía funciona para la Argentina, pero en el mundo están pasando dos hechos nuevos que eran previsibles, salvo para los funcionarios argentinos, que creían que la bonanza internacional sería al menos hasta el 10 de diciembre de 2011, o más. Los dos hechos son la persistente caída de los precios de las materias primas, que aunque no volverán a los niveles de 2001 ni mucho menos gracias a la China y la India y su mayor demanda internacional, sí se ajustarán a la baja en la medida que el dólar ha comenzado a fortalecerse en el mundo. Hasta aquí, los precios de los commodities bajaron casi todo lo que habían subido el último año debido a la exuberante mejora ocurrida desde setiembre de 2007, algo explicable más bien por una especulación ante la incertidumbre de los mercados que al efecto “mayor demanda” real de China e India. Ello llevó a muchos a refugiarse en estos productos (que parecía que subirían eternamente, como lo creyeron los funcionarios argentinos). Ahora los precios están cayendo, obviamente en dólares, también por la revaluación de esta moneda en el mundo, y esto es un factor muy riesgoso para la Argentina, que en los últimos tiempos se ha dedicado a gastar a cuenta como si la bonanza fuera a seguir. Hoy la paridad dólar-euro cerró a 1.4325, y viene de un nivel de casi 1,60 poco tiempo atrás. No es mucho, algo más 10% de mejora en unas semanitas, pero todos los indicios muestran que la tendencia a fortalecerse el dólar y, como contrapartida, a seguir bajando los commodities, persisitirá. Es época de huracanes, claro. 

Epílogo, el gobierno sigue gastando a cuenta, mientras la soja le canta quiero vale cuatro 

Amigos y no tan amigos. Somos soja-dependientes, mérito de la “política económica” oficial que afectó severamente la rentabilidad de las otras actividades agropecuarias. Los dos famosos superávit gemelos (el saldo comercial y el saldo fiscal) dependen de que la soja no caiga a menos de 400 dólares la tonelada, en Chicago. Hoy la soja se ubica en 470 dólares, more o less, y la pregunta del millón es si llegará a caer a esos 400 dólares, un 15% adicional. ¿Puede ocurrir eso? ¿Puede seguir fortaleciéndose el dólar en el mundo? Puede ocurrir, y ni hablar si los mercados se asustan y hay una sobre-reacción. Si ello ocurre, el superávit comercial caerá fuertemente. Y el superávit fiscal, también. Con estas tendencias posibles por delante, diría que probables, las decisiones tomadas por el gobierno en estos días (el Poder Ejecutivo y el Legislativo) de usar en exceso la tarjeta de plástico y hacerla “de goma” para subsidiar los desequilibrios crecientes, pagarle cash al Club de París (¿para recuperar el crédito o para salvar el Tren Bala?) y re-estatizar Aerolíneas Argentinas, Su Compañía) parecen cuando menos inconvenientes y riesgosas, ideologías aparte. Sobre todo en un país que tiene serios vencimientos de su deuda pública en 2009, y un dólar retrasado que podría sufrir fuertes presiones domésticas si, además de la inflación interna, se esta moneda sigue subiendo en el mundo. La verdadera soberanía, así, no es ser independientes y vivir con lo nuestro hasta el punto de vivir en otro planeta, sino saber insertarse en un mundo interdependiente, serio y competitivo, respetando las reglas del juego y aprendiendo a negociar con adultez, respeto, firmeza (que no es prepotencia) e inteligencia. Sencillito, es la manera sana de relacionarse con los demás, en la vida, en la política, en todo.
Eso es todo por hoy, un abrazo, ajusten sus cinturones de seguridad, y los otros también.



Insostenible
¿Quien pagará esta fiesta?

Un abrazos y hasta la Victoria Secret.
(como diría el gatito de Nik)



El Hombre Electrónico 
(políticamente incorrecto)

El capitalismo tiene los siglos contados (Carta desde el ciberespacio 186, septiembre 2008)

Barack Obama competirá con John McCain, en el sano, puntual y envidiable ejercicio de una democracia en serio 

EL CAPITALISMO TIENE LOS SIGLOS CONTADOS


Competencia

Hola gente, amigos y no tan amigos. Me pasé las últimas noches mirando en estéreo la convención demócrata en los Estados Unidos, vía la CNN, cuyos periodistas se mostraban exultantes como si ellos mismos fueran todos Demócratas (esperemos que la semana que viene, cuando llegue la convención Republicana, muestren al menos el mismo entusiasmo). Decía que la miré en estéreo porque en realidad “la miramos”. Patricia Paltrow estaba en su cama de Park Avenue y yo en la mía, aquí, en la Buenos Aires progre de Kricri y de la oposición también, quienes ahora se aprestan a estatizar lo antes privatizada AA, ¿Su Compañía?, ¿Nuestra Compañía?, ¿la Compañía de Jaimito? Claro, es que ahora está de moda ser estatistas y pronosticar, con toda seguridad, la inexorable y próxima caída del imperio americano. Jeje, como dicen los mensajes de texto al final. Caídariola, como decíamos de chicos. Los dos, Pato y yo, estábamos con su respectiva notebook alias laptop en las piernas (y con la web-cam en on, claro, si estábamos en la cama), y con el televisor encendido, Obvio, aunque ella miraba la convención en la versión de CNN en inglés y yo la versión en español, sudaca al fin, así que aquello era una auténtica videoconferencia como las habituales videoconferencias, en que se mezclan todos opinando y nadie termina entendiendo demasiado lo que se dijo, aunque el gerente de finanzas contento porque se ahorraron varios pasajes en bisnesclas por el mundo. Pero estuvo bueno, porque Paltrow es un poco chiquilina y se la pasa interrumpiendo, agregando risas, gritos y susurros al evento, a veces en inglés, a veces en francés, de vez en cuando en español, con lo que la mezcla entre lo que decían los discursos de los candidatos, y sus parejas, lo que decía ella, lo que decían los comentaristas de CNN (y los traductores en mi caso), sumado a mis habituales chistes malos daba una velada estilo cajita feliz, pese a la distancia. No hay nada como un romance globalizado. Jeje. “Gordito –me dijo este martes-, fijate la nota de El País de este fin de semana, qué lindo título tiene y que bien escrita está, aunque no entendí muy bien qué quería decir el tipito, es que hablaba en jallego y nosotros los Argentinos estamos ofendidos con todo aquel país porque su Banco Central se atrevió a opinar sobre la economía argentina, qué caraduras estos nuevos ricos de Europa, eniuai, pero el título está buenísimo, dale Flaquito”, y allí me mandó el link, para agregar más confusión a la velada. Se los copio, claro, para que vean que Kricri se las trae, no es Sólo Cosmética, sino que tiene coraje para defender nuestra argentinidad ante las criticas de los españoles, los uruguayos, los norteamericanos, los brasileños, los schilenos, los colombianos, los ingleses usurpadores, los alemanes y franceses (que hasta son capaces de dejar de odiarse-amarse entre ellos para compartir sus criticas contra nosotros) y tantos países más del planeta tierra que últimamente, no sabemos porqué, nos miran sin cariño y nos critican por todo, será una campaña del club de París y/o del FMI. ¿Hay algún país, además de Venezuela, Ecuador y Bolivia, con el que no estamos peleados? Junous. Quizá hasta Paraguay, pero uno nunca sabe con ellos, de humor tan cambiante. El link es… http://www.elpais.com/articulo/ensayo/capitalismo/tiene/siglos/contados/elpepuculbab/20080823elpbabens_6/Tes Así que mientras veía TV y me emocionaba, todos nos emocionábamos, con Bill Clinton, con el excelente discurso de Hillary (ganadora moral de la competencia), con las palabras de la ya famosa Michelle Obama, con el patriarca Ted Kennedy casi despidiéndose de todos, haciendo un real esfuerzo por estar allí pese a su salud muy deteriorada para apoyarlo a Barack Obama, mientras la veía y escuchaba a Paltrow con sus gritos y susurros y comentarios de mujer cosmo al pie de página, me dediqué también a leer la nota de El País, que efectivamente tenía un muy buen título (que he copiado en la volanta de esta carta) aunque la nota era more o less confusa (así me copio a la moda local de criticar a los españoles, jeje). En concreto, una descripción con alguna ironía del pensamiento progresista del mundo libre que representa el pos-posmodernismo, que cada tanto parece añorar al siglo XX, a la guerra fría, al marxismo, a un populismo nacionalizado, a esa costumbre paradojal de echarle a la culpa a los ricos por la pobreza, a las estatizaciones, al archipiélago Gulag, al Che Guevara (que nunca debe faltar en alguna remera adolescente de un “pequeño burgués” importado del pasado), a los sueños omnipotentes de cambiar el mundo, a la palabra revolución y tantas cosas más. Uno creía que estas cosas sólo pasan en la Argentina incorregible e incomprensible, pero no, ocurre en otras economías del mundo cuando llegan a la parte descendente del ciclo económico y se ponen nostálgicos, y se pasan de eufóricos a depresivos, aunque sus péndulos no sean una montaña rusa a la argentina, sino sólo un suspirito euro-esclerótico y algo decadente. Será por eso que en La Nación de hoy una nota confirma que “en siete años, Europa tendrá más muertes que nacimientos” (vean http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1044080), lo que revela algunos efectos secundarios de esta pastillita llamada capitalismo. Así que como en la Argentina está todo biutiful, maravilloso, supercalifralisísticoexpialidoso, la inversión vuela, la inflación no existe y un posible default es sólo una idea conspirativa de algún antipatriota, me pareció oportuno dedicar esta carta a envidiar a los Estados Unidos y los otros países del mundo que, con capitalismo y democracia, le dan bienestar a sus habitantes, más allá de los momentos de vacas flacas y vacas gordas que siempre los hay, y comprando ese título de El País que preanuncia que la crisis del capitalismo está aquí nomás, sólo a unos siglos por delante, jeje.

EE.UU. I, país serio, democracia en serio 

Estaba de visita Gary Becker (premio Nobel de Economía 1991) en Buenos Aires hace algunos cuantos años, y conversaba con él luego de entrevistarlo. Hubo un concepto que me impactó surgido de la conversación: no hay democracia sin capitalismo, y viceversa, sostuvo el hombre, ambos se necesitan, y ambos tienen en común a la palabra competencia. La idea me sedujo y me da vueltas en la cabeza desde entonces. Y ayer nomás, cuando veía “junto” Paltrow la convención Demócrata recordé a Kricri en su conferencia de prensa tan famosa, cuando le preguntaron algo sobre los Estados Unidos y ella se pasó los siguientes minutos haciendo tiempo y hablando maravillas de las internas norteamericanas, un ejemplo de democracia y republicanismo y civilidad social y tantas cosas más que a ella le habían encantado, fascinado, aunque no recuerdo si al final de la oración agregó que la democracia en serio lleva, sea por autopista o por tren bala, directamente, a la “redistribución del ingreso”, su frase preferida de cabecera. Lo que si recuerdo haber pensado entonces, y lo vuelvo a recordar ahora, es una simple pregunta que nadie llegó a hacerle aquella tarde de sábado y que me hubiera encantado preguntarle amablemente: “¿Y si le gusta tanto la democracia en serio, Misis Presidenta, cómo se explica que su nominación surgiera de una decisión personal e intransferible de su marido, por entonces Presidente, número uno y Bwana indiscutible de la Argentina, sin internas ni cerradas ni abiertas, ni nada? Eniuai, ya sabemos que su agente-asesor-jefe de prensa me hubiera interrumpido para darle lugar a otro periodista más políticamente correcto. Y aquí está el punto. La democracia en serio no funciona sin una verdadera competencia, y no por un mero espíritu deportivo. La democracia se distingue de la dedocracia justamente en que la elección de los candidatos de un partido se define en una sana competencia entre las diferentes ideas y los distintos candidatos con el voto de los afiliados, en elecciones libres como las que finalmente ocurrirán a nivel nacional, provincial o municipal. Y este criterio de selección, a través de la competencia, es el que provoca que en cada partido surjan los mejores dirigentes, los más aptos, los más capaces; y genera que los ganadores no sean los perdedores de siempre, quienes no tienen otra forma de llegar al podio, a la lista sábana, sino a través de la decisión del dedo mágico, en vez de ser genuinamente elegidos por sus correligionarios, compañeros o camaradas partidarios, como gusten llamarlos. Esto es lo que diferencia a la democracia de la dedocracia, nada más ni nada menos, y la consecuencia no es menos importante: la calidad y el nivel moral de los futuros candidatos. ¿Hay democracias imperfectas, puede haber alguna manipulación, hay mentiras también en las internas? Puede haberlas, claro, pero ya sabemos que hasta ahora la democracia, aunque no es perfecta, es el mejor sistema conocido para elegir a nuestros representantes, desde un consorcio de un edificio de departamentos hasta el Presidente de un país. No nos quejemos de los políticos, sino de las instituciones (o la falta de ellas) que los generan. No se queje sino se queja. La misma competencia –en un clima de transparencia, respeto y libre pensamiento- genera, provoca, que ganen los mejores candidatos, y se expongan las mejores ideas.



Bill Clinton, Ted Kennedy, Michelle Obama y Hillary Clinton (con su hija)
en la consagración final del Partido Demócrata

Pensando esto, mirando fascinado (oia, como Kricri) la interna demócrata norteamericana que hoy culmina con la proclamación de Barack Obama en Denver Colorado, y que la semana que viene se repetirá con la confirmación de John McCain como candidato republicano, es que me dio un innegable dolor de estómago y me puse algo amarillo (creo) y tuve algunas ganas de llorar y me dio dolor de cabeza cerquita del ojo, a la altura de la ceja derecha. El diagnóstico que me hizo Paltrow, a 5000 millas de distancia o más, fue rápido y sencillito, aunque antes tuvo un ataque de risa: “Gordito, es un clásico ataque de envidia que suele afectar el hígado y la digestión ante la simple comprobación que la realidad no tiene que ver con tus deseos, o que proviene de una profunda desilusión ocasionada por haberte ilusionado previamente. Tomate varios vasos de 7up, pero antes les quitás el gas, y si no mejorás hacete un tei mit límene, y si Lucy (la señora que atiende mi casa) hizo caldo de pollo que te traiga una tasa caliente con un poco de sal, y si empeorás y te dan otros síntomas que no te voy a mencionar porque no son fashion, te tomás una buscapina o un Sertal en gotas, apagás el tele y te vas a soñar que yo te estoy haciendo unas caricias en la cabeza, eso es todo, son 250 dólares por la consulta”. “Facil lo tuyo –alcancé a decirle a mi namorada a distancia-, por eso vos estás en Park Ave. y manejás un banquito y yo estoy en Barrancas de Belgrano y sólo manejo mi auto”. Nos despedimos con la dulzura de siempre, me tomé tres vasos de 7up sin gas y me fui a dormir, pensando aún en la dedocracia y sus efectos sobre el hígado, la (mala) calidad de los dirigentes argentinos y la redistribución del ingreso que tanto desvela a los progres del mundo, uníos. En CNN Patricia Janniot seguía exultante comentando los avatares de la multitudinaria reunión en Denver, Colorado. Conclusión: claramente, la calidad sólo mejora con más competencia. Tenía razón don Gary Becker. 

EE.UU. II, ¿recesión?, ¿qué recesión? 


Me desperté a la mañana, tarde, y Pablo Wende me informó por radio América (hoy yo no iba a la radio) que el Indec de los Estados Unidos (que es serio, no como la truchada en que Guillermo Moreno y Néstor Kirchner han convertido al Indek argentino) había corregido las cifras de crecimiento económico de aquel país hacia arriba. El dato original había mostrado un segundo trimestre con crecimiento de 1,9% en el PIB, pero la habitual revisión mostró que el número correcto fue de nada menos que 3,3%, lo que revela que la famosa recesión norteamericana por ahora sigue ausente, pese a lo que digan los pronosticadores del Apocalipsis, un trabajo siempre exitoso en diferentes partes del planeta Tierra, porque paranoicos que se hacen los ratones y pesimistas hay por todos lados, incluso en los Usas. Me levanté y me fui a ver a mi amiga Dell Computer, que me esperaba ansiosa en el escritorio. Busqué un cuadro del estudio Broda del mes pasado para refrescar los datos y me quedó claro que el único dato negativo del PIB, hasta ahora, se produjo en el último trimestre de 2007, cuando cayó 0,20%, con lo cual técnicamente no estamos ni por asomo en recesión (en los EE.UU., aclaro….), sino en una “grocesión”, un término nuevo para definir a una economía que crece entre 0 y 2% anual, lo que es inquietante pero no es lo mismo que la recesión. Podrá decirse que la economía norteamericana se salvó en este trimestre gracias al consumo, las exportaciones o los inventarios, podrá agregarse que el 3,3% de este trimestre pasado se explica por el paquete de devoluciones fiscales de Paulson (secretario del Tesoro), podrán decirse muchas cosas, pero por ahora la recesión norteamericana no existe sino en la imaginación de los periodistas que deben vender malas noticias, en el discurso de la oposición demócrata, en la sensación térmica de la clase media norteamericana o en los comportamientos de manada de los inversores, que siempre se suben a la ola. Pero la única recesión, por ahora, parece instalarse en Europa.

EE.UU., una recesión ligt En el segundo trimestre las cifras del PIB se corrigieron de 1,9% a 3,3% de crecimiento. Fuente: Estudio Broda, antes de la corrección de hoy


Para más datos miré la relación euro-dólar, y nuevamente bordeaba 1,469…, con lo que la moneda norteamericana sigue revaluándose en el mundo (mala noticia para Kricri y mi amigo Martín Redrado), y los pronosticadores ya hablaban que los Estados Unidos ya no bajarán más las tasas de interés y posiblemente (o probablemente, como diría Alan Greenspan cuando jugaba con las palabras) la subirán próximamente en esta sala, mientras que Mecié Jean-ClaudeTrichet y el BCE se acercan más y más a una baja de la tasa de referencia europea, ubicada en 4%, lo que sin duda acercará las diferencias entre las dos monedas y podría acelerar la revaluación del dólar sobre el euro. Por último, miré un ETF que resume las cotizaciones de las acciones de los golpeados bancos de los EE.UU. y vi que obviamente estaba subiendo, de hecho cerró con un 4,04% arriba en un solo día, aunque no hay que apresurarse porque hoy la palabra de moda es “Volatilidad”, y con mayúsculas, con lo que en unos días, o mañana mismo, aparece una mala noticia y todos los mercados (que siguen a los Usas) se van otra vez pum para abajo. Pero la tendencia, lentamente, apunta a que las cosas son menos dramáticas que la que señalan los pronosticadores, que ya sea por amor o por dinero, siguen pronosticando la caída del imperio americano en las próximas semanas, horas, meses, cualquier momento. Jeje. Caídariola.



La relación Euro-Dólar pasó la barrera de 1,47 dólares (hacia abajo)
 y la moneda norteamericana se sigue afirmando Fuente: Yahoo Finance


Y aquí viene otra vez la palabra competencia. Y dos o tres recuerdos. En 1890 se aprobó en los Estados Unidos la Ley Sherman antitrust, una ley antimonopólica que luego fuera corregida con una enmienda y que se utilizó posteriormente para enfrentar a las compañías petroleras (o hay que decir “la” compañía petrolera, creo que era la Standard Oil. Lo concreto es que esta ley, y dos más sancionadas en el siglo XX y que enfrentaron con firmeza a las empresas monopólicas u oligopólicas, apuntaron directamente a promover la competencia en el mercado, allí adonde esta faltaba. En el pasado está el caso de las telefónicas Bell, y en estos años, incluso, la controversial disputa con Microsoft, pese a que esta era una empresa nueva en un área virgen de la economía, con lo que lo previsible era una primera etapa de monopolio por falta de competidores ante una nueva innovación tecnológica. Eniuai. Lo concreto es que los críticos de los Estados Unidos deberían observar que cada vez que en los Estados Unidos apareció un sector en donde pudiera presumirse una actitud monopólica, de manipulación de precios o calidad, el gobierno de turno intervino con estas leyes para promover la competencia. Y aquí, como con la democracia, se impone el mismo comentario. Las mejoras en la calidad (y en los precios, claro) aparecen con la competencia, con regulaciones que impiden el normal funcionamiento de los mercados y con medidas que apuntan a promover el surgimiento de la innovación tecnológica y la competencia, como medio de generar que siempre ganen los mejores, y no los peores. Así de simple. Y esta es una de las razones de la verdadera revolución permamente que se observa en los Estados Unidos, en donde la competencia a nivel intelectual, empresarial, político y de todo tipo genera el mismo mecanismo: el desarrollo de las ideas diferentes, del libre pensamiento, lo que a su vez lleva a la innovación tecnológica. Amigos y no tan amigos, sólo en un clima de competencia y pluralismo pueden florecer las nuevas ideas, las nuevas innovaciones, que a su vez ayudan a la selección de los mejores, sean empresas más competitivas, sean nuevas invenciones, sea una clase política que se recrea a sí misma. Hay, además, una relación entre esto y el aprendizaje de los errores, para no volver a repetirlos. Conversando con Ernesto Kritz, me comentaba que un ejemplo notable es el hoy titular de la Reserva Federal, quien está piloteando junto a la Fed una crisis financiera que sin duda es grave. Lo notable es que Ben Bernanke, el hombre que casi maneja el mundo subiendo o bajando la tasa de interés y otros instrumentos monetarios, es un especialista que se ha dedicado a investigar la crisis de 1929 y cómo ella derivó en una verdadera depresión económica en aquella época. Y aprendió de ella y de los errores que se cometieron entonces, para no volver a repetirlos. Su diagnóstico que el sistema financiero de los Estados Unidos está ante una crisis sistémica disparada por la explosión de la burbuja inmobiliaria es el que lo decidió a hacer en un principio una política monetaria blanda, y luego un salvataje de cualquier banco norteamericana que sufriera de problemas de iliquidez o insolvencia, que es lo que no llegó a hacerse en la crisis de 1929 llevando ello a la caída de muchas instituciones financieras y al contagio que ello generó sobre la economía real. Esto también deviene de la competencia. El aprendizaje, la crítica y la autocrítica no pueden surgir en una sociedad en donde mandan los incompetentes, en que el libre pensamiento ha sido suplantado por el pensamiento único.


¿Esto será competencia desleal?



Amigos y no tan amigos, no se asusten pese a los pronosticadores globales del Apocalipsis (esta semana uno hombre de Harvard dijo lo más tranquilo que podría caer un gran banco de los Estados Unidos, así como quien dice “hoy va a hacer calor y quizá llueva”. Como lo señalaba Manuel Rodríguez Rivero en el diario El País de este fin de semana, “a pesar de la crisis, el capitalismo tiene los siglos contados”. En los Estados Unidos, en Europa, en Asia, en una gran parte de América latina. De la Argentina hablamos en la carta de la semana próxima, total, como dicen los funcionarios de Kricri, aquí estamos bárbaro, y ahora que la oposición y el gobierno, en el Congreso, se sumarán para tomar la demagógica medida de re-estatizar Aerolíneas Argentina, Su Compañía,. estaremos mucho mejor, salvo los contribuyentes cumplidores que tendrán que pagar la fiesta, claro está. Me voy a ver CNN y escucharlo a Obama, un candidato negro que compitió lealmente con una candidata mujer (Hillary Clinton) en las primarias del Partido Demócrata. Eso, amigos y no tan amigos, es aceptar el desafío, tener la mente abierta, ir hacia adelante en vez de vivir en el pasado. Y claro, es progresar como sociedad. Por supuesto, el ataque de envidia no se me pasó pese al excelente consejo de la Dra. Paltrow. Hasta la semana que viene. Ajusten sus cinturones de seguridad, y los otros también. Un abrazo, 

El Hombre Electrónico 
(políticamente incorrecto) 
(carta publicada originalmente el 28 de agosto de 2008)