Carta desde el ciberespacio número 222, del 13 de agosto de 2009

Gladiador, la película, y una metáfora sobre el circo romano http://www.elbukanero.com/clip/431/futbol_mujeres_bonitas.htm
La realidad versus la magia... Menos pan, más circo
Hola gente, amigos y no tan amigos. A veces luego de almorzar me acuesto no más de 45 minutos, antes de seguir con mis actividades, como lo solía hacer Domingo Cavallo cuando era ministro de Economía y como lo hacen muchos CEO’s amigos habitualmente, aunque no puedo decir de quienes hablo porque sus jefes regionales o internacionales (que no duermen nunca) podrían mandarlos castigados al rincón, sobre todo en estos tiempos electrónicos en que el radar vigila siempre (a través del blackberry, por ejemplo) y en que el concepto mismo de productividad se ha dejado a un costado, priorizándose hoy los apuros de la coyuntura antes la verdadera salud y la competencia genuina y sana de largo plazo. Dicho crudamente, la urgencia manda por sobre la estrategia, el pragmatismo por sobre los principios. Pero esto es otra tema. Muchos de estos buenos amigos ejecutivos que tengo hasta tienen unas frazaditas muy monas de las que “regalan” en la business class de las aerolíneas serias como Lufthansa o Air France, que son demasiado chicas como para dormir cómodamente en una cama, pero muy útiles para una siestita de 45 minutos disfrutada en el sillón grande de la oficina. De paso, hay que aclarar que son absolutamente pequeñas como para cubrir a dos personas y que por eso algunas esposas no temen en dárselas tranquila y amorosamente a sus maridos, para que las tengan con qué taparse en la siestita de la oficina (esto me lo explicó Patricia Paltrow el otro día). Claro, ella de esas cosas entiende mucho, hasta promete que cuando se retire escribirá una especie de libro antropológico llamado “memorias de los hombres que la se creen”, o un “manual del nuevo rico”, o algo así, para divertirse y divertirnos a todos. De más está decir que de allí podría provenir aquella vieja frase de la “frazada corta” que tanto le gusta a los contadores para explicar los problemas fiscales de un país o de una empresa. Lo concreto es que a ella, a Paltrow, le quedan muy bien esas frazadas cortas, así como las camisas que me roba siempre cuando se levanta de la cama y que, sin duda, le quedan mejor que a mí, pese a que las usa siempre medio desabrochadas y arrugadas. Pero eso no es magia, sólo seducción de la linda Eniuai. “Gordito, ¿no estarás soñando otra vez?”, me preguntó recién Paltrow, cuando me llamó desde el móvil de Skype que me mandó de regalo antes de ayer para que pueda caminar por la casa mientras hablo con ella a través de la PC, y que de paso usa para llamarme y despertarme dulcemente desde su buró de la Calle de la Pared hasta mi escritorio de Barrancas de Belgrano, pese a las 5.250 millas de distancia que hay entre su lugar en el mundo (Niúiork Niúiork, claro) y mi lugar en el mundo (Barrancas de Belgrano). Maravilloso, para hablar por teléfono a la esquina, o por celular al centro, tengo que pagar pulsos que generan arritmias, mientras que para hablar con rulitos Paltrow a los iúesei sólo necesitamos tener las notebook encendidas, hacer Send y decir Jelou, simplemente jelou, desde mi Dell Inspiron hasta su Sony Vaio hiperfemenina y hasta con minifalda. Viva la globalización. Por lo demás, debo decir que no sé si estaba soñando o no. Ocurre que hace unos días estoy tomando un betabloqueante, y uno de sus efectos secundarios es provocar “mayor cantidad de sueños”, según el prospecto. De hecho, yo estaba escuchando radio el Mundo (Am 1070), y me parece (o lo soñé) que hablaba un experto muy conocido en granos, que le explicaba a mi amigo Nacho Riverol que así como la Corriente del Niño provocaba sequías y nos había castigado durante los últimos tiempos, ahora debería llegar la Corriente de la Niña, cuyos efectos locales serían una cuota mucho más extensa de lluvias y humedad, con el regalo adicional que cuando ello ocurre provoca en el otro lado del mundo (por aquello que en el ecosistema de Gaia todo tiene que ver con todo) una sequía que pondría en riesgo la producción de cereales y oleaginosas de nuestros compradores asiáticos, lo que a su vez podría beneficiar a las exportaciones de la Argentina y hasta a las cuentas fiscales (al mejorar la demanda y las cotizaciones). Dicho crudamente, apostemos a la malaria de los demás… Como dice Paltrow, “aidonbiliviu, flaquitogordito”. ¿Para qué esforzarnos aquí si el clima y el viento de cola pueden ayudarnos más? Pero insisto, aquella conversación radial no sé si la soñé, o si ocurrió realmente, aunque me pregunto si también ahora habrá que leer el horóscopo antes de saber si invertimos, si sembramos, si producimos, si construimos, ante la falta de un clima de negocios con señales claras y estables existente en la Argentina a lo largo de estos años, señales que nos ayuden a tomar nuestras decisiones. ¿Habrá que repartir betabloqueantes para todos, para que la vida sea un eterno vivir soñando y evadir la cruda realidad?, me pregunté. Qué bárbaro con el pensamiento mágico, esto ya parece otra vez la búsqueda de la leyenda de El Dorado, pensé. “La culpa debe ser del grupo Clarín”, se me ocurrió entónces, siguiendo con esta costumbre de los funcionarios de echarle la culpa a la comunicación y a los medios de todo lo que ocurre en el planeta, ni hasta en eso son originales. Y esto nos lleva directamente al tema de hoy: la Argentina (dirigentes y dirigidos) es un país que sigue creyendo en los reyes magos, sigue soñando que las cosas no tienen costo, o que ese costo se lo podemos trasladar a otro, sigue imaginando que pagar el precio de lo que deseamos puede evitarse mágicamente, con un simple, sencillo e infantil voluntarismo (o estatización, sin ir más lejos, o echándole la culpa al golf, o a las empresas privadas, o al gobierno anterior, o al neo-neo-neoliberalismo), como si fuéramos un país de cartoon network, de dibujito animado, de jardín de infantes, como si Dios fuera argentino, aunque existieran algunos hombres mesiánicos y providenciales que pudieran realmente ser capaces de producir un auténtico milagro argentino como bajar los impuestos por decreto, redistribuir la “riqueza” como si fueran el mismísimo Robin Hood o hacer que el fútbol pueda ser gratuito para los 40 millones de argentinos con una simple decisión de cúpula. ¿Será otro de los efectos de la kryptonita verde?, me pregunté ¿Acaso todo puede resolverse con la palabra mágica de la que tanto habla Kricri cuando da sus discursos sobre el bendito modelo, la “redistribución del ingreso”… Jeje, ¿a qué se referirá?

El fútbol y el Estado, según The Economist . La decisión del Gobierno de adquirir los derecho televisivos del fútbol fue comparada con la estatización de Aerolíneas Argentinas, el Correo Argentino y la apropiación de los fondos de las AFJP, según un informe del diario británico The Economist. En el artículo, titulado como "La mano de oro", en referencia a la famosa "mano de Dios" de Maradona, The Economist hace hincapié en la política de estatizar que adoptó el gobierno del matrimonio Kirchner. (fuente; La Nación, jueves 13 de agosto)___________________________________________________________________

Capítulo único, qué inteligente, para enfrentar la realidad a Kirchner se le ocurrió la magia y el circo romano Cada tanto me acuerdo de Pinky y Cerebro, los simpáticos ratoncitos del dibujito animado de Cartoon Network. Es algo que me ocurre últimamente cada vez que la escucho hablar a Kricri o su admirado marido ganancial Néstor (que debe estar tomando muchos betabloqueantes, por lo tranquilo y reposado que se lo ve pese a todo). De repente, se me aparece la famosa frase del ratoncito Cerebro cuando Pinky le pregunta “qué vamos a hacer esa noche”, y él le responde, con su cara de malo y amargado, “lo mismo que hacemos todas las noches, Pinky, tratar de conquistar al mundo…” ¿No es una frase que podría decir Néstor en cualquier momento, ya que siempre parece estar pensando obsesivamente en cómo ganar su eterna pulseada de hombre enojado y colérico contra ese equipo llamado “resto del mundo”? ¿Habrá nacido enojado con la vida ese hombre? ¿Por qué él pobre hombre ve enemigos por todas partes, hasta que finalmente termina generándose enemigos por todas partes. ¿Tendrá Sigmund Freud la respuesta o será too much?
Aunque la mayoría de las veces Pinky es insultado por Cerebro, disfruta pasar tiempo con él. Pinky siempre le pregunta... “¿Qué vamos a hacer esta noche, Cerebro”, cuando se quedan solos en el laboratorio Acme, a lo que él responde: “Lo mismo que hacemos todas las noches, Pinky, tratar de conquistar al mundo” (fuente: Wikipuedia)
Lo concreto es que todo lo que ocurre en la Argentina de estos días recuerda demasiado a las viejas (o nuevas) películas sobre el circo romano que veíamos desde que éramos chicos, cuando el centro del drama era que a los pobres los entretenían con pan y circo. El pan, lo tiraban hacia el Coliseo desde las mismas arenas, y luego aparecían los gladiadores de Boca y de River a competir para ver quien le ganaba al otro, en aquella época se mataban con arcos y flechas, con carrozas, con tigres que aparecían de las grandes fosas que estaban allí mismo, con hombres blindados y enmascarados que sacaban martillos, hachas y otras armas que ni sé cómo se llamaban, y el juego se llamaba “todo o nada”, te mato o me matás, correte porque te piso y otras tantas formas de “competir sanamente”. Entre el público, claro, estaban el Nerón o el César de turno, que por alguna razón era malo, muy malo, tanto que los odiaba a todos como si fuera un Luis D’Elía cualquiera, odiaba al mundo, odiaba especialmente a los productores agropecuarios de la mesa de enlace, odiaba a los cristianos, a los judíos, a los ateos, a los que no creían lo que él creía, o simplemente a quienes no les gustaban por cuestiones de piel. Les recomiendo una película que seguramente habrán visto: Gladiador, con Russel Crowe, el actor australiano, es casi una película que podría haber ocurrido en la Argentina actual, con senadores que se olvidaron del sueño de defender la República, con líderes mesiánicos caprichosos, con mujeres sometidas a los caprichos del jefe de turno, con representantes del pueblo que se olvidaban del pueblo, aquí y allá, etcétera. La obra, ya lo dije, se llama Pan y Circo, y podrán verla próximamente en la televisión pública, gratis, claro, porque esa es la idea, ya que por alguna razón la gente ya se cansó de Marcelo Tinelli y piden emociones más violentas. Y de paso, así como quien no quiere la cosa, le pegamos al grupo Clarín, o a lo mejor esa era el verdadero, el único objetivo, y lo demás son sólo fuegos artificiales. Junous. Lo usamos a Grondona, que de paso necesita unos mangos, y listo.
Milagro argentino: Julio Grondona hablando de futbol “gratis”
con la Presidenta Kirchner (foto La Nación)
Epílogo Amigos y no tan amigos, el tema de hoy es sencillito, pavorosamente sencillo, ni números ni gráficos ni cuadros estadísticos se necesitan esta vez para entender qué pasa: la realidad de todos los días que enfrentan los argentinos versus los intentos cada día más desesperados para compensar, ocultar, disfrazar o amortiguar esa realidad, con medidas populistas desde el gobierno nacional para distraer la atención, cambiar la agenda, ganar tiempo y de paso salvar al mundo (como Pinky y Cerebro, claro). · La crisis energética ya está aquí, y el gobierno no encuentra cómo enfrentar la desinversión y la caída de la producción acumulada en años de tarifas subsidiadas. · La crisis fiscal ya está aquí, y no por la crisis financiera o económica mundial, ni mucho menos, sino por haber usado el gasto público para comprar operativos choripán, y entonces el gobierno intenta ahora, con una frazadita corta (como la de la siesta) sacarle a unos para darle a otros, con discutibles y peligrosamente discrecionales medidas de “redistribución” del ingreso. · La crisis del sector agropecuario, el sector más moderno y competitivo de la Argentina, sigue aquí, pero el gobierno no se quiere dar por enterado, y no sólo por las aludidas razones fiscales (que se enfrentan produciendo más, no menos), sino por un severo prejuicio ideológico con los productores, muy lejos de ser los “oligarcas” que alucinan los “muchachos” del oficialismo que se quedaron en los años setenta. · La pobreza ya está aquí otra vez y es un verdadero escándalo, con cifras serias que casi duplican las cifras de mentiritas que reconocen las estadísticas oficiales. · Y el fenómeno gravísimo de la estanflación ya está aquí, pero el gobierno persiste con recetas que no estimulan la inversión, mientras promueve, permite o tolera aumentos de costos, salarios y otros precios de bienes y servicios, aunque los niegue luego en las cifras dibujadas del Indec. Etcétera. El problema es que el “modelo” falló lastimosamente otra vez. La solución es buscar culpables aquí y allá. Y sustituir al sector privado por el Estado, bajo el supuesto que éste lo hará mejor. La solución es negar la realidad, a la oposición y al resultado de las elecciones, mientras se habla pomposamente de “democracia” y respeto. El objetivo es permanecer a cualquier precio, y hacer tiempo como sea. La estrategia es esconder los efectos de la crisis de alto costo político, usando la palabra redistribución y atacando como sea a quienes se opongan. La táctica es echarle la culpa a los medios, a todos los que piensan diferente, de paso. Para todo, el gobierno nacional está encontrando la misma solución de manual de escuela primaria de los años ‘30 o ‘40 del siglo pasado: estatizaciones, nacionalizaciones, retornos al pasado, ocultar la realidad, inventar conflictos allí adonde no existen, y si todo eso falla (que fallará), con la vieja fórmula utilizada durante la caída del imperio romano: pan y circo, en este caso menos pan (porque ni el trigo alcanzará la próxima campaña agrícola), y más circo, o futbol supuestamente gratis. Aunque en economía la única palabra que no existe es la palabra gratis.
Milagro argentino: el futbol finalmente
será gratis para todos (menos para los contribuyentes, claro)
Un abrazo, y hasta la Victoria Secret. El Hombre Electrónico (Políticamente incorrecto)