Kindle, la biblioteca portátil
Capítulo único, breve, porque el tiempo no es oro, ni somos inmortales... De regalo de Reyes, Paltrow me trajo una Kindle, que en una pequeña tabla digital muy liviana que suplanta a una biblioteca entera y se nutre de los e-books que venden sitios como Amazon.com, Barnes & Noble, Ediciones Norma, El Corte Inglés y otros tantos sitios más que están apareciendo aquí y allá. La llevo a la playa, a las escalas técnicas, a una confitería, a cualquier lugar, para leer un libro (novela, ensayo, ciencia, todo lo que encuentre) que puedo “bajar” comprándolo en el ciberespacio y que me llega en no más de un minuto hasta la “Tablet”. Maravilloso, si tengo una señal de waifai cercana o conexión a 3G. ¿Será esa la verdadera revolución, y no la que prometen hace décadas, años, siglos, los progresistas franceses y sus descendientes latinos? (esos, a los que les gustan las películas con finales dramáticos y prefieren la ley del menor esfuerzo).
No sé que diría el señor Gutemberg si viera la Kindle, pero cuando menos le daría un ataque de envidia rabiosa, o de asombro fenomenal y admiración genuina por ver cómo el mundo siguió lo que él empezó hace siglos, en una revolución anterior. Pero cuidado, “la Kindle” es un objeto básicamente para leer libros, uno los lee como un libro, las páginas parecen un libro y tienen el largo de un libro, aunque leer es un “deporte” intelectual que dicen algunos que está “pasando de moda” a medida que los humanos tenemos menos tiempo para hacerlo, por la ansiedad, el estrés, el esfuerzo competitivo para seguir en carrera profesional, los llamados al celular (el nuevo Dios) y tantas cosas más que ocupan nuestro tiempo.
Encuesta: ¿la gente lee y leerá menos libros? ¿Menos diarios? ¿La cultura electrónica audiovisual le va ganando 4 a 0 a la cultura de Gutemberg en papel? No se asusten. La gente, los que no siguen a la manada, los que componen las canciones, aquellos a los que less gusta pensar por sí mismos, seguirán leyendo, en todo caso de otra forma, con otros instrumentos, con una Kindle o un IPad o hasta un viejo y amable libro de papel. Sólo el ritmo, el lenguaje (que siempre está vivo, menos mal), cambiarán, como debe ser. Paltrow y yo seguíamos en la playa comiendo camaraos fritos con limón. Mientras yo miraba qué podía leer de la biblioteca de Amazon.com, Paltrow jugaba con su IPad, navegaba por el mundo en 3G, bajaba su música y la compartíamos, y me mostraba algún video de youtube, algunas fotos que nos sacamos jugando, y los bellos recuerdos que atesoramos, y todo eso mientras tenía abierta la página de Bloomberg y me mostraba también la marcha de los mercados anunciando que el Don Jones ya bordea los 12.000 puntos (pst, acertó, la mujer sabe de estas cosas y hacía dos semanas me había dicho que ello ocurriría en dos semanas, y que el PIB del IV trimestre cerraría por encima de 3% anual.
De hecho, el Depto. de Comercio confirmó hoy una tasa anualizada de 3,2% y ella se quedó corta, lo confirma que la economía de los EEUU se sigue acelerando, que su consumo interno se recupera más rápido (¿y la tan temida trampa de liquidez?), que el inicio de casas nuevas marcó un récord y que la nave va, la recuperación avanza y el desempleo, poco a poco, seguirá bajando en los iúesei, sumando otra locomotora más, muy potente, a la de los países emergentes, que siguen a todo vapor y más bien con problemas de recalentamiento e inflación. Guau. Ese es el mundo que hace dos años marchaba a una crisis como la de los años '30, según los pesimistas, Roubinis y neomaulthushianos varios que andan por allí vendiendo pálidas, mientras Paltrow, también hace dos años, no salió a vender, sino a comprar cuando todo se derrumbaba y había que ser muy hombre, o muy mujer, para animarse a creer en las intuiciones, la experiencia y los fundamentos en vez de seguir las ovejitas de la manada asustada.
Y mientras yo pensaba demasiado en todo aquello, ella me robaba mis camaraos y los comía con su gesto de mmmmm, y también leía los mails que le llegaban a g-mail y no los respondía, como es su estilo hard. Claro, es una típica mujer que puede comer camaraos y caminar al mismo tiempo, como dice la frase.
Y en el medio me repetía, una y otra vez, que “el dólar subiendo en la Argentina al 5% y la inflación a más de 25% anual llevan a un callejón sin salida, con un retraso cambiario que se hará insoportable a medida que pasen los meses. ¿No se dan cuenta los argies, flaquito, que están jugando con fuego, como siempre, mientras se engañan con esa historia que si dejaran flotar al dólar incluso bajaría de precio? Eniuai, 'bajariola', como decíamos cuando éramos chicos y vos me perseguías por Punta del Este queriendo seducirme y tocarme algo, pese a que entonces eras un Nerd aburrido como los del Big-Bang Theory)… Menos mal que cambiaste, flaquitogordito"... Y en ese momento más liviano que el aire, allí, en medio del inocente o no tanto, juego con Paltow, me di cuenta de dos cosas. Primero, que los fanáticos de Twitter y Facebook y los comportamientos de manada nos muestran que, aunque nos pese, el mundo ya no es el mismo que el del año 2004, cuando empecé con mis Cartas desde el Ciberespacio de todos los jueves. Ahora, todos viven apurados, no tienen tiempo de leer, y el concepto mismo de leer está en plena mutación, como el lenguaje. Y para peor, la realidad se está haciendo irrespirable en la Argentina pese al boom del consumo, los autos, los ladrillos, los descuentos de los supermercados, los electrónicos en 30 cuotas y las vacaciones para quienes pueden tomarse unas semanas y olvidarse, desenchufarse de todo. Y no pensar en el futuro, claro, lo más lindo que hay en los países normales y serios que piensan para adelante. Segundo, que aunque eso sea cierto, la vida, un sentimiento, una idea, no pueden resumirse en 140 caracteres para expresar un pensamiento sólido y fundamentado, e imaginé que seguramente Facebook se agotará como una moda frívola más, saturando a la gente cuando las personas entiendan que allí no hay demasiada sustancia, humanidad, sino sólo una forma extrema de “no comunicarse” sino de estar tan sólo en la vidriera, en un mundo que lo tiene todo para comunicarnos más y mejor ente todos. Y no menos y peor, como si vivir fuera un deporte adonde lo único que importa es el match point, y no el recorrido.
Es cierto que para todos nosotros ahora el tiempo vuela, aunque no sea de oro, que las horas duran menos que antes, que los minutos se esfuman de las manos pese a que vivimos más que antes, que el jefe espera el último informe (todos tienen un jefe, salvo Bill Gates). Y que vivimos en un estilo de esfuerzo competitivo en exceso, acelerado, agotador y quizá hasta de baja productividad (más horas no es más producto ni calidad) en este capitalismo de metas y resultados que muestra síntomas peligrosos que podrían terminar llevándonos a sociedades agobiadas y estresadas por seguir excesivamente eso que llamamos “el éxito”. Pero eso es para otra carta. Conclusión: la falta de tiempo, la impaciencia por los resultados Ya, un lenguaje que está vivo, evoluciona y se hace más breve, los nuevos medios de comunicación y ustedes mismos, que no tienen tiempo o ganas de pensar demasiado en la realidad, habiendo tanta oferta Fastfood de fantasías y felicidad delivery, nos llevan, nos empujan, a hacer que el placer de leer esté cambiando de modalidad, de forma, de tiempo, de ritmo. Es la realidad, y “la realidad es la realidad”, aunque a los argentinos nos guste describirla impersonalmente, de incógnito, para mandarla debajo de la alfombra, para no verla, para disimularla. Amigos y no tan amigos, el mundo que conocemos ya no es el mismo, como “nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”. Pero no se asusten, posiblemente será mejor. Todo está cambiando. Vivimos una revolución tecnológica maravillosa. Desde la imprenta de Gutemberg hasta la Tablet de Amazon hay un abismo. Desde el mundo que empezó a construir Bill Gates en un garaje hasta la IPad de Apple hay otro abismo. Y en el medio estamos nosotros, los seres humanos, que hoy lo tenemos todo para comunicarnos. ¿Aprenderemos a hacerlo? Claro que sí. De nosotros depende cómo vaya a ser el futuro, de los que quieran viajar al futuro y no quedarse anclados al pasado como tantos argentinos, de los que eludan la tentación cómoda de ese Groucho-marxismo de principios intercambiables que nos ataca y nos lleva a un riesgoso “nomeimportismo” tan de moda por aquí.
De nosotros depende, de los que elijan ese "nomeimportismo" o de quienes sigan prefiriendo, aunque sea más costoso y difícil, seguir con esas llamadas "pavadas” que ya no están de moda, que denominamos principios, valores y dignidad. La elección es sencilla: elegir mirarse al espejo o cerrar los ojos e ignorar la realidad, aunque a veces moleste o duela. La pregunta del millón es si usaremos este maravilloso acceso a nuevas formas de acercarnos y comunicarnos o, paradójicamente, para alejarnos más y más. Sencillito, como diría Paltrow, que ahora me espera para seguir jugando el juego del amor en serio, amor comprometido, amor sin vueltas, mirándodse a los ojos, o en los ojos.
¿Vos preferís el Kindle o el IPad?
Un abrazo, me vuelvo al ciberespacio que me espera Paltrow, hasta la Victoria Secret. El Hombre Electrónico (políticamente incorrecto)
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Lean aquí el prólogo y el primer capítulo de la novela, "Exiliado en el ciberespacio"...
http://issuu.com/autoresdeargentina/docs/exiliadoenelciberespacio
Para quienes quieran “Exiliado en el Ciberespacio”, hay varios caminos…
- La versión “Galaxia Gutenberg” (en formato libro, en papel), que podrán adquirir en poco tiempo en las sucursales de “La Boutique del Libro”, Cúspide o “Capítulo 2”, o por mail a danmarir@fibertel.com.ar o dnaszewski@gmail.com para recibirlo por mensajería en donde lo deseen.
- La versión “Galaxia Gates” (en formato digital para leer en su computadora o su netbook, en el tablet Kindle, en el iPad o en otros formas de lectura digital), se podrá obtener en “Amazon.com” en poco tiempo, en Barnes & Noble, en Casa del Libro, en El Corte Inglés, en Norma, Gandhi, Musimundo, también en la “Boutique del Libro”.
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