Carta desde el ciberespacio 174

Sobre escorpiones, ranitas y otras criaturitas de Dios
Demasiada coherencia…

Hola gente, amigos y no tan amigos. Siempre me pregunté si la coherencia a lo largo de la vida de una persona es una virtud o un defecto. El mantenimiento de ciertos principios en los que creemos y que defendemos me parece una actitud valiosa y sumamente respetable, aunque siempre debe mantenerse, en mi opinión, una actitud crítica y dudar de todo lo que pensamos, para ser capaces de cambiar, de volver atrás, de admitir nuestras equivocaciones, si las hubo, y de pedir disculpas.
Esto me parece que vale mucho más, aún, cuando hablamos de nuestras ideas, de nuestra visión del mundo, de nuestras ideologías, para usar una palabra otra vez de moda.
Hay sin embargo quienes hacen de la palabra coherencia una forma de vida. “Cambiar está mal”, lo que vale es ser siempre los mismos, pensar siempre igual, ser inflexibles pese a los cambios que la realidad nos pone frecuentemente delante de nuestras narices.
Para quienes son así, para quienes este tipo de “coherencia” es un rasgo de su carácter, casi un estilo de vida del que incluso algunos se vanaglorian, conceptos como la tolerancia, el respeto a quienes piensan diferente, el pluralismo, atreverse a cambiar de ideas si nos convencen que estamos equivocados, aprender de los errores para no chocar siempre con la misma piedra como el famoso Sísifo de las tragedias griegas, son conceptos peligrosos, casi subversivos o golpistas, para personas “blandas”, casi inferiores frente a la supuesta superioridad de los “coherentes”, que siempre creen ser los dueños de la verdad y, para peor, tratan de imponérsela a los demás, por las buenas o por las malas.
Desde que comencé a escribir estas cartas desde el ciberespacio, a mediados del año 2004, e incluso desde antes, cuando aún me desempeñaba en el diario El Cronista como Editor, manifesté una y otra vez mi preocupación por la excesiva soberbia que observaba en el entonces Presidente Néstor Kirchner, en su mujer y en el equipo de colaboradores más cercanos que los rodeaban. Hablaban siempre como si tuvieran la verdad revelada, confrontaban con quienes pensaban diferente a ellos, se peleaban con los líderes políticos, con los funcionarios y hasta con los hombres de negocios de la gran mayoría de los países del mundo, además de hacerlo también con sus equivalentes locales que no pensaran como ellos, y parecían ya desde entonces siempre dispuestos a doblar la apuesta, a cantar truco, retruco y quiero vale cuatro se tratara de lo que se tratase. Como si fueran adolescentes de cuarenta años, digamos. Lo importante era y es ganar, siempre, no importando el precio. Es así que en función de esta supuesta “coherencia” hoy el país aparece dividido, crispado, confrontador, malhumorado, y esto me recuerda con mucho dolor a lo que todos los que tenemos más de cincuenta años vivimos en la década del setenta. Quienes nos gobiernan hoy, elegidos legalmente en elecciones democráticas (o no tanto, si se consideran las desprolijidades conocidas en todo aquel proceso) parecen haberse quedado en aquellos años setenta. Sus ideas son las de entonces, con lo que están reabriendo viejas y dolorosas heridas que no nos conducen a nada, salvo a enfrentar a los argentinos, otra vez, unos contra otros.
¿Cambiarán?, es la pregunta que se hacen muchos hoy. ¿Serán capaces de percibir la realidad en algún momento? ¿Admitirán que la gente común está hoy aterrorizada por una inflación en ascenso que creíamos derrotada -y que ha vuelto, pese a que sea negada desde el oficialismo-. ¿Seguirán buscando desesperadamente algún culpable para responsabilizarlo por su política monetaria, fiscal y de ingresos sumamente expansiva, en un contexto de inversiones productivas insuficientes para seguir creciendo al anhelado 8 o 9% anual? ¿Aceptarán que esta inflación creciente está volviendo a aumentar los niveles de pobreza e indigencia, luego de varios años de una innegable mejora en estos indicadores sociales? ¿O seguirán despegados de la realidad, sosteniendo lo que quieren creer y calificando a todos los que piensan diferente de miembros de una conspiración inexistente?
En los últimos años, varias veces los analistas políticos, los expertos en estos temas, los periodistas especializados y hasta la gente común, se esperanzaron una y otra vez en que éste gobierno se suavizaría, que prestaría más atención a las señales de la realidad. Ocurrió cuando apareció el padre de Axel Bloomberg en escena, implorando seguridad para todos los argentinos. Ocurrió cuando en Misiones hubo un intento fallido de re-reelección eterna (…). Ocurre ahora, cuando el campo intenta concertar de buena fe con el gobierno una política fiscal que no sea confiscatoria y, como consecuencia, de sesgo anti-productivo y anti-inversor.
En cada uno de esos casos, el gobierno pareció ablandarse, mostrarse más tolerante y pluralista, menos soberbio, y hasta aceptar algunos cambios al mejor estilo gatopardista. Y los argentinos, genuinamente, se ilusionaron en con que el equipo Kirchner se desprendería de una vez los D’Elía, que dejaría sus relaciones carnales con Hugo Chávez, que sería capaz de percibir las señales evidentes de la realidad, y de discernir con más inteligencia quienes son los amigos y quienes no. Luego, llegó la desilusión, otra vez. Es el problema de ilusionarse.
Les copio, a continuación, la carta desde el ciberespacio número 116, escrita hace un año y medio (el 23 de noviembre de 2006), que reflejaba, otra vez, mi percepción inicial sobre el fondo del problema, a través de la vieja y conocida metáfora de la ranita y el escorpión…

Un abrazo,





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(Foto La Nación)


Adiós a las reelección indefinida y a los gobernadores perpetuos, cambios positivos en la Corte Suprema, Cristina Presidente, chau D’Elía, distanciamiento de Venezuela, acercamiento a los Estados Unidos...

¿Hay un nuevo Kirchner después de Misiones?


Gente, amigos y no tan amigos. Hoy es en los Estados Unidos el Día de Acción de Gracias, de nada, así que Patricia Paltrow hoy no trabaja, está cocinando a lo pavo en su casa, bueno, casa lo que se dice casa no, sino un bonito departamento de Park Ave., merecidamente ganado comprando y vendiendo bonitos y stocks emergentes, y claro, habiendo heredado previamente de daddy una porción de un pequeño banquito familiar que vendió en los gloriosos noventa, cuando las fusiones y adquisiciones estaban a la orden del día y todas las semanas se batían récords, aquí y allá.
Patricia Paltrow me envió hace un rato un mail muy lindo, preguntándome si Néstor Kirchner realmente cambió su personalidad luego de Misiones, la pregunta del millón. Y dándome sus ideas al respecto. Les copio el mail de Pato, escrito esta misma mañana antes de ponerse a cocinar los dos pavos, la calabaza y todo eso para sus invitados. Debo aclarar que a mi también me invitó, pero no podía ir por ahora, yo no tengo un banquito, ni medio banquito. Lástima, por lo de Paltrow, claro.


“Jelou homos electrónicus flaquitus,

Baby, este no es un mail amoroso, sólo dudoso, preguntador y curioso, vos me conocés, tengo una pregunta que onlyiuuuu podrás contestar, no podré dormir hasta que tenga una respuesta razonable, vos sabés que si estuviéramos juntos no te dejaría dormir hasta que encontráramos o encontrásemos una respuesta a la pregunta del millón, claro que me conocés, todo lo que se puede conocer a una mujer cosmo, que no es demasiado. De paso, no te dejaría dormir por otros motivos, claro, además nunca me respondiste si ronco o no ronco cuando duermo y desde aquel día, para hacerlo, tengo que tomar 0,025 mg de rivotril, sino no me duermo del pánico a roncar, es que se trata de un tema importante para una mujer como yo, imaginate que se enteren mis clientes en el banco que ronco, me perderían el respeto, ya no me creerían cuando les digo que me gusta más un ETF de China que uno de BRIC, dadas las circunstancias en donde lo único seguro es que los chinitos seguirán creciendo, inundando el mundo con exportaciones de todo todito (ese sería el plan A) o con un aumento del consumo interno para alimentar a los 300 millones de personitas que se suman al mercado a cada rato (este es el plan B), a la velocidad de mi notebook, que ya viene preparada con 1 jiga para cuando lancen el Windows Vista. Del plan C ni hablar, no querrás que te lo cuente en la noche previa al naigtsgivingday, aterroriza, es para noche de brujas.
Pero antes tengo una buena noticia para mi, gordito, estoy en jeans cómodos y mañana todo el día igual, nada de trajecito para la ofi, el capitalismo es cruel, cuando sea Presidenta voy a proponer que todos los días sea un cashualdai, esa será mi primera política de Estado, trabajaremos mucho y aumentaremos la productividad, pero en jeans. Tengo un amigo, amigo amigo, claro, que estudió conmigo en Chicago que hizo una riserchhhh sobre las estrategias para aumentar la productividad de la gente que trabaja, y entre sus conclusiones está justamente esto del cashualdai todos los días. El estudio demostraba una correlación entre comodidad al vestir y productividad, y proponía hacer que la gente se vista de trajecito sólo los fines de semana, como si tuvieran un casamiento todos los sábados, pero claro, aquí habría que hacer una enmienda constitucional para implantar esa costumbre dada la tradición de los cuellos blancos y cuellos azules, no es como ustedes que pueden declararlo por Decreto de Necesidad y Urgencia, que de eso entienden, total, el Congreso está ocupado aumentándose el sueldo, y gastando a cuenta.

Te mando la preguntita del millón, pero antes de la preguntita, te mando para que me extrañes más una foto en jeans, me la saqué a mi misma con el telefonito nuevito con camarita de fotitos incorporadita, ¿no es una maravilla este mundito? Sé que la vas a reconocer por mi mano en el bolsillo, claro. Y mi dedito con las uñas siempre cortas y prolijitas. Me gustó, yo las llamo “fotos para extrañarte mejor”, como diría el lobo feroz.




Eniuai, gordito, la pregunta es simple... ¿Cambió genuinamente el Presidente Néstor Kirchner luego de las elecciones en Misiones? ¿Es cierto que repentinamente ya no le interesa taaaaanto el Poder y promueve que su mujer, la primera dama, sea la próxima candidata a Presidente de la Nación, con lo que quedaría todo en familia? ¿Se volvió más tranquilo, reposado, reflexivo y respetuoso de las instituciones el hombre mirando al sudeste? ¿El Presi finalmente aprende de sus errores? ¿Podemos creer que declinó sus ambiciones hegemónicas y populistas al percibir los límites expresados por la sociedad? ¿Ya le llegaron las encuestas de Rosendo, y otras, que revelan que su imagen empeoró? ¿Está jugando como el Gatopardo a cambiarlo todo para que nada cambie? ¿Percibió que si seguía con su estilo confrontativo e intransigente terminaría peleado con 98% de los países del planeta tierra, más aledaños? ¿Algún encuestador inseguro le prestó el clásico libro “¿Cómo ganar amigos”, de Dale Carnegie? Oia, no fue una pregunta, fueron varias, flaquito gordito, pero yo sé que me entendés lo que quiero saber, que es si nuestro querido Mister President está haciendo un paréntesis en su argentine uei para conseguir lo que quiere y continúa prefiriendo la Fama al Bronce o, por el contrario, iba en la Ferrari a 230 km por hora, como Al Pacino en Perfume de Mujer, y nadie le avisó que venía una esquina, digamos que una encrucijada en la vida.

Amorcito, necesito tu respuesta mañana a la mañana, porque aquí tengo algunos inversores de largo plazo que me preguntan si se animan o no se animan a poner unas monedas en la Argentina, ahora que algunos dicen que el Presidente parece haberse enseriado un poco y se muestra más respetuoso de las instituciones, y hasta más tolerante, y hasta menos intransigente que el Presidente de Uruguay, jeje, mirá quien habla también, hasta habla más calmado (¿le habrán dado 5 dosis 5 de rivotril 0,5 por día?).
Y claro, me lo preguntan a mí, a tu famosa Paltrow, esa, la de los short jeans agujereadas científicamente, Obvio, los tipos saben adonde preguntar, vos sabés que yo ceno los martes con un grupo de amigos y no tan amigos, y el próximo me toca hablar a mi a la hora de los deserts, o antes, no sé, mejor antes así no engordo, me tengo que lucir, son tipos que representan a los grandes grupos económicos (como diría K), esos tan odiados y envidiados y necesitados por él Gobierno, no sólo por su mani-market sino porque suelen ir y venir con inversiones en serio, las de largo plazo, no de las de mentiritas, sino esas que te mejoran la productividad y la competitividad sin necesidad de dólar recontra-.alto, gracias a sus tecnologías, sus equipos, sus procesos, su calidad de productos, sus innovaciones, todas esas inversiones que nosotros (al final yo soy una argie también, aunque global, claro) necesitamos ahora que el boom de la construcción se desacelera, justo cuando queda claro que eso, y la soja, y los autos, eran el motor de la recuperación dudosamente llamada crecimiento económico. De paso, baby, ¿crecimiento es cuando hay aumento del PIB o sólo cuando hay aumento de las inversiones reproductivas, de esas que te hacen ampliar la capacidad instalada?, jeje, es una metáfora para pensar, yo sé que te va a gustar esa preguntita también. No te hablo de lo que dicen las cuentas nacionales, cariño, sino del sentido común.
Bueno, hombre electrónico, eso es todo por esta hora, sigo con los pavos, no sé porque no llamé a Gucci para que me traigan una cena de acción de gracias delivery, me metí en un lío colosal, no sé cómo se maneja la cocina ésta de mi cocina (creo que es eléctrica, o a gas, ahora voy a saberlo, cualquier cosa col nainnainuan), ni cuanto tiempo los tengo que dejar en el horno, pero alguien me dijo que los pavos te avisan con un pitido cuando están listos, como si fueran un mensaje de texto de un celular. Ah, de paso, ¿tengo que matarlos antes o los puedo poner vivos y pedirles que se queden allí hasta que se duerman?, dale, flaquito, explicame, ayudame porque yo no sé caminar y comer chicle al mismo tiempo, puedo saber de bonitos e inversiones, de sandalias de la Quinta (avenida, claro, del largo de polleras que hay que usar y todo, pero no me pidan que cocine para 7 personas en el gnaitgivignsdai, ni encima pretendan que esté rico. Lástima que seremos 7, faltás vos, el 7 no me gusta eso, número para aprobar pero no para ser felices, dale, vení, aunque ya es tarde, salvo que lo hagamos por videocámara con skype, eso, luego de la cena hablamos, menos mal que un hombre inventó el lavaplatos, claro, se le ocurrió dos días después de divorciarse, Obvio. Espero RSVP, rápido. Es que te extraño un poco, me empieza a cansar esto de ser una mujer globalizada, hoy por ti, mañana por mí, siempre en el avión, ir y venir por el planetita, vernos un finde si, dos findes no, me está agotando esto de los aviones aunque sea en first, la valijita con ruedas, y cargar mi Vaio (mi segundo amor), aunque pese menos de dos kilos, y dormir sola, sobre todo eso, hasta toleraría escucharme roncar, y que me escuches, si es que ocurre, cosa que no creo, antes de dormirme como todas las noches con un DVD que ya me los ví todos. Un beso en la comisura, de tus labios, dos, al lado de, baby. Paltrow”.



Amigos y no tan amigos, mi respuesta, políticamente incorrecta, claro, es el viejo chiste del Escorpión..., lo dije hace dos años, hace tres años también, le aposté una comida a Vicente Massot y todo, pero nada, cada uno tiene su propia teoría, cada maestrito con su librito.


Así que hace un rato le respondí a Pato con mi viejo y conocido chiste del escorpión... Se los recuerdo. Había una vez...

...un escorpión mirando cómo podría cruzar un río, cuando vio una rana que reposaba tranquila sobre una piedra, al sol. Para hacerlo corta, el escorpión le propuso a la simpática, dulce e inocente ranita, buena ranita, que lo ayudara a cruzar a la otra orilla cargándolo sobre su espalda, proponiéndole a cambio conseguirle 5 planes jefe de hogar, una dentadura postiza, un crédito y otros regalitos inmerecidos. “No -repuso la rana-, pues si te llevo encima aprovecharás para clavarme tu aguijón y matarme”. Pero el escorpión, que había estudiado técnicas de persuasión en la universidad de la vida, le dijo que... “no seas tonta, ranita, si te mato moriría yo también ahogado”. La rana se convenció viendo la lógica de la respuesta y considerando segura la situación. El escorpión no iba a ser tan tonto de suicidarse haciendo una cosa así. Sería muy tonto, pensó. Sin embargo, cuando llevaban la mitad del trecho por el río la ranita sintió una fuerte punzada, que no era una lumbalgia precisamente, y empezaron rápidamente a flaquear sus fuerzas, y en el momento mismo antes de comenzar a hundirse todavía tuvo la fuerza para peguntarle al escorpión porqué había hecho eso. “¿No ves que vamos a morir los dos?, agregó, antes de empezar a hacer glup glup. “Lo siento –respondió el escorpión sin saber si alegrarse o entristecerse por lo que había hecho-, no lo pude evitar, está en mi naturaleza”. Y la historia termina así, con glup glup glup glup....

Una aclaración final. Leyendo esto acabo de darme cuenta que yo también soy un escorpión, que no puedo con mi naturaleza, que tengo una grave compulsión a decir lo que pienso, siempre respetuosamente, claro (ya lo habrán adivinado): me inquieta pensar que a Kirchner le gustaría ser Rey o Emperador, como al famoso Carlitos, todo eso por ayudar a los desposeídos, claro, lo que ocurre es que el hombre ahora anda con las defensas bajas, pero cuidado, a lo mejor toma vitaminas. La pregunta del millón, entonces, no es si K está más institucionalizado y sólo se “conforma” con ser el esposo de la Presidenta (lo que en este caso “se igual”, como decimos en el café), sino si la oposición seguirá jugando a la mezquindad, en vez de darse cuenta que lo que peligra aquí no es la economía, estúpido, ni la recuperación, ni el crecimiento, ni los superávit gemelos, sino algo más sencillito, la democracia dendeveras, la tolerancia, el pluralismo, el derecho a pensar diferente, como bien lo enseñan los muchachos de Apple.

Eso es todo, me voy a comer pavo a lo de mis amigos Paul y Vicki. Yo también tengo mis amigos de los Usas, quienes esta noche, luego de agradecer, luego del silencio, luego de las emociones del día, luego de la cena y las nostalgias y los recuerdos y la calabaza, volverán a decirme “hombre electrónico, con estos controles de precios, con estos riesgos institucionales, con un peligro increíble de guerra subdesarrollada con sus hermanos uruguayos porque la escalada no se detiene, ¿porqué íbamos a invertir en la Argentina?, estando tan cerca Chile, Uruguay, Brasil, Colombia, incluso el Perú de Alan García”...

Uia, tengo que cambiarme, llego tarde y además anunciaron alerta meteorológico, de hecho, en vez de oscurecer el cielo se está poniendo de un color raro y apareció el arco iris. Lo voy a llamar a Al Gore para preguntarle si me visto de verano o de invierno, y si llevo el paraguas gigante para el auto, por si graniza, claro, todavía tengo los bollitos anteriores. Claro que también puedo llamar a algún amigo de Gualeguaychús, ellos si saben ecología, nacieron sabiendo, de hecho, casi como si fueran argentinos. ¿Les habrán explicado que respirar, andar en auto, vivir, producir, calefaccionarse, criar vaquitas, toda actividad humana es contaminante en mayor o menor medida? Si, eso fue tu mach fuerte, mejor un abrazo y chau,
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