Carta desde el ciberespacio 291, de octubre de 2011 (repetición)


CRISIS FINANCIERA INTERNACIONAL...


¡Llamen al Dr. House!

Hola amigos y no tan amigos. Este es el nuevo formato de las cartas desde el ciberespacio, que sólo podrán leer desde ahora en el blog del Hombre Electrónico. Desde que comenzaron estas cartas, en 2004, hubo cambios tecnológicos muy profundos que hacen que uno deba buscar constantemente formas de comunicación que ni molesten a la gente ni se inmiscuyan en sus computadoras personales, notebooks y netbooks, tablets, blackberrys y otros "aparatos", sin pedir permiso. Sobre esto, sé que la vida de todos mis lectores, que no son pocos por suerte, es más acelerada, me doy cuenta que todos tienen -tenemos- menos tiempo de leer, y que el lenguaje mismo está cambiando, está vivo. Por último, luego de las elecciones de agosto, medité mucho sobre qué debía hacer y en que estamos fallando. Algo nos ocurre, como personas y como sociedad, para que estén ocurriendo las cosas que vivimos cotidianamente (crispación, preoptencia, fanatismo, dueños de la verdad, anomia, inseguridad, desilusión. "nomeimportismo" y grouchomarxismo" aquí y allá, en un país para colmo seriamente fragmentado, enojado y dividido. 
Reconozco que estaba muy triste en aquel momento, como muchos de ustedes que me lo han transmitido, y ya no sabía si seguiría escribiendo estas cartas. Pero debemos sobreponernos y seguir adelante aprendiendo de nuestros errores, una costumbre que no es muy argentina, por cierto, ya que vivimos echándole la culpa a los demás y nos creemos el ombligo del mundo.
Todo esto lo escribí en la última carta de agosto de 2011, la número 288, en donde les explicaba "que me mudaba a Twitter" (@homelectronico), anticipando esta nueva forma en que llegaré desde ahora a quienes quieran leer mis cartas. Dicha carta la pueden releer, también,en este blog, así como algunas de las viejas cartas publicadas en los últimos años, no así las de los años 2004 hasta el 2007.

Debo agregar un enorme agradecimiento a unas cuatro centenas de mails de amigos y de gente que ni conozco, y que me preguntaban por mis Cartas desde el Ciberespacio, lamentando que se hubieran dejado de publicar, acercándome muchísimas expresiones de adhesión, respeto, cariño y preocupación compartida. A todos ellos, y a los que me sigo encontrando cotidianamente cada vez que voy a una reunión, un agradecimiento enorme, sobre todo porque muchos de ellos debieron ingresar en Twitter para no perderme el rastro. Bueno, al menos se diverrirán con los mails de alguna gente frívola que sólo piensa en pelotas (fútbol) y en amor (sexo, más bien). Pero también allí estoy encontrando gente muy sana, con impulso, vida, ganas, y que no se sienten identificados con los 40 millones de locos que presume la Presidenta que habitan en la Argentina.


Ahora a trabajar.

Inquietante tapa de The Economist de octubre pasado, que revela el temor existente en el mundo ante el agujero negro al que la economía global podría ser arrastrada si los políticos no hacen nada para enfrentar la crítica situación actual.
"Imagine usted un economista como Dr. House. Irónico hasta la crueldad, obsesivo y contraintuitivo, capaz de encontrar el diagnóstico correcto a pesar de los síntomas más contradictorios de un paciente terminal como la economía capitalista-financiera de hoy. Ahora imagine usted a ese economista en el FMI, la Reserva Federal o el Banco Central Europeo. Imagínelo mal afeitado y peor vestido en las reuniones de la plana mayor, desarmando con la armas ya descritas a los santones de la ortodoxia monetarista, los cortesanos de la política mundial como Madame Lagarde. Monsieur Trichet y Mr. Bernanke.



Sería de gran ayuda contar con un sujeto así. Porque en esta anunciada W recesiva hay dos lecturas contradictorias. La que dice que la desregulación financiera creó un sistema hipertrofiado de apostadores sin mesura, una economía de casino totalmente desligada de la realidad, que enriqueció a unos pocos y cuyos excesos hoy pagamos todos. Otra, más cínica en su origen y coreada por decenas de inocentes palomas que aún creen en el Conejo de Pascua, dice que es culpa del gasto fiscal y que la solución es austeridad, menos impuestos y más apertura comercial.


Cada una de estas visiones tiene su corpus epistemológico y su soporte estadístico para clamar asidero en la realidad. Pero nuestro hipotético House de la economía no se come las explicaciones teológicas. Sabe que en ciencias sociales la religión es veneno. Será intransigente en exigir que se les ponga un bozal a los fundamentalistas y a los apostadores. Y será implacable en atacar los problemas medulares de la economía en el largo plazo: la curva demográfica, la crisis del agua y de los alimentos, la dependencia de los combustibles fósiles.
Ahora, sí no encontramos a Dr. House pronto, la convalencia de este sistema moribundo quedará en manos de otro tipo de personajes. ¿Nurse Jackie, por ejemplo?"


(fuente: Blog del economista marginal, por Carlos Trombem, editor internacional de América Economía)....


¡Es la política, estúpido!

Paseando por Internet y mirando Twitter encontré el pequeño artículo que acaban de leer. Patricia Paltrow y yo, ya lo saben, cuando estamos juntos en Niúiork o en Buenos Aires, o en alguna playa junto al mar, solemos mirar algunos capítulos de la exitosa serie del Dr. House. Y una noche en que ella trataba de distraerme en su estilo Victoria Secret (una porción demasiado justa de ropa científicamente desabrochada y con un bretel casualmente caído...) y yo estaba agobiado en mi estilo Woody Allen por haber descubierto que no soy inmortal, qué novedad, nos encontramos con el interesante Blog de este llamado "Economista Marginal", que nos hizo reflexionar sobre dos cosas. La primera, que los economistas más importantes del mundo están polemizando hoy en todos los medios gráficos y electrónicos sobre las causas, las repercusiones, los riesgos y los culpables de la gravísima crisis financiera y económica en que ha vuelto a ingresar el mundo, pasado el peligro (o eso creíamos...) de la crisis de 2008, que muchos gurús pronosticaron como una remake terrible de la crisis de los años '30 en el mundo, que generara entonces nada menos que la 2°guerra mundial (y el Holocausto, claro), con la recurrente destrucción de Europa, parte de Asia, Japón e innumerables repercusiones de todo tipo en el planeta.

Pero la firmeza y los conocimientos de hombres como Ben Bernanke (Chairman de la Reserva Federal) evitaron que ello ocurriera luego de la caída de Lehman Brothers, en base a un aprendizaje de todo lo que el mundo hizo mal desde los años 1920 para enfrentae aquella depresión, a su propios conocimientos, a las teorías de John M. Keynes para enfrentar estas situaciones de recesión y depresión y al pragmatismo con que Franklin D. Roosevelt se arriesgó a enfrentar aquella crisis con una receta original como lo fuera el New Deal (algo parecido a lo que propone hoy Barack Obama y es resistido por el Tea Party) or su supuesto efecto expansivo-inflacionario (la inflación, usualmente, es consecuencias de excesos de demanda, y este no es el caso, salvo en países como la Argentina, que ha expandido el consumo interno más allá de las posibilidades de producción y/o importación de la economía real.


La 2° gran Guerra, tan anticipada por el mismo Keynes mucho antes en su libro "Las consecuencias económicas de la paz", no pudo sin embargo evitarse en aquellos años. Pero esta vez sí pudo hacerse (al menos hasta ahora), ya que la experiencia de entonces sirvió en 2008 para que la Reserva Federal, la secretaría del Tesoro y el recién asumido gobierno de Barack Obama supieran qué hacer para evitar una crisis de aquellas proporciones épicas que han sido mostradas en innumerables películas, pero que quizá mejor fueron expresadas por Charles Chaplin en Tiempos Modernos y El Gran Dictador, lo que le costó, de pasó, tener que exiliarse en Europa por el resto de sus días.


Pocos, hasta ahora, han observado y valorado que en 2008 se temía lo peor, y que lo peor pudo ser evitado entonces desde los EEUU. Luego vinieron esos gurús que se hacen famosos vendiendo malas noticias y profecías autocumplidas, para amenazar con una la famosa W (una crisis económica que empieza, se calma, se revierte y luego se profundiza otra vez). Qué buen negocio es vender malas noticias y alarmar a la gente.
Lo segundo que nos hizo pensar la polémica reflexión del Economista Marginal y su imaginativo llamado de auxilio al Dr. House (para evitar luego tener que sufrir de los cuidados de Nurse Jackie) es que el mundo se ha dividido en dos bibliotecas que pelean entre sí, con demasiada suficiencia, mucho fanatismo, ideologismo, casi religiosidad, demasiados intereses propios y una frivolidad que no considera los riesgos que está enfrentando éste mundo. Digamos que flirtean en el Titánic, con nosotros de pasajeros. Y en esta ideologización religiosa, fanática, de estas dos bibliotecas, la verdad parece ser la primera víctima, como en todas las discusiones y guerras.
Para cerrar este concepto, la conclusión es que el problema económico del mundo no es económico, paradójicamente, sino político. Europa es una economía moderna, competitiva, productiva y tecnológicamente avanzada, que no debería estar sufriendo estas vicisitudes a las que los políticos de la Unión Europea la someten por no haber cumplido hace años las reglas de Maastricht y haber abusado de la Economía del Bienestar, por haber evitado hacer ajustes fiscales en los buenos tiempos, y por abusarse ahora (en los malos tiempos) de una ortodoxia brutal que recuerda paradójicamente como trataron los ganadores de la 1° Guerra a la Alemania devastada, generando las condiciones para una nueva guerra mundial.
Es otra paradoja más de lecciones no aprendidas (el mito de Sisifo no es monopolio de los argentinos): la señora Merckel debería observar que está echándole la culpa a Grecia y los otros países mediterráneos la culpa de todos los pecados y prolemas (luego que los alemanes veranean, se descargan y se divierten salvajemente año a año en Mykonos y Santorini, olvidándose que son alemanos luteranos). Esto es exactamenete lo que Alemania no debiera hacer: pedir castigo con la excusa del riesgo moral a un "oso herido" como lo es Grecia, tan herido como lo estaba la misma Alemania cuando la obligaron a pagar las reparaciones de la primera guerra mundial, lo que llevó a los humillados alemanes a la segunda gran guerra. Y cuidado, esto no significa justificar su locura desatada, ni el nazismo, ni las atrocidades realizadas en el Holocausto. Muestra la brutalidad que puede desatarse cuando se producen estas presiones insostenibles y estos aprietes impagables en condiciones desfavorables.
Si alguien debiera conocer muy bien esto es, curiosamente, la misma Alemania, que tanto quiero por todas las veces que estuve allí, porque parte de mi familia vino de aquel país maravilloso y porque siempre he sido bien tratado cuando estuve de visita. 
Pero la frase "¡Es la política Estúpido!" no se aplica sólo a una Alemania (30% de la economía europea) que se dedica ahora (con más ideología que ideas) a abusarse de su poder relativo para aplicar "graciosamente", parche tras parche, salvataje tras salvataje, aspirinetas para Grecia y los otos PIGS, en vez de observar que el problema es sistemico y de toda Europa.
El Banco Central Europeo también tiene sus prejuicios ideológicos, cuando se resiste a bajar con excesiva timidez las tasas de interés, viendo que el problema hoy no es la inflación, sino millones de desocupados e indignados que sólo quieren vivir en paz y seguir usufructuando (aunque sea más modestamente) de la tan publicitada Economía del Bienestar del modelo Renano del que se vanagloriaron por años los europeos del Supereuro, con cierta superioridad, como riéndose del salvaje y supuestamente decadente capitalismo norteamericano.
Pero la frase "¡Es la política Estúpido!" se aplica también a los políticos de los Estados Unidos, más concretamente a los miembros del Partido Republicano que parecen odiar más a su Presidente Obama (por razones que no me atrevo siquiera a mencionar) y, dentro de este partido, a los muchachos del Tea Party, tan fanáticos de la misma Ultraortodoxia a destiempo como la señora Merckel.

El mundo tiene problemas: si Europa no encuentra rápido una solución definitiva y estructural para salvar a Grecia y los otros países periféricos y al Euro, para evitar un posible contagio a Italia, Portugal y quizá España (y siguen las firmas), se arriesga a un fenómeno estilo Lehman II, como bien lo denominó hoy Miguel Angel Broda en su ciclo mensual adonde asistí, previo Valium. Y si eso ocurre, textual, "si el escenario fuera ese, me corre un frío por la espalda", dijo el híperconsultor argentino. Sería un suicidio.

Pero hay más cosas que los políticos están pasando por alto. Ante todo, una inflación que no es causada por las habituales causas de un exceso de demanda clásico, sino por un boom en los precios de los commodities que se relaciona con el crecimiento poblacional de China e India y la aparición de nuevas clases medias en los países emergentes (Incluyendo las revoluciones del norte de Africa). No es una típica inflación de demanda, sino de costos, ya que los muchachos quieren consumir, quieren comida y la oferta no se ha adaptado a esta nueva situación de la demanda. Queda claro que una inflación de este estilo (apalancada y amplificada por la timba y la especulación que hay en el mercado de commoditiees, que agrega más presión en la medida que los capitales corren a refugiarse en estos commodities) no puede tratarse con ultra-ortodoxia ni con las viejas recetas. Ni con ajustes recesivos a mansalva que ponen a la economía global al borde del agujero negro que muestra la tapa del último The Economist.


Los políticos chinos ("¡Es la política Estúpido 3!") también juegan a las escondidas, y siempre es un misterio su falta de transparencia y su negación constante a tomar partido en un mundo en que ya tienen una buena porción de "acciones" del planetita, dado su tamaño y su cantidad de habitantes. ¿No piensan asumir sus responsabilidades políticas, económicas, ecológicas, pese a ser ya la tercera economía del mundo?

Junous, como me dice @paltrowdescalza, su nuevo nickname en Twitter
para hablar conmigo y jugar a la telenovela electrónica que empezamos ahora... Muy estimulante y keynesiana, y muy poco ortodoxa, por cierto.


Amigos, evidentemente estamos en una encrucijada. El problema no es de economistas, sino de políticos. En Europa, Lagarde (la enigmática mujer que maneja ahora el FMI), Merckel, Sarkozy y algunos más que están comprados al ajuste, el moral hazzard y hacer pagar a Grecia el castigo de haber bailado alegremente por demasiado tiempo al estilo de "Zorba el Griego" (olvidan que todos ellos también veraneaban allí, ensuciaban allí y tomaban cerveza allí y cosas más fuertes, alegremente, ya que era su propio patio trasero, como México lo ha sido de los EE.UU.).

El Dr. House los mandaría a todos ellos a un psiquiatra, sin duda, junto a a los indignados que protestan en todo el mundo desarrollado luego de sacar plata del cajero automático del que tanto reniegan. O al menos mandaría a estos políticos y economistas obsesionados por su jubilación de funcionario internacional a cursar de nuevo Economía I y II, además de explicarles quien era el tal John Keynes. En USA, los del Tea Party y algunos republicanos quieren erosionarlo a Obama por ser demasiado respetuoso, un poco blanco, un poco negro, y seguramente muy decente, algo que a algunos muchachos del Tea Party les molesta porque no tienen otras razones para echarle la culpa de una crisis que le dejaron ellos mismos, durante la pésima presidencia de George W. Bush.


Y el bueno y sufrido de Ben Bernanke, que es el que la tiene más clara, se quedó con pocas herramientas en un barco a la deriva, luego que Allan Greenspan, años atrás, inventara los esteroides monetarios, inocentemente, para luego quejarse él mismo de la exuberancia irracional que había desatado.



La Dra Cameron, la mejor del equipo del Dr. House, como lo hubiera atestigudo el mismísimo Dominique Srauss Kahn. ¿No les parece que está pidiendo pista en esta foto?
}
Amigos y no tan amigos, sí los políticos de USA y de Europa no dejan de lado sus ideologías, sus prejuicios y su austeridad (la peor medicación en estos momentos de crisis de demanda), habrá que llamarlo al Dr. House, para que venga a ayudar con su eficiente equipo de médicos liderado por la Bella Dra. Cameron. Y si esto falla, si a nadie se le ocurre que se trata de más Keynes y menos de ortodoxia fanática, más ideas y menos ideologías, el mundo podría ingresar en una caja de pandora llamada Efecto Lehman II. En ese caso, como lo pensó el Economista Marginal y lo ratifica Broda, quedaremos todos en manos de Nurse Jackie. Una película de terror.

Estamos en medio de una profunda crisis de la economía del Bienestar, que ahora que convenció a los indignados para que quieran más capitalismo y coca cola, no encuentra la manera de inventar medanismos para que la oferta y la demanda, simplemente, se pongan a hacer el amor sanamente, y no perversamente.

Listo. El nuevo link para leer las Cartas desde el Ciberespacio es...     http://www.elhombreelectronico.blogspot.com/Me voy a dormir la "siesta cucharita" con @paltrowdescalza.

Hasta la Victoria Secret.

El Hombre Electrónico
(@homelectronico)
(políticamente incorrecto)

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Pero antes, obvio, les dejo el primer capítulo de mi última novela, "Exiliado en el ciberespacio" y les copio el link para leerlo, así como la tapa y la contratapa de la novela.

http://issuu.com/autoresdeargentina/docs/exiliadoenelciberespacio









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Exiliado en el ciberespacio



Prólogo y primer capítulo de nueva novela,
"Exiliado en el ciberespacio"
















Para quienes quieran “Exiliado en el Ciberespacio”, hay varios caminos…

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Un abrazo, hasta la Victoria Secret


El hombre Electrónico
(políticamente incorrecto)

Carta desde el Ciberespacio número 290, viernes 21 de octubre, 2011



DOS FORMAS DE VIVIR, DOS FORMAS DE MORIR


Una revolución pacífica versus la violencia como forma de vida

Si el valor de una persona puede medirse en estos tiempos pos-posmodernos por el precio de sus "acciones", en el final de sus vidas las acciones de Steve Jobs cotizaban al borde de los 400 dólares cada una en Wall Street, seguramente la más cara del Indice Nasdaq, mientras las acciones de Muhamar Gadafi no valían nada. Así terminó, como empezó, su vida, aquel Coronel a quien seguramente ya nadie le escribía. No murio ni siquiera con la dignidad suficiente para impedir que murieran tantos inocentes de su "amado" pueblo, con su "guerrita civil" de estos meses, en donde las bajas deben haber sido de miles, de un lado y del otro, todo para quedarse en un mundo en que, por cierto, hay pocos capaces de irse, de renunciar, de abandonar, de tener la grandeza de irse por las buenas y respetar los deseos de las mayoría. Hombre atornillado a su cargo imperial, como tantos.
Gadafi se llevó puestas muertes innecesarias. Muertes caprichosas. Muertes crueles y muy dolorosas en la gente de ese pueblo que amaba, según él mismo lo decía.
Fueron muertes provocadas por un líder mesianico como los tantos que todavía quedan en el mundo, pese a todo, y que se creen con derecho de tener siempre la razón, de ser los dueños de la verdad, arrogándose el derecho de dominar a sus pueblos, seducirlos con falsas promesas, con magia, con pescaditos de colores que nunca llegan, con hamburguesas y cocacolas que anhelan humildemente para sentirse parte de esta gran aldea global, mientras el empobrecimiento avanza, avanza, avanzó hasta que terminó en una tragedia.
Lo de Libia también fue un tema de indignados. De indignados pobrísimos, no como los de Europa o Wall Street. Claro, no soportaron más a un lider que estuvo más de 40 años en el poder y se creía el conductor "natural" de su país, con esa dósis de falsa religiosidad y omnipotencia disfrazadas de sabiduría, idealismo, progresismo y tantos ismos más de este tipo de personalidades. 
Hoy no es un buen día para el mundo: indignados 1- líder mesiánico 0. Ninguna muerte es buena, aunque en este caso millones de personas se alegraran de la muerte del fanático lider mesiánico y es posible que con este cesen más muertes innecesarias, lo que no es poco decir. Sólo hay que rezar para que a esta dictadura no la supla otra más, otra vez. ¿Civilización o barbarie en el siglo XXI?
Para peor, Gadafi ni siquiera tuvo la calidad humana de morir con alguna dignidad. Ni siquiera con una mínima dósis de grandeza para evitar más muertes de su pueblo. El "Señor de la Guerra", con su pistola de oro, fue muerto por la furia de la gente, aunque no se sabe mucho más. Escondido en un pozo, herido, herido en su soberbia, no sólo en su cuerpo. Y seguramente sin alma, aunque dijera otra cosa en medio del delirio místico que lo había aquejado desde hace mucho tiempo y no lo abandonó más.
Sin duda, un hombre sin amor. Un hombre que hace más de 40 años sustituyó a un rey, y que sentado en una montaña de oro negro que representaba la posibilidad de hacer crecer a su pueblo, y desarrollarse, y educarse para tener una vida mejor, se dedicó por más de tres décadas largas a gastar ese petróleo no sabemos en qué, si en armas para defenderse y construir un bunker de poder, si en una fortuna inimaginable depositada en algún banco suizo, si en construirse castillos vacíos, si en propaganda, regalos baratos y la compra de voluntades, por las buenas o por las malas.
Visto así,para los canibales, ayer fue "buen" día: indignados libios 1- Gadafi 0. Irremediablemente. Para siempre. Y ahora sólo falta esperar que ese pueblo, que quiere seguramente vivir en paz (aunque posiblemente esté aún cargado de odio y resentimiento por los 40 años de promesas y revoluciones incumplidas una y otra vez), quizá tenga la sabiduría de superar sus frustraciones y amarguras enormes y tener la capacidad de ingresar en el siglo XXI, el siglo de la democracia, de la inclusión social, del crecimiento económico de los que se esfuerzan y entienden que la única revolución posible no es la magia, sino el esfuerzo, el trabajo, la creatividad, en vez de esperar a un lider mesiánico que nos resuelva los problemas.
Primera reflexión. Lo conversamos con Patricia Paltrow toda la tarde, vía Skype, ella estaba en Niúiork, yo en Baires, y los dos nos quedamos profundamente conmovidos por el final anunciado de una revolución imposible, falaz, tan canibal como lo era el mismo Gadafi, sin magia, desilusionante como el final de toda ilusión.

Pero Paltrow, a quien yo miraba sentada sobre su escritorio del banco en que trabaja 10 horas por día, con una pollerita de aquellas, una blusa sencillita siempre blanca y demasiado abierta a propósito, y por supuesto descalza, con unas medias de colores fuertes, llegó más lejos con la reflexión:

El IPad, una potente arma para la paz,
el crecimiento y la comunicación

- Flaquitogordito -me dijo, con aquella mirada y sus ojos de colores-, compara el final casi mísero de Gadafi con el final heroico de Steve Jobs. Ambos fueron hombres ferozmente poderosos. Ambos empezaron de abajo. Steve (hablaba de él y se emocionó) empezó, como Bill Gates, en el garaje de su casa, allí empezó a desarrollar su primer objeto tecnológico, una PC que llamó Apple. Luego vino la siguiente, la II. Empezó como Gadafi, un poco después, en los años '70, pero su "reinado" se lo ganó sin matar a nadie, sólamente siendo un genio y rodeándose de otros genios y laburantes, lanzando un producto tras otro, innovación tras innovación, con un 10% de inspiración y 90% de esfuerzo. Luego inventó el mouse (¿lo sabías flaquito, ese famoso ratón del ordenador del que se hacen tantos chistes sexuales...?). Y luego vinieron las I-Mac, las Mackintosh personales, la apuesta a computadoras con mucha aplicación gráfica. A los 26 años Jobs ya era millonario. En 1981 fue portada de la revista Times. Y luego los años noventa, corriendo carreras a Bill Gates, a la competencia en las PC's personales y a la mismísima ley de Moore. El resto es conocido: El IPod, el IPad, el IPhone, todos los aparatitos que mejoraron las comunicaciones del mundo, y nos acercaron a vos y a mi en esas noches que nos extrañamos vos en Baires y yo en mi depto en Niúiork que siempre te espera conmigo para ser felices de dormir cucharita todas las noches.

La pistola de oro puro de Gadafi, un arma potente
para la muerte y sentirse poderoso

Paltrow seguía hablándome con emoción de Steve Jobs. Yo la escuchaba y miraba obviamente en la pantalla de mi Dell Computer, a través de la webcam, claro... "Luego Jobs le peleó a la muerte -dijo-. También, al cáncer de páncreas que lo atacó hace años. Pero siguió trabajando. No le echó la culpa a nadie. Cada presentación de un producto nuevo aparecía más flaco, más envejecido, pero siguió adelante con esa cultura del trabajo que lo hizo otro de los hombres más ricos del mundo, él y su empresa, claro. No sabía hacer otra cosa. No amaba otra cosa más que eso, la innovación, la comunicación, su familia, los hijos, y pelear, pelear todos los días (porque los empresarios verdaderos, gordito, trabajan de lunes a lunes, ya sabés")...
Y luego vino el trasplante de hígado, retirarse de la empresa, "abdicar el trono" con grandeza eligiendo al mejor para que siguiera construyendo su obra. Alllí siguió  su pelea con la muerte, dignamente, aunque fracasó en esa, su última batalla, hace exactamente 15 días. 

El IPhone, su último hijo, que
en estos días bate réords de ventas.

Era jueves. Hoy mismo. Yo la escuchaba a Paltrow contar su historia, conmovidos como estamos todos por lo que ocurre en el mundo, Grecia, los caprichos de los alemanes que quieren hacerle a Grecia lo que los aliados les hicieron a ellos al perder la primera guerra (Leasé Keynes), la esperanza que el domingo el grupo de los grandes países del mundo decida de una vez enfrentar el problema europeo antes que sea demasiado tarde para el mundo, llevándonos a una recesión global impredecible, lo ocurrido en Libia, los indignados de todo el mundo manifestándose en diferentes países, la volatilidad de los mercados, los pesimistas que anuncian el Apocalípsis (buen negocio) y los optimistas que creemos que el siglo XXI puede ser mejor que el siglo XX, pese a la frivolidad ambiente en este mundo light, con principios intercambiables como los de Groucho Marx, y el peligroso "nomeimportismo", claro.
Y de repente vi que Paltrow estaba llorando en su oficina de Niúiork, de la Calle de la Pared, y no supe qué decir. Era todo tan claro. Dos hombres, dos vidas tan diferentes, el éxito y el fracaso (esos eternos farsantes). Y le dije "te quiero", y colgé mi skype y ella seguramente colgó su nuevo IPhone 4 que estaba estrenando de manera tan triste.

¿Vos ya te compraste un IPhone 4?


La gente cree que los economistas no sienten, no tienen sentimientos, y si trabajan en un banco, menos. Pero Paltrow siguió llorando. No por Steve Jobs, no por Libia. Lloraba por el mundito este en que estamos metidos, y en donde unos pocos políticos aquí y allá creen tener la verdada revelada y siguen prometiendo revoluciones, muchas revoluciones, demasiadas.  

Al menos, lo de Steve Jobs fue la revolución de un laburante, un trabajador que tuvo un merecido éxito en su vida.

Eso es todo. Les mando esto y me voy a dormir, que mañana tengo radio el Mundo con Pablo Wende, de 9 a 11. Es tarde. Tiempo de reflexión.


Un abrazo, hasta la Victoria Secret.


El Hombre Electrónico
(políticamente incorrecto)



Carta desde el ciberespacio número 288, del 31 de agosto de 2011






Las cartas desde el ciberespacio se mudan a Twitter...

@homelectronico



La última carta




“Los pueblos tienen los dirigentes que se les parecen”

André Malraux

Hola gente, amigos y no tan amigos. Esta no es una despedida. Simplemente cambiaré mi forma de llegar a ustedes. Cuando comencé a escribir las cartas desde el ciberespacio, enviar estos correos con mis análisis económicos y mis reflexiones sobre la situación de la Argentina y de las finanzas internacionales tenía sentido. Ustedes, los lectores, tenían mucho más tiempo de leer, y más deseos de hacerlo, y lo disfrutaban, ya que la realidad era más soportable, con lo que el desafío de reflexionar era un camino de ida y vuelta que nos enriquecía a todos. Y yo sentía más placer y menos angustia, cuando trataba, modestamente, de explicar la realidad y reflexionar sobre nuestro mundo.


Empecé con mis cartas hacia setiembre de 2004, esto es, hace nada menos que 7 años, en que casi sin interrupciones les envié todos los jueves una carta como estas, algunas mejores, otras peores, pero siempre escritas con la misma pasión y el mismo respeto para quienes pensaban como yo y para quienes pensaban diferente. Es que una de las ideas era justamente este: el debate, crear un ámbito para provocar el libre pensamiento. Pero luego la Argentina profundizó otra vez el viejo camino de atarse a ideologías, antes que debatir sana y de manera respetuosa las ideas de todos.


Pero pasaron muchas cosas, en el mundo y en la Argentina, que hacen que les deje de enviar mis cartas como las escribía hasta ahora.


Ante todo, la tecnología. La ley de Moore es maravillosa: aceleró el cambio tecnológico hasta tal punto que así como las máquinas de escribir manuales ya son obsoletas (pero siempre entrañables y queridas), las computadoras empiezan también a ser “viejas” y ahora comienzan a ser sustituidas por “tablets” pequeñas y poderosas. Bienvenido el progreso, no podemos renegar de él, sino alegrarnos porque nos puede mejorar la vida a todos, si tenemos la capacidad de manejar estos instrumentos y no dejar que estos nos manejen a nosotros.


Así, el recurso del mail empieza a ser sustituido por las redes sociales, como Twitter o Facebook, entre otras. La comunicación por Internet, así, está tendiendo a ser más breve, a veces más frívola, siempre más rápida. Y eso se combina con gente que vive apurada y que ya no tiene el tiempo que tenía antes en sentarse a leer, y a disfrutar, de un diario de papel, de una revista, de un trabajo académico que se salga de las pautas del un “Power Point” y no sea rápido, conciso, certero. La frase “el tiempo es oro”, con la onza del metal rondando 1.900 dólares, se hace día a día más concreta, las personas requieren frases cortas e información digerida, porque las horas parecen durar menos de 60 minutos, pese a que la esperanza de vida aumenta (“la vida es tan corta y las horas son tan largas”, escribió Borges en su poema, quizá interpretando correctamente el sentimiento que muchos tenemos sobre el transcurrir de nuestras vidas).


Yo disfruto de escribir, sé que muchos de ustedes disfrutaban de leer, pero entre una realidad a veces difícil de tolerar y un esfuerzo competitivo por seguir en carrera que no nos deja tiempo para nosotros mismos, lo cierto es que mis cartas desde el ciberespacio deben cambiar, buscando un lenguaje, una forma, un estilo, para que los mismos contenidos les lleguen a ustedes adaptados al maravilloso y desafiante tiempo que tenemos por delante.


Pero hay otras razones que son más importantes y más graves. Estoy triste por lo que veo que le ocurre a nuestro país, y nunca quise transmitir tristeza ni pesimismo. La saga, el romance entre Patricia Paltrow y yo, no fue otra cosa de intentar mostrarles la belleza de la vida cuando transcurre con alegría, con amor, con respeto, con inteligencia y apertura mental, las condiciones para crecer como personas. Think Different, fue mi provocación de cabecera, lo que se choca con un país que marcha a un pensamiento único y regimentado.


Me había prometido a mi mismo dejar de escribir mis cartas, así como las conocen, antes de las elecciones, cualquiera fuera el resultado, aunque reconozco haberme equivocado en los pronósticos como la mayoría. Los que me conocen –que no son pocos- saben que lo que ha ocurrido no es de mi agrado, y que no soy optimista respecto a nuestro futuro. Pero debo respetarlo. Y no quiero ser yo quien lo anticipe, porque puedo equivocarme como alguna vez me ha ocurrido en el pasado. Aunque me duele enormemente ver lo que le ocurre a nuestra sociedad, a nosotros mismos. No me refiero sólo al cincuenta y pico de conciudadanos que votaron en agosto pasado a los candidatos del Kirchernismo, algunos por idealismo y honesta confianza en lo que vendrá, otros porque se sienten rehenes de planes sociales que temen perder sino votan de tal o cual manera (los miembros del famoso y sufrido cuartil inferior de nuestra socidad), y unos terceros, los que más “duelen”, por haber elegido el camino del pragmatismo, del individualismo extremo, votando más con el bolsillo que con sus propias convicciones. Como lo dijo Groucho Marx, “estos son mis principios, pero sino les gustan tengo otros”. Conozco, lamentablemente, a muchas personas de la clase media y la clase alta que han votado según estos principios intercambiables, quizá por temor a que el “síndrome de 2001” pueda volver a repetirse, por temor a una explosión, por miedo a que se repita otra vez alguna de las explosivas 5 crisis terminales que vivimos desde los años ‘70. Aunque no soy quien para juzgar a los demás, creo que se han equivocado, claro, porque si algo ha caracterizado a nuestra economía en estos últimos años es que si creció rondando 9% anual (quien lo sabe, si las estadísticas son truchas) no fue gracias a la política económica sino a pesar de ella. Más bien, “gracias a la soja, que me ha dado tanto”, gracias al viento de cola internacional, a la suma de los habitantes de China, India, algunos países asiáticos que venían del subdesarrollo y la catarata de revoluciones africanas que afortunadamente se sacaron de encima a dictadores con décadas en el poder, anhelando (y quizá lo consigan con los años) construir sociedades más igualitarias, respetuosas, y ambicionando genuinamente y con todo derecho de dejar de ser los excluidos del mundo. Y esto, en sí mismo, es una gran noticia que no debemos pasar por alto. El mundo, salvo la Argentina, camina hacia el futuro. Y los gobernantes de cualquier lugar, esos, que se quieren quedar eternamente, deberían aprender estas lecciones: que no somos eternos ni mucho menos, que la muerte nos llega como a todos, obres o ricos, poderosos o gente de la calle. Y que la sociedades, en este maravilloso y pujante siglo XXI, no está dispuesta a aceptar nuevos dictadores, aunque se vistan con el ropaje de la democracia, pero se quieran quedar porque se creen mesiánicos, imprescindibles. Nadie, amigos, es imprescindible, por suerte.


¿Cuándo se terminarán las diferencias irreconciliables?




Por otra parte, la presión favorable para la Argentina que generó un Brasil invirtiendo y creciendo fuerte, incluyendo en el consumo a más y más pobres que pasaron y pasarán a la clase media, todo lo que arrastró a la Argentina para que produjera más autos y otros productos. Ambos países, como siempre, en la contratara: Brasil creando ahora más nuevos ricos, y la Argentina ahora creando más nuevos pobres, más allá de lo que digan las estadísticas y algo que es simplemente constatable caminando por las calles de la ciudad: la miseria humano que no queremos mirar.
Y claro, no puedo dejar de mencionar al insostenible y peligroso boom del consumo interno generado por una política económica burdamente keynesiana, exactamente en momentos en que había que ser mesurados, prudentes, para construir una economía y una sociedad que fueran sustentables y en donde ese keynesianismo sano promoviera a su vez un desarrollo sano, con inclusión, y gente que aprendiera que la magia no existe, ya que la única manera de crecer es con premios y castigos, trabajando, esforzándose, y no esperando que la “teta” del Papá Estado les resuelva su vida y los convierta en gente que va por la vida eligiendo una y otra vez el camino más fácil. El facilismo, amigos y no tan amigos, nunca llevó a buenos resultados. Seguramente Keynes, desde el pargo plazo de la muerte, debe estar riéndose de quienes en la Argentina, en su nombre, construyen una economía con las semillas de su propia destrucción.


Pero también estoy enojado con parte del otro 50% de la sociedad argentina, o más bien entristecido, porque vi a empresarios callarse la boca, a periodistas con temor, a jubilados sin esperanza, a políticos de la oposición que mezquinamente fueron incapaces (no todos, claro) de tener el gran gesto de generosidad de “bajarse”, renunciar, y apoyar al mejor.


La Argentina tiene dos tipos de problemas. Unos, los problemas subestimados, que son los institucionales ¿a quien le importan esas pavadas, dicen, sin haber leído el poema de Bertold Brecht (“pero ahora vienen por mi, pero ya es tarde”). Nuestra justicia funciona muy mal (¿hay que decirlo?), nuestro Poder Legislativo se compra, se vende, se cambia, se negocia, y como Groucho Marx, tiene en general principios intercambiables según las necesidades.


Y aunque hay muchas y honrosas excepciones que prometen un cambio positivo a futuro, no han podido en este año construir una masa crítica de personas capaces de darse cuenta que sin República, sin instituciones, sin justicia, sin seguridad, sin orden, no queda ninguna posibilidad que el país avance, se desarrolle. Logrará producir y vender muchos autos, plasmas y ladrillos, generará consumidores ávidos de llegar como sea a comprar esos productos, pero si las instituciones fallan, caminar por la calle nos podrá seguir costando perder en un segundo la vida, esto es, todo lo que hemos logrado. Pasa en TNT, pasa en la vida, pasa en la Argentina.


Mi conclusión, la mía, la personal, la meditada por años, es que somos una sociedad que está fallando y mucho. No son los Kirchner ni los Menem ni los Alfonsines ni los militares ni los terroristas, solamente. Somos nosotros, todos nosotros, que nos creemos los dueños de la verdad, que manejamos con prepotencia, que rozamos la psicopatía, manejamos la culpa, manipulamos y defraudamos, además de darnos vuelta y querer estar en misa y en procesión al mismo tiempo.


Y hasta que nosotros no cambiemos, no mejoremos, no nos demos cuenta que la vida no es pragmatismo, individualismo, “nomeimportismo” y “sálvese quien pueda”, podremos seguir creciendo al 9% anual (aunque ahora ya ni eso, ya han vuelto los déficit gemelos, la inflación, las distorsiones peligrosas), pero no construiremos una sociedad con jóvenes que quieran quedarse, con viejitos que no se mueran de angustia, ni pobres muy pobres que se pelean y se matan con otros pobres muy pobres. Somos nosotros, claro, nadie más. No le echemos la culpa a nadie, como lo dice un buen amigo de Radio el Mundo.


Tenemos que cambiar, así de simple, tenemos que dejar de ser un jardín de infantes, adolescentes tardíos, y convertirnos en hombres y mujeres en serio. No hablo de todos, sino de muchos, claro. Al que le quepa el sombrero, que se lo ponga. Esa es la próxima tarea, demorará años, no días, no semanas. Quizá generaciones. Ese es el trabajo que haré, porque no sé si lo dije, pero no me iré de la Argentina, más allá de las caritas seductoras de Paltrow para que me vaya a vivir con ella a su apto de Parkaveniú…




Me queda la palabra



Eso es todo, amigos, estas son las razones por las que esta es la última carta de esta serie de amigables y entrañables palabras que en estos 7 años les fui enviando, gratuitamente, a ustedes, por el solo placer de hacerlo, para devolverle a mi país todo lo bueno que recibí a lo largo de una vida que considero feliz y afortunada, y que seguirá siendo de la misma manera hasta el último aliento, hasta que pierda la pasión.


Les agradezco a todos. No voy a hacer nombres porque sería una lista inacabable y temo olvidarme de muchos. No sé a cuantas personas les llegaban mis 3000 cartas semanales enviadas por Internet, ya que muchos las reenviaban a sus amigos y estos a otros, y porque mis amigos de la Fundación Atlas (a quienes leen miles de personas) las replicaron casi sin excepción durante estos años. Y les agradezco también a algunos pocos y honorables empresarios, que, también, me apoyaron cuando los necesité, aunque fueron pocos, hay que decirlo. Nuestros empresarios no nacieron de un repollo, son como el resto de nuestra sociedad: son demasiado pragmáticos y acomodaticios, tanto que no siquiera conocen sus propios intereses. Tanto que serían capaces de venderle la soga a las hordas de desaforados, resentidos y odiadores seriales que quisieran colgarlos en una plaza pública por creer en el capitalismo.


Tengo la conciencia tranquila. Me puedo mirar en el espejo con un poco de orgullo, aunque estas últimas palabras puedan sonarles tristes. No sé cuantas personas pueden decir lo mismo, en un mundo en que todos “se la creen” y dan cátedra y no dejan hablar a los demás porque creen haber nacido sabiendo más que los demás. Hay algo de tristeza, sin embargo: he fracasado, quería ayudar a construir una Argentina mejor y hoy no lo es, todo lo contrario, aunque haya más celulares, plasmas, ladrillos y autos.


Les pido perdón a los que he ofendido sin querer, no suelo hacerlo, no es mi estilo, pero debo hacerlo, y de corazón.


Por último, está conmigo Patricia Paltrow, la mujer de Niúiork Niúiork, la banquera de la Calle de la Pared, con quien nos divertimos y nos amamos mientras yo hacía estas cartas y ella me ayudaba con su particular estilo seductor que siempre me desconcertaba con sus ojitos de colores, sus camisas blancas, sus short de jean siempre agujereados en el lugar más tentador, sus cabellos al viento a veces rubios y a veces castaños (nunca sabré cuál es su verdadero color). Y sus pies generalmente descalzos y juguetones, con o sin las sandalias que se compra siempre en el Gucci de la 5° Avenida, justamente para volver locos a los hombres y hacerles perder la calma.


Ya ven, esto no termina, nada termina, seguiremos conversando como antes, con menos tiempo pero con la misma amistad. Y con un objetivo diferente; ya no hablar de economía, ni de política, sino del esfuerzo que deberemos hacer cada uno para ser mejores personas, independiente de lo que hagan los demás. En una sociedad de caníbales, les propongo no comernos a los caníbales y convertirnos en uno de ellos.


Gracias por seguirme, por pensar diferente o parecido, por apoyarme en todos estos años y por alentarme a seguir adelante.


Ahora sólo me dedicaré a Patricia Paltrow y a otras cosas dulces que hace una personita a la que quiero mucho.
http://algodulceporfavor.terapower.net/


Les pido a todos los que quieran seguir leyendo mis reflexiones políticamente incorrectas que lo hagan a través de Tiwtter, el nuevo lugar desde donde me comunicaré al estilo del Siglo XXI….


Síganme en Twiter: @homelectronico







¿Te animás a crecer y a cambiar?


Un abrazo, y hasta la Victoria Secret…


El Hombre Electrónico
(políticamente incorrecto)



 

 
 

Carta desde el Ciberespacio número 283,14/abril/2011


¿Los argentinos votarán con la cabeza o con el bolsillo?

Elecciones de vida

Hola gente, amigos y no tan amigos. Habrán visto que mis cartas ya no les llegan puntualmente todos los jueves, como ocurrió desde el año 2004 en adelante, casi sin interrupciones, hasta hace pocas semanas. No estoy mal, no se preocupen. No es que falten temas económicos para comentar y analizar, al contrario, sobran, y ni hablar de otros temas. No es que me fui a vivir a Niúiork Niúiork con Patricia Paltrow, algo con lo que ella me viene tentando hace al menos un año (“flaquito gordito, vení que mi depto de Parkaveniú me queda muy grande y muy solo cuando vos no estás, además, ¿de que me sirve sino puedo compartir mi cama kingsize con vos?”, me llegó a decir, como última oferta, una mañana de estas en que me llamó desde su banquito de la Calle de la Pared. Y yo no supe qué decirle. Ni sí, ni no, sólo un quizá. ¿Estaré loco? Sin duda, pero casi no se nota, con tanta locura y perversidad que que nos rodea.
Es que vivir en la Argentina se ha hecho insalubre, doloroso, y no sólo para los pobres y muy pobres, sino que se ha complicado también para quienes sencillamente pensamos y sentimos diferente. Si fuera un pragmático light, un grouchomarxista cualquiera con principios intercambiables, sin duda no debería rechazar la oferta amorosa de Paltrow, debería llamar a American Airlines, pedir un ticket y tomarme al menos un año sabático, sino más.
Pero no quiero irme, aunque no soy un masoquista incurable, ni disfruto de los piquetes y la prepotencia, ni de la inseguridad (que es sólo “una sensación”, dicen), ni de ver a mi alrededor la pobreza en aumento (aunque “si hay miseria que no se note”), ni de la inflación devoradora y subestimada (que dicen que casi no existe), ni de la distorsión creciente de las variables económicas, financieras y cambiarias (dólar casi fijo con precios volando, digamos que una potencial explosión), ni de la excesiva dependencia del modelo del Dios Soja, ni del suave avance de una futura restricción externa (sólo amortiguada por un creciente “proteccionismo a la Argentina”, y todo ello pese al excelente momento internacional que vive el mundo, y todo ello pese a la las tragedias de Japón, los disturbios crecientes del norte de Africa y las replicas de la crisis de 2008 que afectan especialmente a Europa).
No me engaño como muchos, aunque me gustaría: lentamente, por goteo, poco a poco, se está instalando una pésima calidad de vida que soportamos con una peligrosa resignación, por acostumbramiento, por impotencia, disimulada entre los pliegues de unas 20 o 30 cuotas que pagamos para tener una computadora, un auto nuevo, un celular inteligente o una superpantalla plana para ver malos programas y tristes noticias que ya no nos impactan porque estamos insensibilizados, anestesiados y asustados, con un ataque agudo de “nomeimportismo” para no sentir, como si los sentimientos se pudieran, como la inflación, barrer debajo de la alfombra sin costos ni riesgos.
Y aquí viene el punto central de esta carta, que quizá será la última, quizá no. Durante mucho tiempo pensé que la culpa de todo lo que está ocurriendo en la Argentina era básicamente de los Kirchner, primero de Néstor y luego de Cristina, más los hombres y mujeres grises que los rodean, ese coro de aplaudidores. Pero me equivoqué totalmente. Ellos, en todo caso, ofrecen y defienden su famoso “modelo” que funciona malamente, muy malamente si nos comparamos con Chile, Uruguay, Brasil o Perú, sin ir más lejos. Y no hablo sólo de las economías vecinas, que cada vez tienen menos pobres y atacan los problemas, y no sus consecuencias coyunturales, como si la vida pudiera resolverse con permanentes medidas de corto plazo, apuradas y desprolijas. Hablo también de la pérdida de la llamada calidad institucional, o la República, o la democracia, hablo de respeto, o de las faltas de respeto que sufrimos cotidianamente y que nos inflingimos unos a otros, prepotentes y soberbios como somos muchos argentinos. Hablo de vivir en un país en donde no hay ausencia de leyes, sino algo peor: estas leyes existen, pero directamente no se cumplen, no se respetan. Todo se impone por la fuerza, por el piquete, por la presión, por el DNU. Hablo de leyes, de reglas de juego, de normas de convivencia y respeto que muchos argentinos, como sus líderes, ya no respetan. Ya lo dijo André Malraux, el pensador francés: “los pueblos tienen los dirigentes que se les parecen”. Por eso no le echemos toda la culpa a los K, sino que deberemos mirarnos en el espejo y cambiar, cada uno de nosotros, como condición para construir un país sustentable, viable, vivible, saludable.
No nos engañemos: el problema no es sólo el gobierno, ni éste ni los anteriores. El problema lo tenemos nosotros, no todos, pero si muchos de nosotros, dirigentes y dirigidos, que nos hemos convertido poco a poco, sin prisa pero sin pausa, en una sociedad que vive casi alegremente fuera de la ley, una señal de la decadencia que nos ataca hace años, décadas. Así, no pocos argentinos, buscadores de curros, bicicleteros viejos, campeones del “sálvese quien pueda”, infantiles o adolescentes, buscavidas a más no poder, héroes de la supervivencia ante crisis terminales de las que siempre “zafamos” de una u otra manera, somos tan responsables de lo que nos está ocurriendo, tanto como el famoso “modelo productivo” que atrasa 30 o 40 años.

En el mundo civilizado la clase política discrepa, discute,
polemiza, pero no excluye a quienes no piensan como ellos,
más bien se escuchan y se enriquecen con las ideas de los otros
Aquí los políticos son incapaces de sentarse a dialogar.
(Foto de la inauguración Biblioteca Clinton en Little Rock, en Arkansas, al dejar la presidencia)

Amigos y no tan amigos. Como suele decirlo el periodista Guillermo Kohan en su programa “Somos nosotros”, de radio El Mundo, “somos nosotros”, son los políticos argentinos de la oposición y del oficialismo que quieren imponerse a los otros, por las buenas o por las malas, y se creen siempre los dueños de la verdad. Somos nosotros, los que compramos videos truchos por 10 pesos en los quioscos de diarios ante la mirada indiferente del policía que está a dos metros. Somos nosotros, que cuando manejamos el auto pasamos por la derecha a los otros autos, y que cuando somos peatones cruzamos por cualquier lado, menos por las rayas blancas, y nos abusamos de nuestro poder de peatones frente a los “asesinos” automovilistas, mirando para el otro lado. Son los jueces, que se callan o que obedecen al gobierno de turno y no a la Constitución y las leyes de la Nación. Son los legisladores travestis o panqueques, que cambian de partido y de ideas cada vez que les parece conveniente. Son los maestros que sistemáticamente hacen huelga, siempre en febrero, justo antes del inicio de las clases pese a decir que la educación es su prioridad número uno. Son muchos padres que han resignado su autoridad, que consiste en educar, guiar, contener y proteger a sus hijos, para ayudarlos y empujarlos a crecer, pero sin malcriarlos ni tolerarles las faltas de respeto y los excesos que los ponen en riesgo, de manera que puedan llegar un día a convertirse en personas de bien, sanas en cuerpo y mente. Son las escuelas y los colegios que delegado el poder, la autoridad, casi alegremente, en los alumnos, que parecen haber nacido sabiendo.
Es también el sistema de la “mediocracia” argentina, que se ha instalado a lo largo de los años y que no es otra cosa que haber construido un sistema de premios y castigos en donde ganan los peores y se castiga a los mejores, mientras la “meritocracia” (el premio a los mejores), es visto como una idea arcaica, injusta y relativa. Es la creencia de que todos se han convencido que tienen derecho de que el Estado les resuelva la vida, sin esforzarse, como si la magia existiera. Es la vieja ideología que ha “comprado” el concepto que el Estado puede meterse en todo, incluso en la vida de los otros, pese a que el siglo XX ya demostró de manera contundente la ineficacia de esta ideología. Para mayores datos, el fracaso del comunismo y del fascismo en el siglo XX, así como su efecto final, la caída del muro de Berlín hacia los finales del año 1980, son una demostración de esta equívoca pero remozada idea que vuelve en unos pocos países nostálgicos de revoluciones siempre fracasadas. Somos nosotros, muchos argentinos, que nos creemos los mejores, los únicos, los que siempre tienen razón y el mundo vive equivocado.


 ¿Nos animaremos los argentinos a pensar diferente?, o al menos a pensar…

Amigos y no tan amigos. Pero así como tenemos al famoso chanta argentino, también hay muchos jóvenes y no tan jóvenes, hombres y mujeres, que todas las mañanas se despiertan muy temprano, se visten, desayunan rápido cualquier cosa y salen a trabajar, o a buscar trabajo, o a estudiar horas y horas, a romperse el alma sin esperar que vengan el gobierno y el Estado (que en la Argentina se han confundido y mezclado peligrosamente en una sola cosa) a salvarlos, ni a resolverles la vida. Son los que se suben a un tren, un subte o un colectivo repletos que los maltratan, los aprietan, los demoran, pero ellos siguen adelante peleándole a la vida su oportunidad de estar un poco mejor cada día, en vez de esperar que graciosa y fácilmente alguien venga y les resuelva gratis su vida, desde un Estado-gobierno omnipresente, milagrero y con delirios de regalar soluciones mágicas para todos, los que se los merecen y los que no, los que se los ganaron y los que no, los que se esforzaron y los que esperan cómodamente que alguien, a cambio de un voto, un aplauso, un favorcito, les resuelva la vida y los ayude a “zafar”.
Es la cultura del esfuerzo versus el facilismo. Es la diferencia entre vivir como una cigarra o como una hormiga., Es la manera de vivir con dignidad o sin ella.
Amigos y no tan amigos. No se dejen llevar por el marketing, los encuestadores y todos aquellos que han instalado (por comodidad, por conveniencia o por nomeimportismo) la idea de que Cristina ya ganó. Puede ser, o no, de nosotros depende. No se dejen llevar por la idea de que toda la oposición no sirve para nada y le echen la culpa de todo a los políticos, para luego decir, más tarde, aquella famosa frase “yo no lo voté”. También de nosotros depende.
Lo único concreto, a meses de octubre, es que en las próximas elecciones se debatirán estas dos opciones. Los argentinos tendremos que optar, sin echarles como siempre la culpa a los demás (un clásico argentino), cómo quieren que sea su futuro. Si están dispuestos a aceptar la corrupción chiquita y la grande, la prepotencia, el pensamiento único, la mentira, la mediocracia, todo a cambio de un puñado de electrodomésticos y una falsa seguridad, o si quieren construir de una vez, trabajosamente, una sociedad que viva dentro del respeto y dentro de la ley, en donde los que se esfuercen sean premiados y no castigados cotidianamente.
Eso significa Octubre, una elección de vida, claro, nada menos. Y es por esa elección de vida que prefiero quedarme en la Argentina, en vez de irme a disfrutar con Patricia Paltrow de su amor, su cómoda cama kingsize en Parkaveniú y una vida fácil, hollywoodense, mágica, de película. Pero yo sigo prefiriendo la realidad, aunque duela.

“No se inmute, amigo, la vida es dura,
con la filosofía poco se goza.
Eche veinte centavos en la ranura
si quiere ver la vida color de rosa.”
Raúl González Tuñón (1926)

Me vuelvo al ciberespacio por un rato, a jugar con Paltrow el famoso juego de la seducción. Un abrazo y hasta la Victoria Secret.

El Hombre Electrónico
(políticamente incorrecto)


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Lean aquí el prólogo y el primer capítulo de mi nueva novela, "Exiliado en el ciberespacio"


http://issuu.com/autoresdeargentina/docs/exiliadoenelciberespacio

Para quienes quieran “Exiliado en el Ciberespacio”, hay varios caminos…

• La versión “Galaxia Gutenberg” (en formato libro, en papel), que podrán adquirir en la Feria del Libro, en el stand de “Autores de Argentina”, y en poco tiempo en otra librerías, o pidiéndolo por mail a dnaszewski@gmail.com para recibirlo por mensajería en donde lo deseen.

• La versión “Galaxia Gates” (en formato digital para leer en su computadora o su netbook, en el tablet Kindle, en el iPad o en otros formas de lectura digital), ya se puede comprar en…

- Amazon - principal vendedor de ebooks del mundo - (USA)

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- Grammata (España, México, Argentina, Uruguay, Colombia) - fabricantes del e-reader Papye, el más importante de España y recién llegado a la Argentina -

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- TodoEbook - el principal portal de ebooks en español -

- Ecobook - librería del economista -

- Cyberdark - librería española –



Para terminar, el 23 de abril entre las 17 y las 19 horas estaré firmando ejemplares en la Feria del Libro, sala amarilla, en el stand de “Autores de Argentina”.

¿Cómo es y cómo vemos a la Argentina? (Carta del ciberespacio 282)


¿El mundo está equivocado?



La Argentina y sus diferentes versiones y “sensaciones” sobre los mismos hechos


¿Cuál es la realidad?

Hola gente, amigos y no tan amigos. Houston tenemos problemas. Se nos perdió la realidad, o peor, alguien se la llevó, la quiere prohibir, esconder, disfrazar, adaptar a su visión particular, imponer por decreto, manipular. En ese contexto, y aunque parezca una humorada un poco macabra, los argentinos ya ni siquiera podemos ponernos de acuerdo sobre cómo es algo tan obvio como la realidad que nos tocar vivir, o sufrir o disfrutar día a día. El resultado, por ahora, es que en la Argentina la realidad se está haciendo tan dura, dolorosa, maravillosa, hollywoodense, insoportable, ambigua, confusa, incomprensible, controversial, rosada, gris, negra, que muchos optan –sencillamente para preservarse- por tomarse unas vacaciones, por ignorarla, por salvarse individualmente (como si eso fuera posible), por meterse en su propio tupperware, por refugiarse en sus familias, sus hobbies, sus pasatiempos, sus munditos privados. Lo que le agrega al primer riesgo (ese no saber cuál es la realidad, o creer que la misma es inmodificable) un fenómeno adicional que lleva a la resignación, al ensimismamiento, al “nomeimportismo”, en una especie de “anestesiamiento colectivo” que no es frivolidad, sino un simple y humano acto de defensa, aunque la historia nos haya enseñado, una y otra vez, que ignorar la realidad puede ser peligroso, más peligroso que enfrentarla pacíficamente, aunque duela.

Pero claro, para enfrentar la realidad tenemos que estar de acuerdo sobre cómo es esa realidad. Y ese es un problema adicional: entre tanta confusión, semiverdades y semimentiras, los argentinos ni siquiera podemos ponernos de acuerdo entre nosotros sobre lo que nos está ocurriendo en este preciso momento.

· ¿El mundo es redondo o cuadrado?

· ¿Los argentinos tenemos la razón y el mundo está equivocado?

· ¿Los Estados Unidos están contra nosotros?

· ¿La culpa siempre la tiene el gobierno anterior?

· ¿Volvemos al pasado, viajamos al futuro o nos ubicamos en el presente?

· ¿Privatizamos o estatizamos? ¿O construimos de una vez un Estado eficiente, capaz de regular y promover a un sector privado competitivo y competente, en vez de querer manejarlo todo?

· ¿Hacemos siempre lo contrario a lo que hacen 9 de cada 10 países del mundo, o empezamos a ser serios de una vez y aprendemos de las experiencias ajenas con más humildad que soberbia?

· ¿Seguimos con nuestros comportamientos pendulares o nos estabilizamos en un punto intermedio, en vez de seguir peleando unos con otros, como lo hacemos hace décadas, para imponer nuestra posición de manera adolescente y caprichosa sobre el “partido de los otros”?

· ¿La inflación fue del 24/25% anual en 2010 y apunta a un 30% en este año (como lo señalan los más serios consultores privados), o el año pasado culminó en el 10,9% publicado por el Indec en diciembre pasado, y seguirá rondando este nivel a todo lo largo de 2011?

· ¿La Argentina puede crecer a tasas chinas sin ser China?

· ¿Podemos crecer como los chinos, sin tener un elevadísimo nivel de inversiones productivas que nos permita expandir la producción sin generar las presentes tensiones inflacionarias y la puja distributiva que muestra nuestro país?

· ¿Es mejor terminar como siempre en el pasado, en una recesión con alta inflación, por querer crecer demasiado, sin freno?

· ¿O es más prudente un ajuste macroeconómico serio, que podría desacelerar la economía, pero no llevarnos necesariamente a una recesión?

· ¿La economía puede seguir evolucionando con una demanda que crece por encima de la oferta, sin generar crecientes presiones inflacionarias?

· ¿Puede sostenerse por mucho tiempo un esquema macroeconómico en que el dólar suba un 5% anual y la inflación un 25% anual?

· ¿La soja puede salvarnos y compensar el creciente auge importador que viene para suplir la falta de producción interna?

· ¿Es correcto cerrar la economía y frenar las importaciones, o es mejor generar un clima de negocios que provoque más inversiones y un boom exportador?

· Etcétera. Etcétera. Etcétera.


¿Realidad, o escaparse el fin de semana?

Estos son los dilemas que tenemos por delante los argentinos. Ponernos de acuerdo o no. Ignorar la realidad y escaparnos a algún paraíso privado o ponernos a pensar (qué palabra peligrosa…) y a crecer de una vez. Imponer nuestra visión de la realidad a los demás o ponernos de acuerdo con quienes piensas diferente, abandonando la prepotencia y aprendiendo a vivir civilizadamente. Echarle la culpa a los demás, de afuera o de adentro, o empezar a preguntarnos cada uno de nosotros qué es lo que hicimos y hacemos mal. Cumplir la ley o seguir viviendo al margen de la ley.

Esos son los dilemas que enfrentamos como sociedad, amigos y no tan amigos, que es la forma de luchar sanamente contra la angustia que nos está ganando y nos lleva a aislarnos, ensimismarnos, olvidarnos, pelearnos, crisparnos, en vez de crecer de una vez, aprendiendo a respetar a los demás, a quienes piensan diferente.

El mundo no nos esperará. Sigue adelante, con lo que quedarnos es retroceder. En este momento en los países de Oriente y en muchas otras sociedades autoritarias del planeta, sus gobernantes -que sueñan con quedarse en el poder por años, por décadas, como si fueran impunes e inmortales- están aprendiendo duramente las lecciones de una globalización que es imparable, les guste o no. E intuyen que Internet y los modernos sistemas “siglo XXI” de información y comunicación no se pueden cerrar, ni prohibir por decreto. Y que la realidad no puede esconderse debajo de la alfombra.

Ese es el momento, amigos y no tan amigos., este. El mejor momento, una nueva gran oportunidad, porque el mundo ha evitado una temida depresión similar a la de los años ‘30 y empieza a acelerarse, a avanzar otra vez, curando sus heridas, enfrentando grandes desafíos (el desempleo de los países desarrollados y la exclusión de los países emergentes), lo que involucra a millones y millones de personas que parecen elegir la fórmula “capitalismo + democracia”, para incorporarse también al mercado, para consumir, estudiar, aprender, crecer e integrarse a esta hoy pequeña aldea global.

Antes de fin de año habrá elecciones. Y las dudas ya traspasan a este gobierno. Y la pregunta del millón es si la compleja herencia que dejará el actual gobierno al próximo (sea el mismo oficialismo o alguien de la oposición el que gane) tendrá la lucidez para evitar otra crisis como las vividas en el pasado, crisis más innecesaria que nunca en este excelente contexto mundial.





Esperando otra crisis a la Argentina...



Amigos y no tan amigos. Me espera Patricia Paltrow y nos vamos de vacaciones por un tiempo. Necesitamos vacaciones. Como todos. Son tiempos de reflexionar. De preguntas. Cuando tenga respuestas a todos estos interrogantes volveré con mis cartas desde el ciberespacio. Ya lo saben: no me gusta hablar de lo que no sé.

Me vuelvo al ciberespacio. Un abrazo y hasta la Victoria Secret.

El Hombre Electrónico
(políticamente incorrecto)

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Paren las rotativas (si es que todavía existen). Ya pueden comprar "Exiliado en el Ciberespacio" en ebook en Amazon.com y en Barnes & Noble...



Para comenzar, lean aquí el prólogo y el primer capítulo de "Exiliado en el ciberespacio"....

 
http://issuu.com/autoresdeargentina/docs/exiliadoenelciberespacio

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La versión “Galaxia Gutenberg” (en formato libro, en papel), que podrán adquirir en poco tiempo en varias librerías de Buenos Aires, o solicitarse por mail a danmarir@fibertel.com.ar o dnaszewski@gmail para recibirlo por mensajería en donde lo deseen.


La versión “Galaxia Gates” (en formato digital para leer en su computadora o su netbook, en el tablet Kindle, en el iPad o en otros formas de lectura digital), ya se puede comprar en “Amazon.com” y en "Barnes and Noble", y seguirán creciendo los sitios para obtenerla.
Sólo hay que buscar Exiliado en el ciberespacio en esos sitios y seguir las instrucciones.
Hasta la Victoria Secret.



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