Carta desde el Ciberespacio número 178, del 3 de julio de 2008

La Argentina sigue retrocediendo…
Mientras Colombia sigue avanzando

El nuevo mapa de América latina

Hola gente, amigos y no tan amigos. Ayer me llamó Patricia Paltrow desde su buró de la Calle de la Pared. Estaba llorando, lagrimeando, y yo, que no entendía qué le ocurría, me asusté. “¿Bernanke bajó otra vez las tasas?”, “la soja ya llegó a 700 dólares en Chicago gracias a otra táctica genial de Kristina”, le pregunté, tratando de comprender ese estado de fragilidad de Pato, en donde su rol de mujer cosmo, globalizada, ganadora y exitosa, le deja lugar a veces a una mujer de una enorme fragilidad. Debo aclarar que no soy bueno para las adivinanzas, y que una mujer llorando me puede. Pero no, no lloraba de tristeza, sino de alegría. Me contó la buena noticia; que el Gobierno Colombiano, con sus fuerzas armadas, habían liberado a Ingrid Betancurt luego de más de 6 años de vivir en el inmenso campo de concentración bananero en que se ha convertido parte de la selva de aquel país. Junto a ella, los muchachos del Ejército se trajeron a otros 11 prisioneros colombianos (la mayoría de ellos policías y oficiales militares), y de paso, liberaron a tres ciudadanos norteamericanos que estaban allí de rehenes, también hacia tiempo. Hasta una especie de coatí, o alguna criaturita de Dios de ese estilo, se trajeron los muchachos del Ejército. Claro, era la mascota de uno de los soldados, que no se quiso desprender de ella luego de tantos años de convivencia selvática. Eran las 17 horas, más o menos, y Paltrow seguía llorando feliz, conmovida por lo que comenzó a verse por las cadenas de noticias sobre las características de esta operación “cero bala, cero muertes” que elevaron a los servicios de inteligencia colombianos y a sus fuerzas de seguridad al nivel top ten mundial de los operativos militares de rescate, junto con la Mossad, el MI5 y otros pocos grupos de elite profesionales.

Ingrid Betancurt recién aterrizada en base militar colombiana, luego se ser rescatada, acompañada de su madre y el ministro de Defensa

Yo estoy en cama hace dos semanas con una bronquitis de aquellas, así que una de mis actitividades habituales de estos días es mirar televisión (de paso les anticipo que esta carta será muy breve, en honor a los sucesos mencionados). Dado este detalle, me dediqué a mirar televisión desde aquel momento en que me llamó Pato hasta la madrugada. Debo decirles que no podía dejar de admirar lo que veía, de envidiarlo sanamente. No podía dejar de emocionarme y llorar como un tonto cada vez que Betancurt hablaba (ya libre) con su sencillez, humanidad, inteligencia y ahora una pizca de sabiduría que se trajo de la selva junto a su diccionario y su cepillo de dientes (y cero síndrome de Estocolmo afortunadamente, hay que decirlo). No pude dejar de admirar la brillantez y la aparente sencillez del operativo militar al que se dieron el lujo de llamar “Jaque”, demostrando con ello adónde apunta esto. Hubo allí, en las sucesivas apariciones de prensa de los rescatados, algunas desprolijidades, apurones, momentos tensos, otros cansadores, pero todo quedaba como limpio y purificado cuando la Dra. Betancurt, otra vez, tenía que contar parte de la dolorosa historia vivida. Y estaba radiante. Y no ahorró adjetivos ni para los militares ni los funcionarios ni para el mismísimo Presidente Alvaro Uribe. Un hombre no muy grande físicamente, muy prolijo y respetuoso, quien debajo de su trajecito de juez siempre prolijo parece guardar la energía, la dignidad y el coraje que ya muchos, pero muchos, dirigentes políticos argentinos quisieran tener aunque sea en un porcentaje del 5%, para no exagerar demasiado... Recordé entonces un mediodía de hace 4 años en que salíamos del ciclo económico del Ciclo Broda y estábamos haciendo los comentarios de despedida de una reunión que había sido muy crítica porque acababa de aparecer el tema Axel Blumberg en escena. En Cerrito y Viamonte, en la vereda, estábamos Broda, sus hijas Vanessa y Andrea, Ricardo López Murphy y no recuerdo quien más. Y comenté, de puro inocente y desinformado que soy, que “en el tema secuestros empezábamos a estar peor que en Colombia”. No recuerdo si Vanessa, o Andrea, una de ellas, me miró enojada y me corrigió: “no te equivoques Daniel, Colombia es un país que está mejorando la calidad de sus instituciones y enfrentando con la ley en la mano al terrorismo de las Farc". Y me explicó lo que estaba ocurriendo en Colombia y que yo desconocía, y que de alguna manera acaba de cristalizar luego de años de trabajar estratégicamente para el futuro, para llegar adonde acaban de llegar, que es a un éxito militar sin precedentes, sin heridos, sin disparar una sola bala, sin venganza con los que quedaron de las Farc en aquel campamento selvático y desorganizado adonde llegaron, aterrizaron, cargaron a sus rehenes y se fueron 21 minutos después. El nuevo Mapa Y anoche, a las dos de la mañana entendí que está pasando y lo que vendrá. La CNN seguía con la cobertura impecable de todo lo que estaba ocurriendo. Transmitían una larga, curiosa y también emotiva reunión presidida por Alvaro Uribe en persona, quien con respeto y admiración, hizo contar a cada uno de los militares que estaban allí cuál había sido su misión, agregando comentarios para hacer clara la película de lo que había ocurrido y elevando respetuosamente y sin olvidar que era el Presidente y el jefe de todos aquellos hombres. Estaban allí también los 12 rescatados (los norteamericanos ya iban hacia Home sweet home), y cada uno de ellos contó quién era, su experiencia, su alegría de estar allí y no en la selva, y todos mostrando cómo había sido su propia película en aquellos 15 minutos de fama. Los tipos regalaban dignidad por los cuatro poros, algunos no sabían expresarse, pero quedó claro eso, que la dignidad fue la materia prima que los salvo de quebrarse. Todos. Desde Ingrid Betancurt hasta el último soldadito. Era para llorar, pero de alegría, y de hecho mientras veía esto estaba conectado con Paltrow que estaba en su casita de Niú York, Niú York, íbamos comentando todos aquellos sentimientos que nos despertaba lo que estábamos viviendo. Lo primero que entendí anoche es que el 11 de septiembre de 2001 algo nos pasó a cada uno de nosotros, habitantes de este mundito globalizado. En mi caso, yo envejecí unos años y perdí parte de la confianza en el ser humano y en el futuro. Fue en el exacto momento en que veía como la Torre Dos (creo que esa fue la primera en caer) se desvanecía ante nuestros ojos y se derrumbaba para siempre un símbolo claro de la modernidad. Pronto habrá un edificio mayor aún en su reemplazo, pero mi sensación fue esa: si había seres humanos capaces de matar con esa crueldad, de usar un avión comercial como arma de guerra, el precio del futuro y de la vida misma acababa de ser severamente devaluado. Y ayer, repentinamente, me ocurrió el proceso inverso. Escuchando hablar con su frescura y sabiduría a Ingrid Betancurt ante los periodistas (les recomiendo este video corto http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1026964) sentí que volvía a creer. Y viendo y escuchando a aquellos militares capaces de un operativo como el “Jaque”, y a los rescatados, sentí que empezaba a creer nuevamente en el ser humano. Podrá parecerles una desmesura lo mío, ¿qué son 3000 muertos contra 15 personas? Y sin embargo, la señal de respeto a los derechos humanos, de valentía, de felicidad no escondida, de orgullo bien ganado que exhalaban aquellos militares habitualmente duros y anoche emocionados como todos, la manera sencilla con que Uribe construyó una “película” para explicarle al mundo lo que había ocurrido. Los tipos venían de jugarse la vida, y no se abusaron de la ventaja que les daba el campamento que quedaba solitario para terminar con los dementes y delincuentes de las Farc. Pudieron convertirse en caníbales, como sus enemigos, pero eligieron no hacerlo. Eligieron seguir siendo seres humanos. Los argentinos, los de un lado y del otro, debiéramos aprender esa lección, de paso. Eso, eso, es lo que me devolvió la fe que había perdido el september eleven.

Pudieron convertirse en caníbales, como sus enemigos, pero eligieron no hacerlo. Eligieron seguir siendo seres humanos

Lo segundo que entendí es sencillo, tan obvio, que en dos líneas se explica. América latina cambió ayer definitivamente. De un lado quedaron los países que miran hacia delante, hacia el progreso y la civilización. Allí están Chile, Perú, Colombia, Brasil, México, Panamá, Uruguay y posiblemente Paraguay, además de la gran mayoría de los pequeños países de Centroamérica (seguro me olvido de alguno). Del otro lado quedaron debilitados, sin palabras (aunque ya inventarán algo para autoconvencerse) los cuatro chiflados. Chávez con su revolución fuera de época y de moda. Evo Morales, que por ahora casi logró llevar a su nación al desmembramiento. Ecuador, un clon de Chávez, y ambos hasta hace pocas semanas defensores de las Farc.

Y claro está, queda la Argentina, cuya sociedad lucha por mantener la dignidad frente a un gobierno ganancial que ni entiende el sencillo significado de esa palabra, dignidad, ¿hay que decirlo?, tan ocupado como están en inventarse una realidad a su medida y llamarla presuntuosamente "la verdad" (¿será un síntoma de locura?), y creer que es su único dueño, y creer también que el poder de la democracia es un atributo divino que les da carta blanca para hacer cualquier cosa, aunque sea antidemocrática.

Como lo dirían mis amigos del bar de los Trufos, aquellos que siguen teniendo principios, “esta vez ganaron los buenos”... Esa es la buena noticia.

Néstor Kirchner y Hugo Chávez rumbo a la selva para intentar salvar a Ingrid Betancourt, seis meses atrás

Amigos y no tan amigos, para terminar, a partir de ahora seguirán recibiendo mis cartas como todos los jueves, pero además tendrán la posibilidad de consultar algunas cartas anteriores, y dejar allí sus opiniones, en el blog que me construyeron desde EEUU mi hija Mariana y su novio Gastón, de regalo del día del padre. Fue un regalo inesperado, conmovedor, quitándole tiempo a sus propias actividades. Y eso, también, fue otra de las cosas que me hicieron pensar con mayor confianza en el futuro, en un mundo que está empujando a alguna juventud a vivir el momento, ya que no creen en la palabra mañana. El link, para que pongan en su lista de favoritos, es, obviamente… http://www.elhombreelectronico.blogspot.com/ Un abrazo, El Hombre Electrónico