Carta desde el ciberespacio número 226, del 17 de septiembre de 2009

Foto La Nación: “Se retiró la oposición y sólo quedaron los legisladores oficialistas” La ley que promete libertad de expresión se sancionó sin debate y por la fuerza… Solos en la madrugada
Hola gente, amigos y no tan amigos. La semana pasada no hubo carta desde el ciberespacio, les pido disculpas. Como es su sana costumbre, apareció Patricia Palltrow sin avisar, tocó el portero eléctrico de mi depto y dijo “Jelou gordito, bajá a abrirme y de paso le pagás al tipo del taxi que me trajo, que se creía Fangio, Gardel, Maradona y Néstor juntos, y yo no tengo pesos argentinos, esa cuasi-moneda que se desvaloriza al 15% anual, more o less”… Me encantó la sorpresa, claro, y bajé a buscarla cantando “si me mandan al banco voy contento” en el ascensor, la extrañaba y necesitaba urgente, necesitábamos, un service de amor, como no pocos argentinos y argentinas, licenciados y licenciadas y hasta gente y genta común, todos estresados, con las comisuras de los labios que apuntan hacia abajo vaya uno a saber porqué, si aquí nunca pasa nada… Así que prácticamente desaparecí por una semana y pico (desaparecimos ella y yo claro), nos pusimos offline, nos pusimos Off, y nos exiliamos en un country fashion y frívolo que no les diré adonde queda, para dormir cucharita, caminar, tomar sol, y volver a dormir cucharita pendularmente, casi como si fuéramos adolescentes. Es la ventaja de tener una namorada que vive a 5.250 millas de distancia, uno la extraña mucho más, por aquello de la historia de la histeria. Fue muy lindo, claro, pero debo decirles que lo más amazing nos ocurrió en Ezeiza, cuando Paltrow se volvía a Niúiork Niúiork (esta vez la llevé yo en mi auto, por el placer de hacerlo aunque sea un viejazo). Pero in insólito ocurrió cuando ella estaba haciendo el check in en Aerolíneas Argentinas, su compañía. Allí, la mujer del trámite, que alguna vez habrá sido una bonita azafata pero no pudo elegir entre seguir con esa actividad o vivir en el Cavanagh e irse de embajadora a Venezuela, sino que apuntaba a convertirse en la versión Gasalla del empleado público, le dijo a Pato que su vuelo estaba muy demorado, lo lamentamos, y le ofreció quedarse a esperar en el airport por equis horas, o quedarse a esperar en un horrible hotel del centro de Buenos Aires. Paltrow le respondió que no, muchas gracias, en alguno de sus tres idiomas que habla al mismo tiempo, pero que tenía que irse ya mismo, que tenía que llegar a la Gran Manzana a trabajar y salvar al mundo, como si fuera Bond, James Bond, y la mujer-Gasalla con las comisuras de los labios hacia abajo, tratando de ser amable y sin perder la compostura, le respondió que en todo caso podía esperar unas horas y tomarse el vuelo a Nueva York del día anterior… Si, del día anterior le dijo, leyeron bien. - ¿Cómo dice? ¿Qué tome el vuelo de ayer? –le preguntó Paltrow, azorada, mientras la miraba a ella y me miraba a mí (que estaba a su lado, aunque la que viajaba era ella sola), con su gesto número dos de aidontbiliviu… - Si –le dijo la ex azafata devenida en empleada pública look Gasalla-, puede tomar el vuelo de ayer a Nueva York, porque también está demorado y quizá saldrá en unas horas… Les juro que esto que acabo de comentarles es un hecho real, que Paltrow se fue en el vuelo del día anterior (¿habrá llegado antes de lo que se fue?, me pregunto ahora, mientras les escribo esta carta), y esta es una más de las ocho millones de historias de la ciudad desnuda. Ocurrió, sí, y no fue en la dimensión desconocida, sino en el Ezeiza Airport, creasé o no. Luego dicen que la Argentina es un país antiguo que vive en el pasado, pensé, pero no, mentira, vivimos en el futuro, si hasta la máquina del tiempo de H.G.Wells tenemos, pss, pavada de tecnología, otra que “back to the future” y Marty McFly… Capítulo I, terminó la recesión (en el mundo serio, claro) Pero además de ir a la radio algunas veces, en aquella semana también tuve el ciclo económico mensual de Miguel Angel Broda, así que estuve yendo y viniendo del exilio en el country por un rato, mientras Paltrow se quedaba tomando sol en la reposera, trabajando un poco con su Vaio mini, conectada siempre con su buró en la Calle de la Pared, usando mis camisas blancas robadas o algún suéter otoñal, también robado de mi placard, por si refrescaba, casi no había traído ropa, ella es así, viaja con sus anteojos oscuros, su cepillo de dientes, un poco de ropa íntima, unos shorts de jean todos rotosos, agujerados y descosidos, una campera por si refresca, y su notebook con uaifai global, ah y unas viejas zapatillas All Star, cosa que nadie se de cuenta que es una banquera ViPi que juega al Don Jones en WS.
Fuente: Ciclo económico mensual, Estudio Broda, septiembre 2009
Hay que decir que nadie se da cuenta que es una mujer cosmo que casi maneja un banquito en la calle de la pared, que el truco funciona y ella parece en esas ocasiones una joven viajera probadora de hoteles y restós sacada del Travel Channel, tanto que todos los hombres de dan vuelta cuando ella pasa con su casual look y sus ojitos de colores a veces grises, a veces azules, y sus rulos a veces rubios a veces castaños, claro, salvo cuando se pone a hablar de finanzas, bonitos, acciones preferidas y stocks comunes y silvestres, y del actual dilema del dólar y las tasas en pleno progreso. En eso, también, todos la miran y la escuchan con atención, finalmente hace justo un año cuando todos los apocalípticos del mundo estaban en pánico luego de la caída de Lehman Brothers y proyectaban una crisis tamaño 1930, sólo ella y el mismísimo Miguel Angel Broda se atrevieron a sostener con seguridad, al menos aquí, que el mundo no volvería a la crisis del ‘29, que el mundo había aprendido la lección, que la Reserva Federal tenía la maquinita de hacer dólares y que la usaría todo lo necesario para evitar una depresión y una crisis de aquellas. Eran los meses en que se avecinaban las elecciones en EEUU, Obama era aún un sueño americano que jugaba a ganar votos desde el Facebook, los bancos chicos caían como moscas y los “too big to fail” temblaban mientras los accionistas vendían sus stocks, el crédito se retraía a proporciones inquietantes, las tasas de los Crédit Default Swaps (CDS) llegaban a niveles que asustaban y los ahorristas se preguntaban adonde poner sus fondos y volaban en mach 2 hacia los Treasury Bonds, ya que todos los bancos del mundo se habían convertido en sospechosos, mientras los grandes y antiguos bancos de inversión eran absorbidos o fusionados a los mayores bancos comerciales del mundo durante los fines de semana, antes del lunes en que abrieran otra vez los mercados y la pesadilla recomenzara. Eran los tiempos en que Nouriel Roubini se hacía famoso por haber pronosticado la crisis y el caos y el Big Bang, mientras se ponía una fábrica de Arcas de Noé (seguro que hasta firmaba autógrafos en las pelotas como el mismísimo Del Potro), y cada vez que hablaba se producía otra paliza de los mercados, mientras los premios Nobel de economía como Joseph Stiglitz o Paul Krugman hacían también sus comentarios ambiguos, estilo Peter Sellers en “Desde el Jardín”, sólo para alimentar el pánico y llevar paz. Conclusión uno: el último trimestre de 2008 y el primer semestre de 2009 fueron una pesadilla, pero ya en el segundo semestre de este año (pese a estos pronosticadores del Apocalípsis y a los crónicos vendedores de pesimismo) todos los indicadores macro están dejando de caer y apuntan hacia arriba, como lo ha vuelto a pronosticar Broda, quien de consultor exitoso se convirtió sin darse cuenta en lo que es su verdadera pasión no declarada: un Profesor de Economía con mayúsculas, que es lo que siempre hubiera querido ser sino fuera que uno con esas cosas se muere de hambre en países como la Argentina, que se la pasan hablando de promover la educación mientras la destruyen sistemáticamente… Y aunque el año 2009 terminará negativo en el mundo y en casi todos los países, las proyecciones de crecimiento económico para 2010 ya son positivas y anticipan 2 o 2,5% parea los EEUU.

Fuente: Ciclo económico mensual, Estudio Broda, septiembre 2009

Por eso, todo aquello esta pasando, tranquilos. El Tsunami está pasando en el mundo y quedan las obvias secuelas de un desempleo mayor (porque siempre es lo último que ajusta), junto a preguntas como la velocidad de salida de la recesión (que será amarreta, según Miguel Broda, y un poco más veloz, según Paltrow, que siempre apuesta a que los comportamientos de manada mandan). También está pasando, poco a poco, la inquietud sobre cómo se reducirán los déficits acumulados en los países que hicieron sus salvatajes financieros y fiscales masivos y la aburrida pregunta sobre si V o W que se hacen los que en su vida escucharon hablar de un tal Joseph Schumpeter y su “destrucción creadora”. Y está pasando el temor a una L alargada y peligrosa a la japonesa. Y todo ello ocurre mientras los mercados vuelven a mostrarse compradores (más allá de las tomas de ganancias y los movimientos laterales), los indicadores de confianza mejoran, los fundamentos económicos demuestran que la economía mundial estaba más sana de lo que parecía, los stocks se ajustan como deben en toda salida de la recesión (a la baja), los pagos netos de la “factura fiscal” no son tan elevados porque toda aquella deuda se emitió a tasas de interés casi cero. Etcétera. El único temor, ahora que hasta el riesgo a la deflación empieza a quedar atrás, es el dólar como moneda fuerte. Pero Paltrow, que estudió en Chicago y se la pasó haciendo research de monedas en Londres por unos años en un banquito llamado JPMorgan, sigue repitiendo, sensualmente, alegremente, con mis camisas desabrochadas aquí y allá, aquella frase que leyó hace unos meses en el diario El País: “te apuesto unos besos, flaquito, el capitalismo tiene los siglos contados”, me dice, y sostiene que así como el dólar se recuperó en los meses previos en que todos amaban los Treasuries, ahora estamos en un período de descansito y flaccidez, hasta que alguien grite fuego porque la economía se recupera, se estimula, se acelera, y Ben Bernanke y su Fed empiecen a subir las tasas. “Gordito flaquito, allí quiero ver a los que se desprenden de dólares y compran eurosescleróticos, canguros australianos, coronas suecas liberadas, el famoso oro que ya cruzó hacia arriba los 1000 dólares la onza (que metal tan grasa para tener, dice ella con cara de asco)” y la famosa manada de la vuelta y vuelva al color verde, así como la libra esterlina suele tener sus sube y bajas feroces pese a que los ingleses ya no son el imperio que manda en el mundo. “Flaquito, ¿vos vez a los chinitos jugando contra el dólar y los Estados Unidos, más allá de sus jugueteos y que la tendencia de largo plazo es al multilateralismo prudente en un mundito demasiado chiquito, global, interdependiente, en donde no hay margen para cortarse solos?”. Todas estas cosas hablamos en estos días, paseando entre sol y sombra y jugando a que la segunda mitad de la vida puede ser mejor que la primera, aunque mi frase predilecta sea que “la experiencia es aquello que nos llega cuando ya no la necesitamos”, pero ella me apreta la mano, hasta que duele, me sonríe y me dice “no jodas, gorditoflaquito, ahora viene lo mejor”. Y se pone a hacer planes para el próximo viaje a Ihlabela para escaparse, ella del invierno neuyorkino que la deprime y yo de la Argentina, que nos agota con las travesuras de Pinky Cricri y Néstor Cerebro para seguir teniendo el poder a cualquier precio. Mientras tanto, al menos, hay una buena noticia: así como el mundo dejó de caer y terminó la recesión, hay una nueva oportunidad económica para la Argentina con el viento de cola que está volviendo y un cierto despegue de la economía de la política. ¿Lo aprovecharemos? Junous. Capítulo II, ¿controlar el funcionamiento competitivo de los medios o sus contenidos? “En medio de la controversia por el proyecto de ley de medios que se discute en el Congreso y un día después del masivo operativo de la AFIP en Clarín, duramente cuestionado, la presidenta Cristina Kirchner reivindicó hoy la libertad de prensa y anunció el envío al Congreso de un proyecto de ley para suprimir del Código Penal los delitos de calumnias e injurias para el caso de la libertad de expresión”. Esto pertenece a una nota de La Nación publicada la semana pasada, comentando una nueva frase de Cristina Kirchner declamando su amor por la libertad de expresión. La frase de la Presidenta fue sugestiva en aquel día: “prefiero mil millones de mentiras antes que ser la responsable de cerrar la boca de alguien. Esta es la forma en que entiendo la libertad democrática"… Eso dijo Cricri, inocentemente, en aquellas declaraciones públicas, al otro día de la invasión de funcionarios de la AFIP al grupo Clarín, mientras un rato después el Indec daba a conocer el índice de inflación de Agosto de 2009, según el cual los precios en la Argentina aumentaron 0,8% en el mes pasado, contra estimaciones privadas que la ubican entre 1,2% y 1,5%. Confieso que no entendí qué quiso decir, si estaba acusando de mentirosos a los argentinos que no creen la versión oficial que suele sugerir que la Argentina es casi Disenylandia (70% de la población, more o less, que votó contra los Kirchner), o si acusaba sólo a los periodistas, una costumbre kirchnerista que se ha acentuado dramáticamente luego de las elecciones de 28 de junio, ahora que sus geniales especialistas en autopsias electorales les explicaron que perdieron por culpa de una falla en la comunicación. De repente, me pregunté si aquella frase no estaba escondiendo uno de esos actos fallidos que describen los psicoanalistas, cuando una persona dice algo sin darse cuenta que está diciendo, sin querer, todo lo contrario. En concreto, ¿creen los Kirchner en la libertad de expresión, en el debate, en la gente que piensa diferente a ellos, en el pluralismo, en el respeto por los demás? Luego de lo ocurrido en estos días con el proyecto de ley de medios audiovisuales, tengo que decir que todo indica que más allá de las proclamadas y continuas declaraciones a favor de la libertad de prensa y expresión, la ley en cuestión apunta justamente en el sentido contrario. La manera de aprobar la media sanción en el Congreso, a las apurados, a la madrugada, ahora o nunca, antes que el mandato de sus legisladores caduque en diciembre próximo, eludiendo un debate serio y sosteniendo un proyecto que claramente apunta a controlar los contenidos (y la pauta publicitaria del Estado), más que a promover una mayor competencia y transparencia entre los medios parece ir en sentido contrario. Si esto es así, el proyecto, aunque triunfe, aunque se convierta en ley, será otra victoria a lo Pirro. Pero como decía mi abuelita, lo que vale es la intención, aunque debo decir que mi abuelita se engañaba mucho, también. Lo que no han visto muchos de quienes en estas semanas han debatido este proyecto es que los medios gráficos (que tanto obsesionan al oficialismo) están lentamente en retirada. Que los programas de noticias e información que conocemos (en radio y televisión) están modificando su formato día a día, ampliando sus horizontes, sus posibilidades. Que la Galaxia Gutemberg está dando paso, sin prisa pero sin pausa, a la Galaxia Gates. Que la conformación de los medios de comunicación en este mundo híper-tecnológico y maravilloso está mutando día a día. Que el lenguaje mismo que utiliza la gente está más vivo que nunca. Que los medios de comunicación son más “medios” que antes, sólo medios, con mensajes que van y que vienen de manera imparable y crecientemente incontrolable, menos mal. Que la única forma de controlar esto es encerrando al país desde el punto de vista comunicacional, prohibiendo o saboteando o manipulando el uso del ciberespacio, con todos sus nuevos recursos de comunicación instantánea. Que la revolución digital es tan potente que nadie puede proyectar, ni imaginar, cómo serán los medios en el próximo futuro. Que la idea de controlar los medios de comunicación, aquí o en Venezuela o en Irán, es una misión imposible, salvo que se vuelva al pasado y se decida prohibir directamente la “Galaxia Gates”. Pero mejor no dar malas ideas. Aunque esto no es posible a algún genio se le ocurrirá intentarlo, ponerle un candado a un país y redistribuir la banda ancha a favor de los pobres... Epílogo: sin libertad de expresión no hay capitalismo, no hay inversiones, no hay crecimiento Cuando era chico iba con mis padres al cine, a veces los sábados a la noche. Recuerdo que en aquellos años, antes de la película, existía la obligación de que cada cine tuviera un acto vivo, en que algún conjunto folclórico cantaba y tocaba la guitarra. Yo no comprendía todo aquello, me explicaron que así querían promover la cultura nacional (y popular). Luego aprendí que a pensar, a sentir, a disfrutar la cultura, no se aprende “por decreto”, por obligación. Nunca olvidaré cuando me fijaba alrededor, cuando los folcloristas “subsidiados” cantaban la Zamba de la Esperanza, sin pasión, sin ganas, sólo por obligación, mientras quienes habían ido a ver una película al cine escuchaban también sin pasión, sin ganas, deseando que se terminara el “acto vivo” obligatorio para que empezara la película. El intento oficial de tratar de controlar los contenidos de los medios de comunicación a través de lo que por ahora es un proyecto de ley tan viejo que apunta a imponer el pensamiento único y asfixiar la libertad de expresión no es sólo un ataque a la prensa, a los periodistas, a los medios supuestamente monopólicos; tampoco es sólo un intento de ganarle la pulseada a un multimedio como Clarín para asegurarse que en el año 2011 (antes de las elecciones) el gobierno de turno, éste o los que vengan, pueda “comunicar” mejor sus logros para ganar las elecciones. El intento de controlar la libertad de expresión, de pensamiento, ataca directamente al pluralismo, a la diversidad de ideas, y esto es una condición necesaria no sólo para el progreso, el crecimiento y el verdadero desarrollo integral y saludable de una sociedad. También es la condición necesaria para el funcionamiento de una economía en crecimiento, que necesita atraer inversiones, por ahora el único modo de modernizar a un país y mejorar la productividad. Amigos y no tan amigos. Sin democracia en serio, en un ámbito sin pluralismo, sin que puedan contrastarse las ideas a través del debate, no florece el crecimiento, y tampoco vendrán nuevas inversiones, en un país que se está retrocediendo en el tiempo desde el punto de vista educativo, científico y tecnológico. Y sin inversión no habrá más productividad, ni más y mejores productos para consumir, ni crecimiento económico y social, ni capitalismo, ni socialismo, ni nada. La economía es redonda. Para consumir hay que producir. Pero sin estas condiciones, n hay círculo virtuoso, sólo habrá un círculo vicioso de pobreza económica, social, personal. Es como querer viajar tomando el vuelo de ayer, lo que le ocurrió a Paltrow el otro día cuando se volvió a su Niúiork Niúiork tomando un vuelo que debería haber salido el día anterior. Vaya con la metáfora.

¡Aguante la libertad de expresión!
Un abrazo y hasta la Victoria Secret. El Hombre Electrónico (políticamente incorrecto)