Carta desde el ciberespacio 292, del 7 de abril de 2012, nuevamente publicada en diciembre 2013


Amigos y no tan amigos, esta carta desde el ciberespacio fue publicada en abril de 2012, aunque lo que revelaba entonces fue confirmándose con el paso del tiempo. Por eso, va de nuevo para quienes no la vieron en aquel momento.


Mercedes Marcó del Pont: "Es totalmente falso decir que la emisión genera inflación"
(¿Por qué le dieron el Premio Nobel a Milton Friedman entonces?)


Guillermo Moreno, Súper Ministro de Economía, Finanzas, Comercio, Estadísticas...
(Un proteccionista que atrasa tres siglos)



UN PAIS GROUCHO-MARXISTA
El día que el Relato chocó con la realidad

El control “administrado” de importaciones genera cuellos de botella crecientes en diversas áreas de la economía, aunque está frenando la oferta de bienes finales de consumo. La política de expansión monetaria planteada por el BCRA y aprobada por el Congreso intenta promover más consumo, con el riesgo de  provocar un aumento excesivo del mismo en momentos de insuficiencia de inversiones productivas. Ambas estrategias chocan entre sí: la Argentina se dirige a un modelo con restricciones crecientes de producción y un mayor consumo vía emisión monetaria y más gasto público. Resultado: un desencuentro creciente entre oferta y demanda, con una consecuencia riesgosa: estanflación. 



("Go West", el tren de los hermanos Marx)

http://www.youtube.com/watch?v=8iXdsvgpwc8&feature=fvsr
(Clint Eastwood, sobre EE.UU. y el impacto de la destrucción creadora)


Una de las cosas que más recuerdo de pequeño es cuando los sábados iba al cine de mi barrio a ver aquellas viejas películas de los buenos (sombrero blanco) contra los malos (sombrero negro). Una de ellas  nunca la olvidé: era la parte final de "Go West" en una de las escenas más ingeniosas creada por los hermanos Marx. En ella, hay una persecución en tren para alcanzar a unos bandidos que escapan en un sulky arrastrado por dos caballos, creyendo que le ganarán al tren que los persigue, ya que el mismo no tiene combustible para hacer andar a la locomotora.
Es en ese momento que los hermanos Marx empiezan a utilizar la madera, las cajas, los asientos, el equipaje, los marcos de las ventanas, los techos, las paredes y todo lo que pudiera usarse como combustible, empezando claro por los últimos vagones, para llevar todo aquello hacia adelante y alimentar así a la locomotora, que los haría seguir su loca carrera contra los malos. Fácil: para hacer andar al tren, usaron sus vagones como combustible y casi no quedó nada. La misión estaba justificada en la película: había que ganarle a los malos, aún al costo de quedarse sin el tren.


Jean-Baptist Colbert (1619-1683)
Ministro de Hacienda de Luis XIV
Impulsor del mercantilismo que se aplica hoy en la Argentina


Detrás de esta delirante metáfora de los hermanos Marx, puede encontrarse una descripción de lo que ocurre hoy en la Argentina: cada día va quedando más claro que el famoso “relato” oficial empieza a chocar con el más simple de los hechos: la realidad, esa realidad que los funcionarios no son capaces de percibir porque viven en otro lado, no en Disneylandia, no en la Venezuela Bolivariana y supuestamente revolucionaria de Hugo Chávez, no en la Rusia anterior a la caída del muro de Berlín, sino en un “lugar” mucho más inasible e incierto: el pasado. Un pasado que podemos ubicar en los años setenta, aunque con algunos componentes riesgosos que también nos retrotraen a la pesadilla final de los años ochenta. 
Pero algunos van más mucho atrás: ubican a la actual Argentina en el siglo XVII, cuando un comerciante textil francés llamado Jean-Baptiste Colbert llegó nada menos que a ocupar el ministerio de Hacienda del rey Luis XIV, desarrollando el mercantilismo, una doctrina híper-proteccionista que hoy podría asimilarse bastante certeramente al concepto antiglobalizador desarrollado por Aldo Ferrer con su famoso, ilusionista y seductor eslogan de “vivir con lo nuestro”…
Todo lleva a pensar en un gran "equívoco" temporal en pleno siglo XXI, luego que la teoría económica y la realidad han demostrado una y otra vez las teorías de Adam Smith y David Ricardo (la parte más dura de la ciencia económica) sobre los beneficios globales e individuales de la división internacional del trabajo y la especialización. El mundo serio ya lo aprendió sin lugar a dudas: en un entorno de competencia genuina aumenta la productividad, y con ella la producción y el consumo para quienes reciben los beneficios, aunque ello sólo ocurre en las economías que aplican las prácticas comerciales de apertura económica y libre comercio. Ya se sabe, la magia y las prácticas religiosas estilo vudú sólo funcionan en las mentes infantiles. 

Así, el llamado “Relato oficial” está chocando en estas semanas con la más pura realidad. Está ocurriendo ahora mismo, ante nuestros ojos. No es sólo por el affaire Ciccone, una empresa fantasmal que ahora, quizá, tendría la potestad de emitir nada menos que la moneda nacional argentina (existiendo una Casa de la Moneda oficial, llamativamente...), mientras provoca una crisis institucional de proporciones en torno al actual Vicepresidente de la Nación. No es sólo el destruido tren de Once que mató a 51 personas en un "no-accidente".  No es la feroz y destructiva tormenta que mató casi dos docenas de argentinos y destruyó viviendas e infraestructura en varias localidades muy importantes de la provincia de Buenos Aires, todo lo que demostró el desapego oficial por la realidad cotidiana de los argentinos y, también, el grado de des-inversión estatal en que está sumido el país, pese al auge del populismo estatista de la última década. No es sólo la pelea sin cuartel del oficialismo con el grupo Clarín y hasta con el diario La Nación (a quienes se los culpa de todo lo que ocurre en el mundo y aledaños). No es el temor que se instala sobre no pocos  periodistas serios, sean de izquierda o de derecha, que se atreven a no sumarse al pensamiento único que trata de imponer el famoso "relato"). No se trata tampoco del largo e incomprensible affaire con la ex amiga YPF. No sólo es la crisis energética ni son los subsidios millonarios con destino oscuro. No es tampoco el intento abierto de destruir todo lo que hace el macrismo en la ciudad, o el sciolismo en la provincia de Buenos Aires, lo bueno y lo malo, ni cualquier posible opositor que amenace con levantar cabeza. No es la habitual catarata de estadísticas oficiales con que sacuden a los argentinos para esconder la realidad, paradójicamente. No es que la Argentina parece ubicarse en otro planeta, aunque pelea con todos los países del mundo moderno de la Tierra (grandes y chicos, importantes y secundarios) que no piensan como el Gobierno. No son los periodistas que humilde y respetuosamente piden una conferencia de prensa como las que ocurren habitualmente en los países civilizados del mundo en pleno siglo XXI, sin ser conspiradores ni nada de eso. No es la inseguridad que atemoriza a todos los argentinos. No es la transferencia impuesta por las malas de subtes, transportes y policías a la ciudad de Buenos Aires.

El choque entre “el Relato” y la realidad es más que esto. Es la suma de todos estos hechos, y otros más, que juntos parecen combinarse en estos días para gestar otra posible tormenta perfecta como otras anteriores a las que nos tiene acostumbrados nuestro país cada menos de 10 años, chocando una y otra vez con la misma piedra como en el mito griego de Sísifo.

En lo económico, el choque entre el Relato y la simple realidad es absurdamente  sencillo. Se trata de una oferta que se desacelera por las restricciones a la importaciones “administradas”, combinándose de la peor manera con una demanda que se acelera por el intento inflacionario de usar al BCRA para emitir moneda por encima de toda lógica económica.
Allí, cuando una oferta anémica se combina con una expansión excesiva de la demanda, el relato oficial choca con la realidad y puede terminar en la temida estanflación. Y este es el más serio obstáculo económico que enfrenta la actual estrategia oficial, y que la hace in-sustentable. Nada más sencillo y riesgoso que esta brecha ilógica entre los sueños y la realidad. 

¿Y vos flaquito, qué verso me vas a hacer?


(Go West, del tren de los hermanos Marx)






El hombre Electrónico
(políticamente  incorrecto)

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